Trump en su laberinto

BAJO FUEGO

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Política
Febrero 23, 2017 12:36 hrs.
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José Antonio Rivera Rosales › codice21.com.mx

Con la firma de nuevas órdenes ejecutivas, pareciera que las amenazas blandidas por el lunático presidente de los Estados Unidos comienzan a hacerse realidad por lo menos en el tema migratorio.

Pero antes de dar por sentada una percepción de esta naturaleza, valdría la pena analizar la delicada situación de los migrantes mexicanos a partir de la visión de quien ha permanecido en el país vecino durante muchos años y que, a partir de la experiencia en carne propia, podría explicar lo que está pasando en los hechos.

Se trata de un migrante guerrerense que hace unos 40 años emprendió la más importante aventura de su vida al trasladarse a la Unión Americana en busca de un futuro para su familia, en tiempos en que el 70 por ciento de la población mexicana estaba concentrada en las zonas rurales y sólo el 30 por ciento restante habitaba en áreas urbanas.

Fabián Morales Marchán migró al país del norte para emplearse en los más modestos empleos que estaban entonces disponibles, en los que perseveró hasta convertirse en un exitoso hombres de negocios con raíces en el empobrecido estado de Guerrero.

Para lograrlo, este hombre que actualmente despacha como secretario en el gabinete de Héctor Astudillo, tuvo que trasponer las barreras legales que dificultaban emplearse como mano de obra, primero, y establecer un negocio legal, después. Para ello tuvieron que pasar muchos años de arduo trabajo.

Ya para principios de los años ochenta, en conjunción con decenas de guerrerenses en condiciones similares, comenzaron a enviar las primeras remesas de dinero a sus pueblos de origen para la construcción de pequeñas obras comunitarias, como la pavimentación de calles, escuelas, quioscos e introducción de sistemas de agua potable. Se dice fácil, pero ese esfuerzo tardó muchos años en cuajar.

Morales Marchán es, pues, el ejemplo no sólo de un migrante exitoso, sino también de la colaboración solidaria con las comunidades pobres del estado de Guerrero, entidad que en 2016 recibió un mil 300 millones de dólares de las remesas que envían los migrantes guerrerenses que trabajan y residen en el exterior.

Esos recursos hacen parte de los 23 mil millones de dólares que ingresaron el año pasado al país por el mismo concepto, lo que da una idea de la importancia del trabajo de los migrantes mexicanos estacionados en la Unión Americana y, por extensión, ofrece también una idea del daño que causaría la administración Trump si su gobierno decide gravar las remesas, como ya comenzó a amenazar.

Pero, a contrapelo de la percepción generalizada que se tiene en México del gobierno de Trump, la visión ofrecida por Morales Marchán aduce otra cosa:

De acuerdo con este funcionario, las órdenes ejecutivas firmadas por el mandatario norteamericano de ningún modo pueden pasar por encima de las leyes fundamentales de aquel país, particularmente en materia de derechos humanos y civiles.

Según la misma versión, en círculos políticos de los Estados Unidos -particularmente en el Congreso- ya comienza a permear la idea de abrir juicio político contra el mandatario por sus órdenes ejecutivas carentes de sustento legal o inclusive contrarias a la normatividad legal vigente.

Si continúa esa errática política presidencial -que se evidencia a partir de renuncias de funcionarios clave en la Casa Blanca, en el Departamento de Estado y otros órganos del gobierno estadunidense-, es bastante probable que exista basamento legal para abrir juicio político contra Trump.

De acuerdo con esta visión, hay otros segmentos de la sociedad norteamericana que comienzan a barajar la idea de encausar al mandatario por sus aparentes desórdenes mentales, lo que implicaría incapacidad para gobernar, que puede traducirse en mayores problemas para la economía estadunidense que los que se pretende solucionar.

Por otra parte, un ejemplo nítido de que, hasta este momento, estamos ante un problema de percepción es la política de deportaciones.

En este mes de enero que recién terminó, los órganos migratorios de los Estados Unidos deportaron poco más de un millar de guerrerenses, cifra sensiblemente inferior a enero de 2016, cuando todavía gobernaba Barack Obama, con lo que se demuestra que ni la administración Obama fue tan benevolente ni la de Trump es tan arbitraria.

Según esta versión, los conflictos de la relación bilateral México-Estados Unidos han sido magnificados por los medios, particularmente los medios norteamericanos, lo que ha sido aprovechado por partidos políticos como Morena, PRI y PAN para sacar raja política de todo esta vorágine de información. Así, aprovechando las circunstancias, los dirigentes de los tres partidos políticos -Enrique Ochoa Reza, Ricardo Anaya Cortés y Andrés Manuel López Obrador- fueron a Estados Unidos a ofrecer ’palabras vacías’.

¿Por qué? Simplemente porque los migrantes mexicanos lo que necesitan de manera particular es ayuda para su defensa legal, no palabras. Un gesto más eficaz lo tuvo el gobierno de Enrique Peña Nieto al asignar un mil millones de pesos para asistencia legal a los consulados mexicanos en los Estados Unidos. Es una cantidad considerable, pero insuficiente, dijo Morales Marchán.

Si los partidos políticos quieren ayudar, que asignen una cantidad importante de su presupuesto de este año para ayudar a los millones de migrantes mexicanos que están abandonados a su suerte en los Estados Unidos. Lo demás es pura palabrería.

Es, pues, una visión muy válida avalada por 40 años de experiencia de quien ahora despacha como secretario de los Migrantes y Asuntos Internacionales. Es el tiempo el que ofrecerá respuestas finales.

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