El ’feminismo femenino’

Amalia Castillo Ledón dominó el arte de la política, propio de hombres en su época: Gabriela Cano

Amalia Castillo Ledón dominó el arte de la política, propio de hombres en su época: Gabriela Cano
Cultura
Diciembre 28, 2016 21:48 hrs.
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Norma L. Vázquez Alanís › diarioalmomento.com

(Segunda y última parte)

Amalia de Castillo Ledón tuvo una larga permanencia en la vida política de México en el siglo XX, pues desde la presidencia de Emilio Portes Gil hasta la de José López Portillo -exceptuando el periodo de Luis Echeverría, con quien no tuvo trato-, desempeñó cargos dentro del gabinete, o diplomáticos como embajadora o representante ante organismos internacionales y tuvo reconocimiento por parte de los mandatarios.
En la conferencia ‘Amalia de Castillo Ledón, la política más poderosa a mediados del siglo XX’, que cerró el ciclo ‘‘Nuevas interpretaciones de la historia nacional’, auspiciado por el Centro de Estudios de Historia de México Carso (CEHM), la doctora en Historia por la UNAM Gabriela Cano, habló de la trayectoria de esta destacada tamaulipeca.
Amalia de Castillo Ledón ingresó a la política por su relación de amistad familiar con Emilio Portes Gil, su paisano, en 1929, un año clave no sólo porque fue el de la oposición vasconcelista, sino porque se formó el Partido Nacional Revolucionario (PNR), un proyecto de Plutarco Elías Calles, pero cuyo operador político fue Portes Gil.
Castillo Ledón ocupó su primer cargo público durante la breve presidencia de Portes Gil, trabajó con Carmen -su esposa- y después logró que le diera un cargo dentro del gobierno, la dirección de Diversiones Públicas, que le permitió organizar obras de teatro; además aprendió todo el manejo de la infraestructura para las grandes concentraciones políticas, lo que era un extra en esa época, dijo la doctora Cano.
Durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, comenzó a despuntar como cabeza de organizaciones de mujeres; había formado el Ateneo de Mujeres, una agrupación cuyo propósito fue que escritoras -ella era una exitosa dramaturga- y periodistas, se apoyaran entre sí para avanzar en su ejercicio profesional, en una época en la que el mundo de las letras era un ámbito masculino y hostil a las pocas señoras que se aventuraban a colaborar en la prensa o que ambicionaban tener una carrera literaria.
El presidente Cárdenas apuntaló el incipiente papel de Castillo Ledón como líder feminista, cuando le encargó acudir como representante del gobierno mexicano a una reunión de mujeres en Texas, entidad estadounidense encabezada entonces por una gobernadora. ’Estamos hablando de 1936 -puntualizó la doctora Cano- y Wyoming ya había tenido una’.
Castillo Ledón trabajó en organizaciones como la Comisión Interamericana de Mujeres, que jugó un papel muy importante en el siglo XX pues fue el primer espacio internacional de discusión de asuntos relacionados con los derechos femeninos y antecedente de la Comisión de Estatus de la Mujer de la Organización de las Naciones Unidas, señaló la ponente, quien por su parte fue académica visitante en la universidad de Stanford.
Castillo Ledón estudió en el Conservatorio Nacional, que entonces albergaba también a la Escuela de Artes Dramáticas, donde pudo encausar sus inquietudes artísticas y literarias; al casarse con Luis Castillo Ledón (de quien adoptó el apellido; de soltera era González Caballero), miembro del Ateneo de la Juventud y director del Museo Nacional, se le abrió un horizonte intelectual y educativo mucho más amplio del que ya tenía.
Así pudo conocer y tratar de cerca a los integrantes del Ateneo, y además recibió en su casa a Alfonso Reyes, a Carlos González Peña, a Diego Rivera; ningún escritor de la época faltó a las veladas, cenas y comidas que organizaba en su casa; todos ellos le hacían recomendaciones literarias y la orientaban, pero nunca imaginaron que tenía aspiraciones de escribir y mucho menos políticas, precisó Cano, quien pertenece al Sistema Nacional de Investigadores y a la Academia Mexicana de Ciencias.
Aspiraciones políticas

La personalidad de Castillo Ledón es muy polifacética, tiene muchos ángulos, su trabajo feminista, su obra literaria, su incursión en la diplomacia, pero el más destacable es su dominio del arte de la política; ’en una época de hombres fuertes, ella fue una mujer fuerte que supo mover a las organizaciones amplias de mujeres para empujar las causas en las que ella creía’, sostuvo la doctora Gabriela Cano.
Su periodo de mayor influencia fue en los gobiernos de Emilio Portes Gil, Lázaro Cárdenas, Manuel Ávila Camacho, Miguel Alemán, Adolfo Ruiz Cortines, pero sobre todo con Adolfo López Mateos, quien la nombró subsecretaria de Cultura de la Secretaría de Educación Pública, la primera vez que una mujer tenía un cargo tan alto en el gabinete, apuntó la doctora Cano. Y quizá esa confianza que le depositó el presidente López Mateos alentó en ella la aspiración de convertirse en gobernadora de su estado natal a principios de la década de los sesenta, sin embargo, la balanza se inclinó por un hombre.
Destacó en la diplomacia en la II Guerra Mundial

La carrera diplomática de Amalia de Castillo Ledón tuvo un despegue meteórico a partir de la Segunda Guerra Mundial. En 1942 el presidente Ávila Camacho anunció que el país adoptaba el estado de guerra, una frase que dejaba ver la posición pacifista de México, que no estaba en guerra sino en ‘estado de guerra’.
Amalia tuvo mucho protagonismo en ese momento, ya que debido a su participación en la Comisión Interamericana de Mujeres se había percatado de la importancia de la defensa civil, de manera que organizó actividades y a grupos de mujeres capaces de apoyar a la sociedad y al ejército en caso de que México pasara del estado de guerra a la guerra franca, al enfrentamiento cabal, explicó la doctora Cano.
Castillo Ledón implementó cursos de primeros auxilios y enfermería, e incluso planteó iniciativas periodísticas para hacer propaganda a la causa de los aliados. Con recursos del erario editó una publicación antifascista, que ella dirigió.
Si bien el servicio de defensa civil, de hecho no tuvo repercusión en México, fue muy importante para el liderazgo de Castillo Ledón frente a las organizaciones femeniles dentro y fuera de México. Obtuvo la vicepresidencia de la Comisión Interamericana de Mujeres al presentar un informe con los recursos de la tecnología de entonces: llevó fotografías y las colocó en un biombo; causaron muy buena impresión en las delegadas.
Estaba en esas tareas en 1943 cuando falleció su marido y aunque le causó un dolor muy profundo, paradójicamente su condición de viuda le permitió dedicarse de lleno a su carrera internacional y aceptar los encargos que recibió, entre ellos el de representante de México en la Conferencia de Chapultepec, (no era delegada oficial porque no había mujeres en esos cargos), que fue antecesora de la formación de las Naciones Unidas.
Entonces Amalia de Castillo Ledón empezó a trabajar en el tema de los derechos de las mujeres, que era novedoso ya la vez bien recibido por las democracias, y consiguió que se reconocieran explícitamente los derechos de las mujeres en la Carta de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, uno más de sus muchos logros, finalizó la conferenciante.
(El texto anterior se tituló ‘Explica la experta Gabriela Cano el ’feminismo femenino’ de Amalia de Castillo Ledón’)

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