Campañas políticas, actores, decisiones, acuerdos… y Sun-Tzu y Fouché


’Cada batalla es ganada incluso antes de comenzar’.

Campañas políticas, actores, decisiones, acuerdos… y Sun-Tzu y Fouché

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Elecciones
Enero 21, 2018 11:43 hrs.
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Alex Sanciprián › todotexcoco.com

Texcoco, Edomex.- Las operaciones secretas son esenciales en la guerra; a través de ellas se basa el ejército para hacer todos sus movimientos.

Esa es una de las memorables sentencias que no pocos estrategas siguen al pie de la letra para instrumentar sus movimientos claves.

Es uno de los apuntes contenidos en ese libro esencial para comprender y redimensionar la lucha por el poder. Se trata de El arte de la Guerra, de Sun-Tzu.

Toda guerra es engaño, simulación. En las lides del quehacer político ocurre algo similar.

Curiosamente, en el pleno de las campañas políticas es usual que quienes se adentran en ellas utilizan, repiten, un lenguaje atiborrado de términos propios de la guerra, de las batallas convencionales.

En el contexto de la partidocracia también es común el seguimiento de estatutos, convenciones de variada índole, y acuerdos, en apariencia, transparentes, colectivos, de absoluta unanimidad para que nadie se asombre.

Las determinaciones de corte monárquico son impensables, indecorosas, propias del enemigo a vencer.

Las actividades en torno al poder tienen, regularmente, como telón de fondo un sostén financiero de discutible procedencia.

Sin embargo, en el sistema político mexicano se han configurado esquemas que, formalmente, evitan, controlan o minimizan las suspicacias sobre los dineros habidos y por haber, trayectorias de vida y trabajo de los actores políticos.

El cumplimiento de los estatutos particulares es tarea que se hace, oficiosamente, en esencia, aunque se reniega y acata en existencia.

Pocos son quienes se sienten satisfechos por los resultados.

Muchos son los que hacen como que hacen mientras en el fondo de su corazón palpita la conveniencia de configurar novedosos acuerdos, con el enemigo inclusive.

’Cada batalla es ganada incluso antes de comenzar’, advierte Sun-Tzu.

Todo esto viene a cuenta por lo publicado, recientemente, en el periódico digital Supremo en relación a cierto episodio de precampaña en uno de los institutos políticos contendientes. Aquí van los dos primeros párrafos:


’Periódico SUPREMO.- Todo parece indicar que hay malestar en las filas del PRI texcocano tras la designación de sus precandidatos a ocupar los puestos claves para las diputaciones federal y estatal, al mismo tiempo con la presidencia municipal; donde -de acuerdo con los operadores políticos de la zona- esta situación podría generar una desbandada de líderes y militantes de este a los partidos de oposición.

Según fuentes extraoficiales, la designación de Irving Burges (precandidato a Diputado Local); Carla Morell (precandidata a Diputada Federal) junto con Erika Funes, quien al parecer va por la presidencia de Texcoco serán los que abanderen la planilla, pero los perfiles de estos precandidatos están manchados con detalles por demás inusuales y nada competitivos’.

En otras palabras, tal parece que la mayoría de líderes políticos tienen como libro de cabecera ’El arte de la guerra’ o tal vez de los dictados de Joseph Fouché, el padre del espionaje moderno.

Recordemos que la carrera política de Fouché se caracteriza, sobre todo, por su habilidad para asegurarse su propia supervivencia y por mantenerse en el poder a toda costa, independientemente de quien ocupe el poder; además de su desmedida ambición. Audaz, frío, impenetrable, Fouché no tenía personalidad.

Fouché no destacaba por su presencia en la vida pública, no era de los que hablaban a voces en las tribunas de oradores, ni de los que proclamaban discursos grandiosos, más bien actuaba por detrás moviendo los hilos de la política con movimientos silenciosos e inapreciables a simple vista. Era más grande para él la satisfacción de saber que el poder lo controlaba bajo las sombras que el tener un título de gobernante. Fouché intervino de forma decisiva para provocar la caída de "El Incorruptible" de Francia, Maximiliano Robespierre.

En el quehacer político sucede algo por el estilo.

En la continuidad de los días se avizoran sorpresas, moderadas y mayúsculas, a la hora de acordar, formalmente, los nombres de quienes aparecerán en las boletas electorales el primero de julio.

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