Texcoco, Edoméx.- UNO. Hay razones de peso para cuestionar la visita del Papa a nuestro país, la primera y evidente es saber a ciencia cierta si vino como Jefe del Estado Vaticano o como líder de una de las congregaciones de fieles más numerosa del mundo. Si vino de una u otra forma, los discursos que nos endilgo fueron provechosos en la medida en que muchos los escuchamos con atención, aunque al parecer a quienes se los dedicó les entre por una oreja y les salió por la otra.
DOS. Ni tiene idea de la proporción, ni tiene idea de lo que dice El manual de Carreño en cuanto a la propiedad, el vestir y las normas propias de la etiqueta. Es sabido que el Papa trae un atuendo blanco y que el anfitrión o la anfitriona, si no es eclesiástico, no debe vestir del mismo color. Y la señora Angélica sale con un modelito blanco, muy mono, que seguramente le costó al erario público una buena cantidad de los cotizados dólares. Muy mal. La otra es que desde que yo me acuerdo, ningún presidente de nuestra República laica -con la excepción de los empanizados Felipe Fox y Vicente Calderón, es lo mismo-, besaba anillos papales. EPN se puso a ese nivel: fue a misa y comulgo. Si EPN fue como presidente de nuestro país al acto clerical, violó varios artículos de nuestra Magna Carta, que por lo demás lo hace frecuentemente, sin que el Congreso de la Unión lo llame a explicar su proceder. Si fue como ciudadano creyente de esa religión, se hubiera formado en la larga cola que hacían los comunes y corrientes, para que vea lo que se siente.
TRES. Pedir perdón no basta cuando la religión es el opio del pueblo y cuando la católica ha sido una de las más represivas de todos los tiempos. Nada más de pensar en la Inquisición, se me enchina el cuerito. Todos, en mayor o menor medida, hemos sufrido los embates de la religión: la idea del pecado, de que nosotros somos los culpables de la salida del paraíso, de la muerte de Cristo, etcétera y etcétera. Largos y constantes los agobios que sufren los creyentes, muchos de los cuales sí perdonan pero que no son perdonados por los poderosos, los que tienen todo, los que nos agreden.
CUATRO. En medio del caos vial que propiciaron las autoridades federales y locales en la Ciudad de México, y por si fuera poco, los materialista -que no dialécticos-, ponen su pedacito de grava y cascajo para hacer que todos los que circulamos por el oriente de la ciudad, sintamos el infierno de Dante. Todavía no se inaugura el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y ya está causando muchos problemas y dolores de cabeza a las poblaciones aledañas. Ese pinta mal, muy mal.
CINCO. El peso se hunde y, gracias a la visita del Papa, nadie ha dicho esta boca es mía. Calladitos todos los funcionarios del desastroso gabinete de EPN se ven más bonitos.
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* Profesor investigador de la Universidad Autónoma Chapingo y miembro del IISEHMER de la misma institución. Sus más recientes títulos publicados son: Donde la piel canta (poemas, Antología, 2011), Coyotes sin corazón (cuentos, Antología, 2011), Sombras de las letras (ensayos, Ed. Cofradía de Coyotes, 2012) Perros melancólicos (cuentos policiacos, antología, Cofradía de Coyotes, 2012), El tren de la ausencia (cuentos, antología, Cofradía de Coyotes, 2012), Árbol afuera (poemas, antología, Ed. Cofradía de Coyotes, 2013), Amar es perder la piel (Ed. Molino de Letras-UACH, México, 2013), Lámpara sin luz (novela, Fondo Editorial Mexiquense, México, 2013), Abrevadero de Dinosaurios (antología de minicuentos, Ed. Cofradía de Coyotes, México, 2014), Cartas marcadas (antología, Ed. Cofradía de Coyotes, México, 2014) y Soles de abril (poemas, antología, Cofradía de Coyotes, México, 2015. 104 pp).
