Opinión
Isidro Bautista Soriano
A dos años de lo ocurrido a Ayotzinapa en Iguala, el caso está como si hubiera sucedido ayer. Sigue en un misterio.
Los padres de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos siguen sin saber de su paradero, y pareciera que no hay nadie tras las rejas por ese hecho. Puros charales.
Y puros discursos, pura retórica en el gobierno federal, sin responder todavía al clamor general de castigo y la presentación con vida de los jóvenes; es decir, sin ir a más.
El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, alzó la voz para lo mismo:
Lo he dicho antes y lo repito: ni olvido para las víctimas ni perdón para los culpables’.
Salió sólo a eso: ’el gobierno federal seguirá actuando con determinación y transparencia para conocer con exactitud la verdad de lo sucedido, y garantizar que todos los culpables enfrenten la justicia’.
Sin empacho, abundó, mirando para abajo: ’Es inadmisible hechos como los ahí ocurridos, y aún más cuando se presume la participación de autoridades municipales de Iguala y otros municipios y, por supuesto, policías de esos ayuntamientos’.
El presidente Peña Nieto, como al principio, desde Columbia: ’No hay otro interés, más bien, el único que el gobierno de la República ha puesto por delante, con la total apertura y transparencia es, precisamente, saber qué fue lo que ocurrió ahí, en Ayotzinapa, en Iguala’.
Otra vez palabras: ’que se llegue hasta las últimas consecuencias, que se deslinden las debidas responsabilidades, y se dé con los responsables’.
Ni porque la investigación ha contado con la participación de organismos internacionales, sobre todo la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, el castigo ha llegado arriba.
Jesús Murillo Karam sólo fue quitado de la PGR, igual que Tomás Zerón de Lucio, de la Agencia de Investigación Criminal de la misma Procuraduría General de la República. En lugar de llevarlo a juicio penal, lo premiaron con el cargo de secretario Técnico del Consejo de Seguridad Nacional.
¿Cuáles ’últimas consecuencias’?
Por eso la gente no cree en los políticos ni en los partidos. ¿Con qué otra verdad histórica saldrá al rato el gobierno federal que crea la gente, si sigue viendo impunidad y más impunidad.
Pareciera que se trata de una competencia de ver quién se cansa primero: el gobierno federal con retórica, y Ayotzinapa con protestas, eso sí, con los privilegios de siempre, como las plazas de maestros, aunque no estudien por andar en protesta. Un juego de estira y afloja, como ha sido en estos dos años.
¿Cuándo se va a ’conocer con exactitud la verdad de lo sucedido’, y cuándo ’todos los culpables enfrentarán la justicia’?
Está claro que para el gobierno federal la culpa fue sólo de ’autoridades municipales’, sólo, ’por supuesto’, de ’policías municipales’, porque las fuerzas del orden suyos no tienen el pecado de la corrupción. Mejor se hubiera dicho que ’presumía’ de la participación de toda autoridad, para que fuera más creíble su frase.
Ojalá que caigan ’todos los culpables’ sea del nivel del gobierno que sea, e inclusive, de posibles civiles del lado de Ayotzinapa, cuya irrupción de Iguala también tiene sospecha. n
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