’ Dad a Dios lo que es de Dios ’



Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios

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’ Dad a Dios lo que es de Dios ’
Religión
Junio 01, 2020 19:15 hrs.
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La Palabra de Dios

Martes 2 de junio 2020

Primera lectura
2 Pedro 3, 12-15. 17-18
Hermanos: Piensen con cuánta santidad y entrega deben vivir ustedes esperando y apresurando el advenimiento del día del Señor, cuando desaparecerán los cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos.

Pero nosotros confiamos en la promesa del Señor y esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en que habite la justicia. Por lo tanto, queridos hermanos, apoyados en esta esperanza, pongan todo su empeño en que el Señor los halle en paz con él, sin mancha ni reproche, y consideren que la magnanimidad de Dios es nuestra salvación.

Así pues, queridos hermanos, ya están ustedes avisados; vivan en guardia para que no los arrastre el error de los malvados y pierdan su seguridad. Crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. A él la gloria, ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor


Salmo Responsorial
Salmo 89, 2. 3-4. 12-13. 14 y 16
R. (1) Tu eres, Señor, nuestro refugio.
Desde antes que surgieran las montañas,
y la tierra y el mundo apareciesen,
existes tú, Dios mío.
desde siempre por siempre. R.
R. Tu eres, Señor, nuestro refugio.
Tú haces volver a polvo a los humanos,
diciendo a los mortales que retornen.
Mil años son para ti como un día,
que ya pasó; como una breve noche. R.
R. Tu eres, Señor, nuestro refugio.
Setenta son los años que vivimos;
llegar a los ochenta es más bien raro;
pena y trabajo son los más de ellos,
como suspiro pasan y pasamos. R.
R. Tu eres, Señor, nuestro refugio.
Llénanos de tu amor por la mañana
y júbilo será la vida toda.
Haz, Señor, que tus siervos y sus hijos
puedan mirar tus obras y tu gloria. R.
R. Tu eres, Señor, nuestro refugio.


Aclamación antes del Evangelio
Cfr Ef 1, 17-18
R. Aleluya, aleluya.
Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo
ilumine nuestras mentes,
para que podamos comprender cuál es la esperanza
que nos da su llamamiento.
R. Aleluya.


Evangelio
Mc 12, 13-17
En aquel tiempo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos le enviaron a Jesús unos fariseos y unos partidarios de Herodes, para hacerle una pregunta capciosa. Se acercaron, pues, a él y le dijeron: ’Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa lo que diga la gente, porque no tratas de adular a los hombres, sino que enseñas con toda verdad el camino de Dios. ¿Está permitido o no, pagarle el tributo al César? ¿Se lo damos o no se lo damos?’

Jesús, notando su hipocresía, les dijo: ’¿Por qué me ponen una trampa? Tráiganme una moneda para que yo la vea’. Se la trajeron y él les preguntó: ’¿De quién es la imagen y el nombre que lleva escrito?’ Le contestaron: ’Del César’. Entonces les respondió Jesús: ’Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios’. Y los dejó admirados.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús

Reflexión del Evangelio de hoy

Esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva
Pedro dice que ha de ser una espera activa: añade, ’apresurad la venida del Señor’. El Señor ha venido y ha venido para quedarse. Primero vino en cuerpo mortal, como el nuestro; tras su muerte y resurrección sigue presente entre nosotros, en nosotros, de modo misterioso. Y con él se hace presente el cielo nuevo, la tierra nueva, el nuevo tiempo. No de manera plena, sino deficiente, como somos los que habitamos esa tierra, bajo ese cielo. Apresurar la plenitud, de nuevos cielos y nueva tierra, de nuevo tiempo, es mantener el esfuerzo esperanzado de que, por encima de nuestras limitaciones, debilidades, pecados, está la gracia de Dios a la que alude san Pedro. A veces nos parece que nuestro esfuerzo es inútil, y tienta el cansancio, si no el abandono. Hay que mantener la paciencia, que va unida a la paz interior en medio de la lucha. Nos lo dice el texto. No podemos renunciar a ir construyendo un mundo más humano, que sea un reflejo del Reino de Dios, que predicó Jesús. A construirlo empezando por lo que se mueve en nuestro interior y se refleja, ante todo, en el ámbito en que nos movemos, pero mira más allá de nosotros y los ’nuestros’, a hombres y mujeres que pisan esta tierra. Sin esperanza, no hay proyecto cristiano. Sin esfuerzo individual no encontraremos la ayuda de Dios.

Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios
Se ha utilizado esta respuesta de Jesús para construir teorías sobre el lugar de la Iglesia, la religión en general en la vida política. De la respuesta de Jesús a una pregunta que no buscaba información, sino poner a Jesús en una mala situación, bien ante el mundo judío, bien ante el poder dominante romano, podía decirse que Jesús se salió por la tangente. Jesús sí tenía claro, que su misión se realizaba sin buscar el poder político. Fue una tentación superada en los cuarenta días de oración y reflexión en el desierto, adonde le llevó el Espíritu, antes de iniciar su misión.

La respuesta de Jesús nos plantearía preguntarnos: qué no es de Dios y qué es de Dios. Siempre se ha distinguido entre lo profano y lo sagrado. Y tantas veces y más se han confundido, se ha hecho sagrado lo profano: por ejemplo, el poder político, el éxito económico… Como también se ha profanado lo sagrado. Por ejemplo, emplear lo sagrado para situarse por encima de los otros.

Todo debe estar orientado a Dios, que es lo mismo que a humanizar nuestra vida, según el proyecto de Dios sobre el hombre. Existen realidades en este mundo que tienen autonomía propia, como diría el Vaticano II, pero sin ser sagradas pueden y deben ser ’consagradas’ a Dios, es decir, a lo sagrado de este mundo que es la vida humana, a los templos del Espíritu Santo, a los hijos todos de Dios, al reflejo de su presencia entre nosotros.

Ese es nuestro desafío para mantener el esfuerzo en apresurar el mundo nuevo del que nos habla San Pedro. Es motivo de reflexión ver lo que cada uno hacemos, desde el lugar que ocupamos en la familia, en la sociedad para que este mundo se parezca más al que Dios quiere.
Fray Juan José de León Lastra
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

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