Texcoco de Mora.- El ahuautle, o caviar mexicano, es uno de los platillos prehispánicos que conformaban la riqueza gastronómica de Texcoco y que hoy por hoy quedó en el olvido.
Se trata de la hueva de un mosquito acuático llamado Axayá-catl, el cual proliferaba en la zona lacustre del Valle de México y que, primero con la desecación del lago de Texcoco se redujo significativamente su población, pero que después despareció con la llegada del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM).
Don Filemón Rojas, vecino de la comunidad de Nexquipayac, en Atenco platicó en entrevista que durante su niñez pudo ver los más de 200 tipos de aves migratorias y la riqueza alimenticia que existía: ’eramos pobres, pero ricos en lo alimenticio porque comíamos puras cosas naturales y ancestrales, el ahuahutle, el chipirín, ranas, ajolotes, carpas. No nos moríamos de hambre,’ señaló.
Y es que la riqueza culinaria de municipios como Texcoco, Atenco, Chimalhuacán, estaba basada principalmente, en animales acuáticos como peces, anfibios, insectos y aves.
Pero, ¿cómo se obtenía el ahuahutle?
Narran que para extraer el producto, colocaban un atado de zacate o ramas secas en las orillas del espejo de agua y atado a una estaca para que no se las llevara el viento; ahí se mentenían por 15 o 20 días, periodo en que los mosquitos depositaban miles de huevecillos, cuyo tamaño no rebasaba el milímetro de diámetro.
Sin permitir que se mojara se retiraba el ramaje o el atado de zacate, se quitaba cuidadosamente la huevera y se limpiaba.
Aunque no se tiene una referencia clara de cómo se preparaba este alimento en la época prehispánica, según Don Filemón, los huevecillos se tostaban un poco, después se molían en metate para obtener una harina muy fina parecida al pinole. Ésta se mezclaba con clara de huevo y trozos de nopal y se formaban pequeñas tortas que ponían a freír con manteca o aceite.