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Chiapas sin gobernador

Chiapas sin gobernador
Política
Julio 24, 2016 01:00 hrs.
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José García Sánchez › diarioalmomento.com

Todo régimen autoritario cuenta con un grupo paramilitar. Los grupos paramilitares, compuestos por mercenarios y ex militares realizan el trabajo sucio que el Ejército o la Marina no pueden realizar por miedo a ser descubiertos y deben responder a las comisiones nacionales y extranjeras de los derechos humanos. Pero las órdenes para ambos grupos provienen del mismo lugar. Y los mueven los mismos intereses.
Cuando es necesario castigar la disidencia los grupos militares surgen como una necesidad del gobierno para seguir ejerciendo el monopolio de la violencia.
La contribución al fortalecimiento del poder de los grupos paramilitares es una tarea que debió dejarse de realizar desde hace año, las dictaduras militares del mundo entero las desplazaron por evidentemente institucionales, y los gobiernos de facto de América Latina, parecieran estar despidiéndolos de sus nóminas.
Los paramilitares son entrenados discretamente pero no en secreto, por militares, incluso sus mandos son enviados al extranjero para su entrenamiento con gastos pagados por el gobierno.
Así, no es nada raro que sea precisamente en Chiapas donde surja un grupo paramilitar para acallar las voces disidentes no sólo de profesores sino de una población que en su mayoría es indígena y protesta por las condiciones de vida a las que la somete el gobierno estatal.
Desde hace varias décadas el gobierno priista se preocupó por mantener divididas a las comunidades de indígenas a través de diferentes religiones y sectas con la ayuda del vecino país del norte; de tal manera que una familia podía tener miembros de diferentes credos en cada uno de sus miembros.
Desde la llegada de Instituto Lingüístico de Verano, en el periodo de Lázaro Cárdenas las comunidades indígenas en Chiapas padecen una invasión inmisericorde cuando las sectas se multiplican en la entidad.
Las agresiones a los grupos indígenas en esa entidad, donde el Ejército Zapatista de Liberación Nacional tiene sus bases sociales y mantiene sus áreas de vida digna, arrojan cotidianamente muertos y heridos de todas las edades y género.
Esta te tipo de agresiones no sería factible sin la valiosa ayuda del Partido Verde Ecologista de México, partido del cual es militante su gobernador, quien carece no sólo de experiencia son del sentido mínimo de sensibilidad política
El desconocimiento de su tarea lo ha hecho colocar a la entidad en peligro de un fuerte enfrentamiento entre maestros y población contra los uniformados y no uniformados pagados por el gobierno estatal, aunque el procurador Racel López Salazar y el secretario general de Gobierno, Juan Carlos Gómez Aranda, insistan hasta el cansancio que se trata enfrentamientos entre grupos contrarios de profesores, que pelean por regresar a clases. En Chiapas profesores y padres de familia, de manera unánime, están contra la reforma educativa.
Esta posición de irresponsable ejercicio del poder, arrojó varios muertos, entre ellos un presidente municipal. Además lo ocurrido en el kilómetro 46 de la carretera Tuxtla Gutiérrez-San Cristóbal de Las Casas.
En ese lugar el partido verde dirigió las actividades de los paramilitares se colocaron pasamontañas y destruyeron el campamento del magisterio disidente en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, el miércoles 20 de julio. Así, en una respuesta para la que estaba preparados en caso de ser detenidos por la seguridad de la CNTE primero dijeron que eran zapatistas luego confesarían que fueron entrenados por gente del Partido Verde, al que pertenece el gobernador.
Con base en declaraciones de un indígena del PRI, el EZLN señaló como responsable al gobierno del estado y los ayuntamientos de San Cristóbal y San Juan Chamula, pues afirma que orquestaron un montaje. La Procuraduría General de Justicia del Estado confirmó el asesinato a balazos del alcalde de Chamula, Domingo López Hernández y del síndico Narciso Lunes Hernández, ambos del Partido Verde.
Los pobladores afirmaron que esta idea ’de encapuchar paramilitares para presentarlos como zapatistas’, fue un fracaso rotundo. Además reafirmaron su compromiso con los maestros de la CNTE.
De no responsabilizar al gobernador Manuel Velasco de este vacío de poder y exigirle su renuncia, Chiapas será un polvorín, donde el 1 de enero de 1994, será sólo un pequeño referente, comparado con lo que viene.

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