Abatido por la muerte de su madre, así encontró consuelo



*Con el corazón aún entristecido, Hugo H. vivió una experiencia transformadora en Misa.

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Abatido por la muerte de su madre, así encontró consuelo
Religión
Octubre 23, 2021 19:57 hrs.
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Vladimir Alcántara Flores › guerrerohabla.com


23 octubre, 2021

Tras el inmenso dolor por la muerte de su madre, Hugo H. tuvo una experiencia tan maravillosa que transformó su visión sobre la vida: si antes lo llegaba a asaltar la duda sobre la existencia de Dios, si a veces se movía sobre esa delgada línea entre creer y no creer, hoy tiene la confianza de que la vida humana posee un sentido trascendente: la eternidad junto a Dios, ’en la cual -dice- es necesario poner la mirada’.

Doña Elva, a quien Hugo describe como una mujer muy buena y generosa, lo inició en la vida de Iglesia con la enseñanza de los valores cristianos y la recepción de los Sacramentos, ya que en Guanajuato, de donde ella era originaria, la religión tiene un gran peso en la vida social. Así, Hugo creció en la Ciudad de México formado bajo principios católicos.

Sin embargo, llegada la edad adulta, Hugo comenzó a formar sus propios criterios respecto a Dios y la religión. ’No vivía totalmente apartado de la Iglesia -aclara-, pero sí llevaba una vida de fe intermitente: por temporadas iba a Misa con frecuencia, pero había años en los que ni siquiera me paraba en un templo’.

Como habitantes de la Ciudad de México, Hugo y su madre vivían alejados de todos sus parientes, pues unos se quedaron en Guanajuato y los otros emigraron a Estados Unidos. Pero a él no le angustiaba vivir en la Ciudad como una familia aparte, pues por su personalidad controladora creía tener sujetos todos los hilos de la vida’.

’Así que, aunque mi madre cayó enferma, mi soberbia era tal que creía que con conseguirle un buen médico todo quedaría solucionado. Sin embargo, a inicios de 2020, tras 19 días hospitalización, ella murió’, señala.

¿Qué hacer ante la muerte de mi madre?
Cuando doña Elva murió, Hugo se vio inmerso en una profunda soledad, pese a contar con el apoyo de tres de sus tíos, quienes tuvieron oportunidad de viajar para estar con él durante los ritos funerales. ’Pasó el novenario de mi madre -dice Hugo-, y después todo fue sentir un gran vacío en el pecho que no podía llenar con nada’.

Tal era la tristeza de Hugo por la muerte de su madre, que sentía un gran temor de tener que optar de pronto por caminos equivocados en ese afán por mitigar su dolor. ’Así que, frente al miedo -refiere-, decidí acercarme a la Iglesia. Aún no iniciaba el confinamiento y las Misas eran presenciales; pero me era difícil asistir por el trabajo, así que lo podía hacer sólo de manera esporádica’.

Habían transcurrido unas cuatro semanas desde el fallecimiento de su madre, el día en que Hugo, con el corazón aún muy abatido, tuvo la oportunidad de acudir a una Misa, y fue entonces cuando se suscitó aquella experiencia transformadora.

’El Señor parecía estarme esperando en Misa’
’Ese día decidí participar en el rito de la Comunión, y al momento de hincarme le pedí a Dios que perdonara mi soberbia, como en el Salmo 51, en que el salmista dice: ‘No me arrojes de tu presencia, ni me retires tu Santo Espíritu’. Reconocí ante Él que yo no podía resolver esa situación por mis propios medios. Y fue como si Él hubiera estado esperando ese momento especial en que yo le hablara sobre mi fragilidad’.

Hugo asegura que el vacío que sentía tras la muerte de su madre desapareció en un instante, como pasar en un segundo de la angustia a la paz. ’Fue como si una luz llenara aquel hueco de oscuridad y me hiciera sentir calma. Para intentar poner esa alegría en palabras que todo mundo pueda entender: es como si a alguien le hubieran detectado un cáncer mortal, tuviera los días contados, y de pronto le dijeran que el diagnóstico estaba equivocado’.

Fue a partir de esa experiencia que Hugo comenzó a sentir un gran gusto por participar en la Misa, ya no como una obligación, tampoco como un requisito para estar bien con Dios, sino como una valiosa oportunidad de participar en el sacrificio actualizado de Jesús.

’Así fue que, cuando inició el confinamiento por la pandemia de Covid-19, comencé a participar en la Misa dominical de Basílica de Guadalupe por internet’.

Hoy Hugo participa con mucho agrado de la Misa, sobre todo después de haber visto un video del padre Ángel Espinosa de los Monteros, en el que explica las partes de las que se compone. ’Voy entendiendo y apreciando cada vez más la grandeza de la Misa. Y aunque extraño a mi mamá, ¡claro está, pues era mi mamá!, ya no siento aquel dolor que con nada podía remediar’.

Participa en esta Misa Conmemorativa de Fieles Difuntos 2021 que se transmitirá el 31 de octubre a las 12:00 horas (tiempo del centro de México) por YouTube.


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