Consejeros privilegiados

La existencia de una democracia representativa sin revisar, sin autocrítica y que tiende a la impunidad y no a la verdadera representación de la población, arroja excesos que para los protagonistas son simples expresiones de democracia mientras que para el resto del país son un verdadero insulto.
Tales el caso de la reunión de los consejeros del Instituto Nacional Electoral en un hotel y Spa en Tepoztlán, Morelos, la cual fue calificada por el PAN y Morena de ’exceso y falta de sensibilidad’ en tiempos de recortes presupuestales.
Como si los consejeros electorales no tuvieran suficientes privilegios, de esos que el secretario de Educación Pública adjudica a los profesores de la CNTE, ahora deciden reunirse en un hotel de lujo de Morelos, donde reina no delos gobernadores más crueles y corruptos de su historia, para determinar seguramente lo que no pueden definir en sus lujosas oficinas por temor a la filtración. Pero los privilegios son una característica de clase social y no un derecho en México.
Requieren del aire fresco y místico de Tepoztlán para dar rienda suelta a la imaginación y crear el antídoto a los candados que impiden el fraude electoral que desde ahora se prepara en entidades como el Estado de México para el próximo año, donde el PRI considera que tiene todas las de perder.
Así, la recolecta de copias fotostáticas de credenciales de elector, así como las dádivas de material para construcción, empezó desde hace meses a ser una práctica cotidiana en los 125 municipios de la entidad.
La democracia mexicana se desprestigia en la práctica de sus tutores. Quienes coordinan las elecciones, única participación social ciudadana en el país permitida, son quienes hacen todo lo posible por sentirse, verse y parecer más alejados de la mayoría de los habitantes de México.
La distancia entre los consejeros electorales y la población es cada día más lejana, y son ellos quienes lo han decidido así. Basta recordar las opciones vertidas por el presidente consejero Lorenzo Córdova, en mayo de 2015, sobre la manera d expresarse del gobernador nacional de los pueblos y comunidades indígenas, Hipólito Arriaga Pote, y del jefe supremo de la tribu chichimeca en Guanajuato, Mauricio Mata Soria, en una conversación telefónica con su similar Edmundo Jacobo. Motivo suficiente para ser retirado de su puesto, pero el partido en el poder le debe invaluables favores.
Los consejeros electorales tiene un salario superior a los 150 mil pesos mensuales, esa ya es una diferencia sustancial con la gran mayoría de la población, pero ellos se han encargado de hacer la distancia mayor y las diferencias más profundas.
Los consejeros se hospedaron en el hotel La Buena Vibra Retreat, cuyas habitaciones cuestan 5 mil pesos la noche, a pesar de que en las instalaciones de las oficinas generales de dicho instituto cuentan con instalaciones a todo lujo, donde pueden realizar sus actividades.
La posición de los consejeros electorales es antidemocrática, falta de sensibilidad y con una marcada tendencia a diferenciarse del resto de la burocracia, pero, sobre todo, de la población, que es la que paga sus privilegios.
Alejar los malos augurios de pobreza que caracteriza a los mexicanos en este momento parece ser la consigna de los consejeros electorales, quien han marcado una época de dudas y falta de claridad en los resultados desde que está al frente Lorenzo Córdova, quien asegura siempre que acaban de pasar los comicios más complejos, o los más difíciles, o los más numerosos, o los más competidos, o las votaciones más reñidas; es decir, para el jefe de los consejeros electorales todo es romper récord cuando en realidad se trata de ocultar su mediocridad y disimular una vida privilegios que sólo acentúa las dudas sobre su verdadera función que es la de otorgar certeza y legitimidad a las votaciones en un país donde el fraude electoral ha sido el común denominador de su vida política.