Noé Mondragón Norato
Lectura Política
El pasado lunes 26 de junio, el titular de la Fiscalía General del Estado (FGE), Javier Olea Peláez, compareció ante las Comisiones de Justicia y Seguridad Pública del Congreso local. Su presencia en el recinto legislativo obedeció al escándalo que lo ha chamuscado en distintas ocasiones: la frustrada captura de Reybel Jacobo de Almonte, líder del grupo delictivo Los Tequileros que opera en la región Tierra Caliente. Y su imposibilidad para fincarle responsabilidades penales al diputado local tricolor con licencia, Saúl Beltrán Orozco, señalado como cómplice de Reybel. Sin embargo, lo que Olea Peláez hizo, fue saltar hacia otra pista de la polémica y el escándalo. Es decir, prometió que ’en un máximo de tres semanas’ daría a conocer los nombres de los responsables en el caso del asesinado ex presidente de la Comisión de Gobierno del Congreso local, el perredista Armando Chavarría Barrera. Y de ahí surgió lo demás.
RESGUARDAR A DOS.- El próximo domingo 20 de agosto, se cumplirán ocho años del proditorio crimen que acabó con la vida del controversial Armando Chavarría. Y si bien es cierto que su crimen nunca fue resuelto, se ha utilizado en todo caso, para obtener un beneficio político del mismo. En la actual coyuntura, hay dos personajes que estarían siendo ayudados: 1.- El ex gobernador perredista, Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, compitió en la pasada elección de junio de 2015, para la alcaldía de Acapulco. Pero esta vez, bajo las siglas del PAN. Quedó en tercer lugar. Sus tiempos y su mejor momento ya habían pasado. Fue esa la lección propinada por el electorado porteño. Pero como es un personaje adictivo al poder, insiste en regresar a la alcaldía de Acapulco. O tomar esa aspiración como coartada, para competir por una diputación federal, bajo las siglas del Frente Amplio Democrático (FAD). Es decir, de la alianza que ya incuban el PAN y PRD para la elección de julio de 2018. Lo anterior se contrapone a otro escenario: ante la clara posibilidad de que el PRI no logre recuperar dicha alcaldía, el gobernador Héctor Astudillo, le estaría apostando a la eventualidad de que sea otro personaje opositor, quien llegue hipotéticamente a esa comuna. Y ese es justamente, el ex gobernador Zeferino Torreblanca, quien iría a disputarla por el PAN y sin alianza con el FAD. Pero con todo el apoyo presupuestal del gobierno estatal tricolor. El punto es que Zeferino necesita limpiar su expediente político a fin de ganar elecciones otra vez. Y el caso Chavarría lo persigue desde hace ocho años. Por eso y si el fiscal Olea Peláez, sacó del archivo criminalístico el caso Chavarría, fue con la intención de ayudar al ex gobernador perredista, sacando su nombre de las sospechas y de la investigación que lo involucra necesariamente. El fin es que compita ya, sin esa pesada lápida política. 2.- Como el fiscal tenía la presión cerrada sobre el caso de El Tequilero y sus acuerdos soterrados con el diputado local priísta Saúl Beltrán Orozco, la válvula de escape a dicho escenario fue justamente, la reactivación política del caso Chavarría. Es decir; Olea Peláez canjeó un escándalo por otro. Pero en este último, había más cancha para moverse. Y de esa forma, los medios de comunicación pasaron a retiro silencioso en el caso de Los Tequileros. La atención giró esta vez en la falsa expectativa sobre los resultados de dicho crimen, vendido con elocuente cinismo y comicidad, por parte del fiscal. Pero en realidad, el gobernador le ordenó ayudar políticamente, a esos dos personajes. Ese es el punto.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Todo un misterio rodea el atentado a balazos sufrido por el ex edil perredista del municipio de Tlacotepec, Mario Alberto Chávez Carbajal, la noche del pasado jueves en céntricas calles de la capital. Y es que su unidad automotriz recibió cerca de 30 balazos de rifles R-15 y AK-47. Y él, logró huir a pie. ¿Falta de tino de los pistoleros o fuga planeada?
