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A 45 años de la muerte de Pedro Rodríguez

A 45 años de la muerte de Pedro Rodríguez
Deportes
Julio 11, 2016 10:32 hrs.
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José Antonio Aspiros Villagómez › diarioalmomento.com

El corredor mexicano de automóviles Pedro Rodríguez de la Vega, murió en un accidente de competencia hace 45 años, el 11 de julio de 1971, y con el pretexto de rendirle ’un homenaje’, según el anuncio hecho, fue cancelado el décimo Gran Premio de México, que se correría ese año.

Ganador en Fórmula Uno, las 24 Horas de Le Mans y las 24 y otras de menor duración en Daytona, y en diversas competencias más, Pedro cuenta con una de las más extensas, detalladas y completas biografías que se hayan escrito de personaje alguno: el libro ‘Los Hermanos Rodríguez’, obra de Carlos Jalife Villalón, secretario general de la Scudería Hermanos Rodríguez.

Como el accidente fatal tuvo lugar en el circuito alemán de Norisring, los restos del malogrado piloto llegaron a México en la noche del 15 de julio y al día siguiente fueron inhumados.

Este tecleador, entonces redactor y reportero en la agencia informativa Radionoticias El Heraldo, escribió una crónica de la ceremonia que ahora rescata para recordar al piloto que, el año anterior, durante un recorrido por toda la pista en un vehículo común, debió rogar a quienes asistimos al Gran Premio de México en el autódromo de la Magdalena Mixhuca, que dejáramos de invadir el circuito para que pudiera comenzar la competencia.

Este fue el relato de su funeral:

’México, julio 16.- Pedro Rodríguez, el valiente mexicano que murió en las pistas donde nunca había pensado competir porque la carrera fatal no estaba en su calendario de este año, descansa desde esta tarde en su última morada: la cripta de la familia Rodríguez de la Vega, en el Panteón Español.

’El cortejo fúnebre partió a las 12.00 horas desde la agencia Gayosso de Sullivan y Rosas Moreno y en forma lenta se dirigió a la calzada México-Tacuba. El recorrido duro 45 minutos aproximadamente y a lo largo del mismo había elementos de policía y tránsito escoltando o vigilando el orden.

’Cientos de personas, entre familiares, amigos y admiradores del corredor, siguieron a la caravana o esperaron en el panteón, donde también había numerosos granaderos.

’La campana solitaria del ‘Español’ dejó oír su tañer lúgubre en cuanto la carroza entró a ese recinto de los que nos han antecedido en el viaje eterno.

’Compungidos, y algunos de ellos sin poder contener el llanto, llegaron también los padres de Pedro, don Pedro N. Rodríguez y doña Conchita de la Vega, su hermano Alejandro, su viuda Angelina Dammy, los organizadores del Gran Premio de México, pilotos, reporteros y funcionarios, encabezados por el licenciado Oscar de la Torre Padilla, representante del presidente Luis Echeverría y del regente Octavio Sentíes.

’El féretro fue colocado en su cripta y acto seguido una mujer del pueblo pronunció una oración fúnebre.

’El representante de la Federación Internacional de Automovilismo, Enrique Martín Moreno, también se dirigió a los dolientes y dijo que Pedro Rodríguez ’corrió en los cinco continentes con la misma familiaridad que por los jardines de su casa… fue bueno entre los buenos y destacó por su propio merecer entre los mejores…’.

’Los hombres como tú, no se entierran, se siembran… ojalá que tu semilla fructifique… Adiós Pedro, Pedrito… adiós, campeón…’, y luego estalló en llanto el dirigente del cruel deporte.

’Otro orador espontáneo pidió que la Cámara de Diputados decrete un día de luto nacional.

’Después, mientras los albañiles colocaban un muro de ladrillos y sobre él las losas de mármol, las sirenas de varias ambulancias de la Cruz Roja se dejaron escuchar, como un respetuoso homenaje al que hizo ondear la bandera de México en todas las pistas del mundo.

’Pedro es el tercer hijo que sepultan los esposos Rodríguez de la Vega, sólo les queda Alejandro, quien ha declarado que no dará más dolores a sus padres y por eso no abrazará la carrera deportiva de sus desaparecidos hermanos.

’Descanse en paz Pedro Rodríguez, a quien Ricardo ha recibido en un abrazo fraterno más allá de donde nuestra capacidad humana puede imaginar.’

Figuras a escala del deportista (foto) y de varios coches que corrió, incluido el del accidente mortal, forman parte hoy de la colección del tecleador.


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José Antonio Aspiros Villagómez
Licenciado en Periodismo
Cédula profesional 8116108 SEP
antonio.aspiros@gmail.com

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