’ Proclamad que el Señor es grande ’


Lecciones de un destierro recién terminado

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’ Proclamad que el Señor es grande ’
Religión
Septiembre 21, 2021 21:16 hrs.
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La Palabra de Dios

Memoria de Pio de Pietrelcina, presbítero

Lectura I
Ag 1, 1-8
El día primero del mes sexto del año segundo del rey Darío, la palabra del Señor se dirigió, por medio del profeta Ageo, a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judea, y a Josué, hijo de Yosadac, sumo sacerdote, y les dijo: ’Esto dice el Señor de los ejércitos: ‘Este pueblo mío anda diciendo que todavía no ha llegado el momento de reconstruir el templo’ ’.

La palabra del Señor llegó por medio del profeta Ageo y dijo: ’¿De modo que es tiempo de vivir en casas con paredes revestidas de cedro, mientras que mi casa está en ruinas? Pues ahora, dice el Señor de los ejércitos, reflexionen sobre su situación: han sembrado mucho, pero cosechado poco; han comido, pero siguen con hambre; han bebido, pero siguen con sed; se han vestido, pero siguen con frío, y los que trabajaron a sueldo echaron su salario en una bolsa rota’. Esto dice el Señor de los ejércitos: ’Reflexionen, pues, sobre su situación. Suban al monte, traigan madera y construyan el templo, para que pueda yo estar satisfecho y mostrar en él mi gloria, dice el Señor’.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor Jesús

Salmo Responsorial
Del Salmo 149
R. (4a) El Señor es amigo de su pueblo.
Entonen al Señor un canto nuevo,
en la reunión litúrgica proclámenlo.
En su creador y rey, en el Señor,
alégrese Israel, su pueblo santo.
R. El Señor es amigo de su pueblo.
En honor de su nombre, que haya danzas,
alábenlo con arpa y tamboriles.
El Señor es amigo de su pueblo
y otorga la victoria a los humildes.
R. El Señor es amigo de su pueblo.
Que se alegren los fieles en un triunfo,
que inunde el regocijo sus hogares,
que alaben al Señor con sus palabras,
pues en esto su pueblo se complace.
R. El Señor es amigo de su pueblo.

Aclamación antes del Evangelio
Jn 14, 6
R. Aleluya, aleluya.
Yo soy el camino, la verdad y la vida;
nadie va al Padre si no es por mí, dice el Señor.
R. Aleluya.


Evangelio
Lc 9, 7-9
En aquel tiempo, el rey Herodes se enteró de todos los prodigios que Jesús hacía y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado; otros, que había regresado Elías, y otros, que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.

Pero Herodes decía: ’A Juan yo lo mandé decapitar. ¿Quién será, pues, éste del que oigo semejantes cosas?’ Y tenía curiosidad de ver a Jesús.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús

Reflexión del Evangelio de hoy

Lecciones de un destierro recién terminado
A la vuelta del exilio en Babilonia, parece que debiera predominar la gratitud a Dios, que, como siempre, es quien libera a su pueblo de la esclavitud. Sin embargo, en este pasaje lo que se destaca es la conciencia del pecado que el pueblo ha cometido. Esdras se hace portavoz de esa conciencia: un prolongado lamento y el reconocimiento de la culpabilidad del pueblo, que se confiesa sin paliativos. Contrasta con la justicia divina, que ha castigado con toda razón esas culpas, pero se ha comportado incluso con más benevolencia que la que tales culpas merecían.

Junto a esta sincera confesión penitencial, se expresa una súplica confiada al Dios de la misericordia, una misericordia que se manifiesta en tres realidades reconfortantes: la conservación de un resto que se ha mantenido fiel al Dios de la alianza, el alivio de la esclavitud merecida por la conducta vivida y la benevolencia mostrada por el imperio dominante (los persas) para con el pueblo escarmentado.

Para alimentar la esperanza es clave saber que, aun en las peores circunstancias, siempre hay alguien en quien se puede confiar (un resto), que la calamidad sufrida ha sido menos trágica de lo que podría (un alivio) y que la actual situación es gratuita e inmerecida (una benevolencia). Es muy importante, para salir adelante, que haya siquiera algún sector saneado, alguna gente reconciliada con el pasado, algún grupo capaz de ver las posibilidades que ofrece el presente. Todo ello no como mérito propio del que prepara el futuro, sino como don de Aquel que siempre cuida de nosotros.

Enseñanzas de la misión que Jesús encomienda a sus apóstoles
Jesús envía a sus discípulos a predicar y curar. La proclamación del reino va íntimamente unida al remedio de las necesidades básicas de la gente. Un cierto nivel de bienestar parece indispensable para poder acoger la buena noticia que Jesús viene a difundir. A su vez, hablar del reino de los cielos proporciona un horizonte trascendente a quien se preocupa de las cosas de la tierra. El reino proclama la derrota del mal y la llegada de la salvación que trata de eliminar todas las esclavitudes.

Los Doce llevarán a cabo su misión en la mayor pobreza, poniendo en Dios su confianza absoluta. Tiene que quedar claro que la riqueza que aporta el Evangelio es únicamente don de Dios y, al mismo tiempo, que sus mensajeros sólo se apoyan en Él para hacer que llegue a todos esa buena noticia.

El gesto de sacudir el polvo de los pies al salir de algún pueblo es expresión de la ruptura con esa población que se ha negado a recibir el Evangelio. Es cierto que Dios no da la espalda a nadie, por muy refractario que alguien se haya mostrado a aceptar sus consignas. Pero también es indudable que sus designios han de ser aceptados libremente para que alcancen su eficacia concreta en la vida de las personas. Si esa libertad los rehúsa, el beneficio ofrecido no llega; si bien Dios sigue insistiendo de diversas maneras para que se acoja.

Varias preguntas surgen de este imperativo misionero: Nuestra predicación –nuestra preocupación evangelizadora- ¿va acompañada de un interés efectivo por atender las necesidades de nuestro prójimo? ¿Hablamos de Dios confiando en la fuerza de su palabra, o descuidamos esa palabra pretendiendo utilizar sólo la nuestra? ¿Nos desentendemos de aquellos que parecen ignorar o repudiar lo que decimos, o insistimos –respetuosamente- en proponer el mensaje que nos ha sido confiado?
Fray Alexis González de León O.P.
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)

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