Un estudio de la Universidad de California-San Francisco reveló que el contagio por COVID-19 aumenta el riesgo de una mujer embarazada de tener un parto prematuro.
Aún más, si la madre padece hipertensión, diabetes u obesidad, el riesgo aumenta en un 160 por ciento.
Respecto al tema, el director de Salud Pública municipal, Irán Trani Astudillo, explicó que las mujeres embarazadas víctimas del COVID presentan varios trastornos, ’que pueden ser expresados con peso bajo al nacer del bebé, prematurez porque nacen antes de las 36 semanas. También trastornos a la hora del parto en aquellas pacientes que son confirmadas y que lleguen a estar internadas en el último trimestre’.
A la fecha no se tiene reporte de una muerte materna por COVID en Acapulco, por ello es importante que las mujeres embarazadas se vacunen una vez que tienen nueve semanas de gestación.
’Se han hecho múltiples estudios a nivel mundial sobre la seguridad de la vacuna y se recomienda su aplicación partir de esa etapa, porque es cuando ya están formados todos los órganos y no puede actuar de manera negativa el componente de la vacuna en el crecimiento del producto dentro de la madre’.
Indicó que en estos momentos personas no vacunadas, ya sea mujeres embarazadas, niños y jóvenes, tienen el mismo riesgo de padecer la enfermedad y sus complicaciones graves.
’Las embarazadas aún más, porque son consideradas como un sector vulnerable por el desgaste de su cuerpo ya que está nutriendo a otro ser que está dentro, y más si no están inmunizadas y no tienen las defensas para combatir la enfermedad’.
La investigación indica que el riesgo de tener un parto prematuro que se produce con menos de 32 semanas de gestación, es del 60 por ciento mayor en las personas infectadas por COVID-19.
Mientras que el riesgo de dar a luz a un bebé prematuro con menos de 37 semanas, es del 40 por ciento en las infectadas.
