’ Y lo siguió una muchedumbre ’



¡Alegrarnos con el bien!

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’ Y lo siguió una muchedumbre ’
Religión
Enero 22, 2020 23:17 hrs.
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La Palabra de Dios

Jueves 23 de Enero 2020

Primera lectura

1 Sm 18, 6-9; 19, 1-7
En aquellos días, cuando David regresaba de haber matado al filisteo, las mujeres de todos los poblados salieron a recibir al rey Saúl, danzando y cantando al son de tambores y panderos, y dando grandes gritos de alegría. Al danzar, las mujeres cantaban a coro:
’Mató Saúl a mil,
pero David a diez mil’.
A Saúl le cayeron muy mal esas palabras y se enojó muchísimo y comentó: ’A David le atribuyen diez mil, y a mí tan sólo mil. Lo único que le falta es ser rey’. Desde entonces, Saúl miraba a David con rencor.
Un día, Saúl comunicó a su hijo Jonatán y a sus servidores que había decidido matar a David. Pero Jonatán quería mucho a David y le dijo a éste: ’Mi padre Saúl trata de matarte. Cuídate, pues, mucho, mañana por la mañana. Retírate a un lugar seguro y escóndete. Yo saldré con mi padre por el campo donde tú estés y le hablaré de ti; veré qué piensa y te lo avisaré’.
Habló entonces Jonatán a su padre en favor de David y le dijo: ’No hagas daño, señor mío, a tu siervo David, pues él no te ha hecho ningún mal, sino grandes servicios. Arriesgó su vida para matar al filisteo, con lo cual el Señor dio una gran victoria a todo Israel. Tú mismo lo viste y te alegraste. ¿Por qué, pues, quieres hacerte reo de sangre inocente, matando a David sin motivo?’ Al oír esto, se aplacó Saúl y dijo: ’Juro por Dios que David no morirá’.
Entonces Jonatán llamó a David y le contó lo sucedido. Luego lo condujo ante Saúl, y David continuó a su servicio, como antes.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor Jesús

Salmo Responsorial
Salmo 55
R. (5bc) En el Señor confío y nada temo.
Tenme piedad, Señor, porque me acosan,
me persiguen y atacan todo el día;
me pisan sin cesar mis enemigos;
innumerables son los que me hostigan.
R. En el Señor confío y nada temo.
Toma en cuenta, Señor, todos mis pasos
y recoge mis lágrimas.
Que cuando yo te invoque, el enemigo
se bata en retirada.
R. En el Señor confío y nada temo.
Yo sé bien que el Señor está conmigo;
por eso en Dios, cuya promesa alabo,
sin temor me confío.
¿Qué hombre ha de poder causarme daño?
R. En el Señor confío y nada temo.

Aclamación antes del Evangelio
2 Tim 1, 10
R. Aleluya, aleluya.
Jesucristo, nuestro Salvador, ha vencido la muerte
y ha hecho resplandecer la vida por medio del Evangelio.
R. Aleluya.

Evangelio
Mc 3, 7-12
En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, seguido por una muchedumbre de galileos. Una gran multitud, procedente de Judea y Jerusalén, de Idumea y Transjordania y de la parte de Tiro y Sidón, habiendo tenido noticias de lo que Jesús hacía, se trasladó a donde él estaba.
Entonces rogó Jesús a sus discípulos que le consiguieran una barca para subir en ella, porque era tanta la multitud, que estaba a punto de aplastarlo.
En efecto, Jesús había curado a muchos, de manera que todos los que padecían algún mal, se le echaban encima para tocarlo. Cuando los poseídos por espíritus inmundos lo veían, se echaban a sus pies y gritaban: ’Tú eres el Hijo de Dios’. Pero Jesús les prohibía que lo manifestaran.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús

Reflexión del Evangelio de hoy

¡Alegrarnos con el bien!
La liturgia de hoy nos sitúa ante el bien y las diversas actitudes que éste puede suscitar. Una llamada a percibir que el bien, venga de donde venga, siempre es objeto del amor y del compromiso con la vida.

En la primera lectura, se nos presenta que ante el reconocimiento que el pueblo (las mujeres) hacen a David, Saúl experimenta celos y busca constantemente destruir su popularidad, incluso acabar con su persona. Sin embargo, este corazón herido en el propio orgullo es orientado por su hijo Jonatan, que le ayuda a reflexionar y percibir el bien que ha sido realizado, la alegría que el mismo Saúl experimentó, y el mal que anida en el deseo de matar a David. Dejarse ayudar ante las situaciones que nos hieren, aceptando la verdad, es un desafío cotidiano para el ser humano.

Y lo siguió una muchedumbre
Los versículos del Evangelio de hoy son un resumen de la acción evangelizadora de Jesús. De repente, Jesús se siente acosado por visitantes que provienen de diferentes lugares: del norte, del sur, del este, del oeste… Su popularidad ha crecido. El movimiento que surge es mayor que el de Juan el Bautista. Esta multitud eran los excluidos y marginados de la sociedad. Los rechazados en la convivencia social son ahora acogidos por Jesús. Él es la esperanza, su forma de actuar, de enseñar, toca los corazones, llega al corazón, porque Él es el Hijo de Dios.

De repente, Jesús es una ’sensación’… la fama le rodea… Pero Él no quiere popularidad: ’les prohibía severamente que lo diesen a conocer’.

Todo esto se vive en un gran contraste con lo presentado por el Evangelio estos días: el enfrentamiento con los fariseos, herodianos, con aquellos que tenían poder civil y religioso. Los celos y el miedo a perder popularidad y estatus, ciegan de tal forma que impide ver la presencia de la novedad del Reino de Dios. No consiguen percibir que Dios estaba en medio de ellos.

Un hombre pregunta...
¿Dónde está Dios?... Se ve, o no se ve.

Ahí está Dios, en ti;
pero tienes que verle tú.
De nada vale quién te le señale,
quien te diga que está en la ermita,
de nada.

Huye de las manos del que reza, y no ama;
del que va a misa, y no enciende a los pobres
una vela de esperanza.
Suele estar en el suburbio a altas horas de la madrugada,
en el Hospital, y en la casa enrejada.

Dios está en eso tan sin nombre que te sucede
cuando algo te encanta.
Pero, de nada vale que te diga
que Dios está en cada ser que pasa.

Si te angustia ese hombre que se compra alpargatas,
si te inquieta la vida del que sube y no baja,
si te olvidas de ti y de aquéllos, y te empeñas en nada,
si sin porqué una angustia se te enquista en la entraña,
si amaneces un día silbando a la mañana
y sonríes a todos y a todos das las gracias,
Dios está en ti, debajo mismo de tu corbata.

(Gloria Fuertes. Fragmentos ’Un hombre pregunta’ - de Antología, incluida en Obras completas, editorial Cátedra, 1984)

Hna. Ana Belén Verísimo García OP
Dominica de la Anunciata


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