Textos en libertad

Amado Nervo (1 de 2)

Amado Nervo (1 de 2)
Cultura
Mayo 18, 2014 23:48 hrs.
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José Antonio Aspiros Villagómez › diarioalmomento.com

Recordemos el reciente homenaje luctuoso en el Palacio de Bellas Artes al genial escritor Gabriel García Márquez: vallenatos, flores amarillas y mariposas de papel del mismo color, dos presidentes, muchos intelectuales, diplomáticos, burócratas y políticos, y cuatro horas de fila del pueblo bajo la lluvia para entrar al recinto por un instante. Además de su familia, desde luego, estoica durante las horas de tanta ceremonia.

Pues resulta que el próximo sábado 24 se cumplirán 95 años de la muerte del periodista, poeta y diplomático Amado Nervo y sus funerales duraron casi medio año.

El bardo nayarita fue víctima de una crisis de uremia en el hotel Parque, de Montevideo, Uruguay, cuando apenas tenía 48 años, y meses después su cuerpo llegó a México y fue sepultado el 14 de noviembre en la hoy llamada Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón de Dolores de la Ciudad de México, donde también se encuentra el abogado, militar y diplomático Manuel Azpíroz. Esa rotonda primero se llamó “de los Hombres Ilustres”, porque hasta 1937 fue inhumada allí la primera mujer, Ángela Peralta.

Apenas dos meses antes de morir, Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo y Ordaz (Amado Nervo) había entregado sus cartas credenciales como ministro plenipotenciario de México en Uruguay y Argentina, pese a que ya estaba avanzada su enfermedad.

Como era muy popular en esos lugares -también en España, Estados Unidos y América toda- Venustiano Carranza intentaba con su nombramiento que los gobiernos de Buenos Aires y Montevideo lo apoyaran en la búsqueda de reconocimiento por parte de Washington.

Dicen las diversas crónicas consultadas que el funeral fue de apoteosis. En Uruguay encabezó los homenajes civiles y militares el presidente Baltasar Brum, quien decretó luto nacional, y el Congreso de ese país lo nombró “príncipe de los poetas continentales”.

Como ocurre ahora en casos similares, hubo muchas esquelas en la prensa y lecturas públicas de sus poemas, y sus obras se agotaron en las librerías. En Brasil, Cuba y Venezuela también recibió honores cuando pasó por allí la corbeta de la Armada uruguaya que trajo sus restos hasta Veracruz, escoltada por barcos de esos países y de Argentina.

Fue velado en la Secretaría de Relaciones Exteriores, que estaba en la avenida Juárez como ahora pero más al poniente, y a juzgar por las fotografías que de Gustavo Casasola tiene el Conaculta o aparecen en la Historia gráfica de la Revolución Mexicana, el cortejo -que incluía a representantes diplomáticos y marinos sudamericanos- se trasladó varios kilómetros a pie por las avenidas Paseo de la Reforma y Chapultepec hasta el panteón de Dolores, y unos 300 mil capitalinos hicieron valla o estuvieron en el cementerio.

Carranza no asistió a ningún acto porque su esposa Virginia Salinas había fallecido cinco días antes, pero envió a miembros de su gobierno entre ellos los generales Plutarco Elías Calles y Francisco L. Urquizo. También hubo homenajes en España.

En el panteón fueron pronunciados varios discursos, que están reunidos en un libro del doctor José Sarukán con una crónica sobre el acontecimiento, publicado por la UNAM en 1995.

Según datos de la biblioteca virtual ‘Miguel de Cervantes’ y otras fuentes, el mausoleo de Nervo fue obra del escultor uruguayo nacido en Madrid José Luis Zorrilla de San Martín, quien también hizo la mascarilla mortuoria.

Cuando se cumplió el centenario natal del bardo modernista, el 27 de agosto de 1970, fue abierto un museo con fotografías, documentos, muebles de época, pinturas y retablos con sus poesías, en la casa de Tepic, Nayarit, donde vino al mundo.

Y ahora hace un siglo, Nervo fue declarado en Argentina “Primer poeta de América” mientras que, en México, personajes como Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco y Juan Domingo Argüelles han revalorado su obra cuando ya pocos se acuerdan de él, y tanto el Conacyt como el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM han dado su apoyo a un proyecto multimedia para difundir su trabajo a través de la red (amadonervo.net).

En el sitio hay una carta de Nervo al director del periódico bonaerense El Diario, fechada 11 días antes de morir y en la cual defiende a Carranza de las apreciaciones “apasionadas” e “injustas” expresadas en ese medio en agravio del gobernante mexicano.

Las obras completas de este literato fueron publicadas en España, primero por Alfonso Reyes (1920) y luego por la Editorial Aguilar (1952).

Vaya que así se despide a los grandes.


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José Antonio Aspiros Villagómez
Licenciado en Periodismo
antonio.aspiros@gmail.com

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