’ ¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ’


Como discípulos de Jesús, ¿luchamos contra el mal como él?

| | Desde guerrerohabla.com
’ ¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ’
Religión
Junio 29, 2021 21:48 hrs.
Religión ›
Agencia de noticias Plata Pura › guerrerohabla.com

La Palabra de Dios

Miércoles 30 junio 2021

Primera Lectura
Gn 21, 5. 8-20
Abraham tenía cien años, cuando nació su hijo Isaac. Creció el niño y lo destetaron; ese día Abraham dio un gran banquete.

Sara vio jugando con su hijo Isaac al hijo que Agar, la egipcia, le había dado a Abraham, y le dijo a éste: ’Despide a esa esclava y a su hijo, pues el hijo de esa esclava no va a compartir la herencia con mi hijo Isaac’.

Abraham lo sintió mucho, por tratarse de su hijo, pero Dios lo consoló, diciéndole: ’No te aflijas ni por el niño ni por tu esclava. Hazle caso a Sara en lo que te dice, porque es Isaac quien continuará tu descendencia. Aunque al hijo de la esclava lo convertiré en un gran pueblo, por ser descendiente tuyo’.

Se levantó, pues, Abraham de mañana, tomó pan y un odre de agua y se lo puso a Agar en los hombros, le entregó al niño y la despidió. Ella se fue y anduvo errante por el desierto de Berseba. Cuando se le acabó el agua, Agar dejó al niño bajo un matorral y fue a sentarse enfrente, a distancia como de un tiro de arco, pues decía: ’No quiero ver morir al niño’.

Entonces el niño rompió a llorar y Dios oyó el llanto del niño. El ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: ’¿Qué te pasa, Agar? No tengas miedo, porque Dios ha oído el llanto del niño que está ahí. Levántate, toma al niño y llévalo de la mano, porque voy a convertirlo en un gran pueblo’. Entonces Dios le abrió los ojos y vio un pozo con agua. Fue, llenó el odre y le dio a beber al niño. Dios asistió al niño, que creció, vivió en el desierto y llegó a ser un gran tirador de arco.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial
Salmo 33, 7-8. 10-11. 12-13
R. (7a) El Señor escucha el clamor de los pobres.
El Señor escucha el clamor de los pobres
y los libra de todos sus angustias.
Junto a aquellos que temen al Señor
el ángel del Señor acampa y los protege.
R. El Señor escucha el clamor de los pobres.
Que amen al Señor todos sus fieles
pues nada faltará a los que lo aman;
el rico empobrece y pasa hambre;
a quien busca al Señor, nada le falta.
R. El Señor escucha el clamor de los pobres.
Escúchame, hijo mío:
voy a enseñarte como amar al Señor,
para que puedes vivir
y disfrutar la vida.
R. El Señor escucha el clamor de los pobres.

Aclamación antes del Evangelio
Sant 1, 18
R. Aleluya, aleluya.
Por su propia voluntad el Padre nos engendró
por medio del Evangelio,
para que fuéramos, en cierto modo,
primicias de sus creaturas.
R. Aleluya.

Evangelio
Mt 8, 28-34
En aquel tiempo, cuando Jesús desembarcó en la otra orilla del lago, en tierra de los gadarenos, dos endemoniados salieron de entre los sepulcros y fueron a su encuentro. Eran tan feroces, que nadie se atrevía a pasar por aquel camino. Los endemoniados le gritaron a Jesús: ’¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Acaso has venido hasta aquí para atormentarnos antes del tiempo señalado?’

No lejos de ahí había una numerosa piara de cerdos que estaban comiendo. Los demonios le suplicaron a Jesús: ’Si vienes a echarnos fuera, mándanos entrar en esos cerdos’. El les respondió: ’Está bien’.

Entonces los demonios salieron de los hombres, se metieron en los cerdos y toda la piara se precipitó en el lago por un despeñadero y los cerdos se ahogaron.

