La vida como es…
Octavio Raziel
En una visita al rancho en Oaxaca, un niño de la montaña se acercó a la abuela Josefina para pedirle que dejara a Alberto jugar en el enorme patio de la casa. Lo dejo ir, pero recuerda que debes respetar al amito, dijo Josefinita.
La admonición de ’debes respetar al amito’ se le quedó grabado como fuego en la mente.
Ante este recuerdo, Laura, la amiga de Alberto en estas reflexiones sentenció: Ahora comprendo porqué eres tan mamón.