Los que cuidaban los cerdos huyeron hacia la ciudad a dar parte de todos aquellos acontecimientos y de lo sucedido a los endemoniados. Entonces salió toda la gente de la ciudad al encuentro de Jesús, y al verlo, le suplicaron que se fuera de su territorio.
Palabra del Señor
Te alabamos, Señor Jesús

Reflexión del Evangelio de hoy

Como hijos de Abrahán, ¿nos sentimos libres o esclavos?
En el ciclo de los patriarcas del AT, el texto de hoy nos narra el despido de Agar, la concubina de Abrahán, a instancias de su esposa Sara. Como sabemos, Sara era estéril y, para poder tener descendencia, le dio su esclava Agar a Abrahán, a fin de que el hijo concebido por ésta pudiera figurar como heredero de aquélla.

Pero, cuando la misma Sara dio a luz a su hijo Isaac, según la promesa que Dios le había hecho, vio peligrar la primogenitura de éste frente al hijo de Agar. Y decidió alejar a la esclava y a su hijo para evitar complicaciones, sin preocuparse de la suerte que éstos iban a correr, solos por el desierto.

El relato nos cuenta cómo Dios tuvo compasión de Agar, escuchó sus lamentos por su hijo ‘Ismael’ (= ‘Dios escucha’, en hebreo), que iba a morir también como ella, y no sólo los salvó a ambos, sino que prometió una gran descendencia a este hijo. De él procede el pueblo árabe (el San Pablo se remonta a estas dos mujeres y hace de ellas un ejemplo alegórico para explicar el designio de Dios sobre su descendencia respectiva: ’Esas dos mujeres son dos testamentos: el uno, que procede del monte Sinaí, engendra para la servidumbre. Esta es Agar… Y vosotros, hermanos, sois hijos de la promesa, a la manera de Isaac… En fin, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre’ (Gál 4, 22-31). Aquellos sucesos tan lejanos y aparentemente intrascendentes reciben una nueva luz del NT. Así como la fe de Abrahán se convierte en modelo de la nuestra, la descendencia de uno de sus hijos tiene también mayor protagonismo que la otra en la historia de la salvación: ’nosotros somos hijos de la libre’.

Como discípulos de Jesús, ¿luchamos contra el mal como él?
El relato de la curación del endemoniado de Gerasa resulta muy pintoresco para nosotros. Probablemente se quiere subrayar el poder de Jesús sobre los demonios, que aparece también en otras varias escenas de los evangelios. Los demonios se conciben como ‘espíritus inmundos’ o malignos y parece que su influjo sobre los seres humanos se impone a éstos, sobre todo mediante la enfermedad. Sin embargo, Jesús puede con ellos, y no es porque ’el príncipe de los demonios’ le transmita ese poder, como piensan algunos de su entorno, sino porque reside en él el poder mismo de Dios para el bien.

También sorprende el conocimiento que tienen los demonios de la identidad divina de Jesús. Si tenemos en cuenta que estos ‘espíritus’ son criaturas intermedias entre Dios y los hombres, ese conocimiento es coherente con su carácter sobrehumano. Pero es importante no olvidar que, en cualquier caso, están sometidos a la soberanía de Jesús sobre ellos y su victoria sobre las fuerzas del mal es signo de la llegada del reino que él predica. Hay que tenerlo en cuenta también cuando hablamos de las tentaciones que creemos nos vienen del demonio: influyen fuertemente sobre nosotros, pero siempre pueden ser vencidas recurriendo a Jesús, el Señor.

La curación del endemoniado sucede en territorio pagano. Es una manera de dar a entender que el reino de Dios y su predicación se abre a todos los hombres, no sólo a los hijos de Israel. En cuanto a la reacción de los gerasenos, que piden a Jesús que abandone su tierra, esa actitud es un reconocimiento del poder divino de Jesús, que provoca, a la vez, admiración y miedo.

¿Qué pensamos nosotros de los ‘demonios’ y qué actitud adoptamos frente a las tentaciones? ¿Y cómo combatimos nosotros el mal que vemos en el mundo?
Fray Emilio García Álvarez O.P.
Convento de Santo Tomás de Aquino (Sevilla)

Ver nota completa...

Escríbe al autor

Escribe un comentario directo al autor

Suscríbete

Recibe en tu correo la información más relevante una vez al mes y las noticias más impactantes al momento.

Recibe solo las noticias más impactantes en el momento preciso.


’ ¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ’

Éste sitio web usa cookies con fines publicitarios, si permanece aquí acepta su uso. Puede leer más sobre el uso de cookies en nuestra política de uso de cookies.