Contexto Político

Vivir en Chilpancingo en estos tiempos, no cualquiera lo hace. La inseguridad originada por los grupos del crimen organizado que se disputan el control de la plaza, la causa. Y, peor aún, teniendo a un presidente municipal soberbio, insensible y valemadrista.
No hay día que la capital del estado de Guerrero dé la nota roja en la prensa. Las ejecuciones, levantones, secuestros, extorsiones y robos a mano armada ocurren diariamente, algo que no le importa a Marco Antonio Leyva Mena, quien es considerado como uno de los peores alcaldes que ha tenido Chilpancingo en toda su historia.
’El Chambitas’, como popularmente se le conoce al edil capitalino, tiene su domicilio muy cerca del zócalo, en donde se han cometido infinidad de atracos a negocios y ejecuciones a transportistas y transeúntes. Y eso ocurre porque los delincuentes saben que la autoridad municipal duerme en sus laureles.
Es lamentable que la violencia se haya disparado en Chilpancingo y que a nivel nacional se le considere como una de las ciudades poco aptas para vivir. Además, de que se ha convertido en un chiquero (basura por doquier) por la irresponsabilidad del alcalde, quien no ha buscado un terreno para que las 300 toneladas de basura que se generan diariamente en la capital sea depositadas ahí, ya que el Ayuntamiento de Tixtla ha dicho NO al relleno sanitario intermunicipal que pretende instalar Marco Antonio Leyva en Matlalapa, localidad situada en el municipio de Tixtla.
¿Y saben por qué no se ha concretado que el relleno sanitario intermunicipal opere en Matlalapa? Muy sencillo: por la falta de oficio político del alcalde chilpancinguense y de sus inútiles colaboradores, quienes querían imponer el proyecto sin el consentimiento de los tixtlecos y sus autoridades.
Los tixtlecos se organizaron inmediatamente para pedirle al Cabildo de su municipio no permitir que Tixtla sea el basurero de Chilpancingo. Y con justa razón lo hicieron, pues a nadie le gustaría que un vecino le arrojara la basura en su casa. Todos darían el grito al cielo.
Insisto, faltó información respecto a los beneficios que obtendrían los tixtlecos al permitir que en Matlalapa se opere un relleno intermunicipal, pero Marco Antonio Leyva manejó el tema en lo oscurito. Quiso sorprender a los alcaldes de Tixtla y Eduardo Neri, pero no lo logró. Cayó a cada rato en contradicciones y lo que logró fue el repudio de los tixtlecos y zumpangueños. ¡Zas!
El PRI ya no sabe qué hacer con él. Ya se habla de que lo van a renunciar (pedirle que solicite licencia en el Congreso local) para no seguir hundiendo a dicho instituto político que ve con seria preocupación perder Chilpancingo en la elección de 2018. Por eso ya lo quieren fuera del Palacio Municipal para que otro personaje despache ahí y medio componga lo desbaratado.
Pero la culpa no la tiene el indio, sino quien lo hizo compadre.
ENTRE OTRAS COSAS… La carretera federal Chilpancingo-Tixtla-Chilapa se ha convertido como una de las más peligrosas del estado de Guerrero.
Es curioso que el crimen organizado se dedique ahora a despojar de sus pertenencias a usuarios del transporte público y no conforme con ello los prive de la vida.
Lamentable el fallecimiento de tres personas que la tarde de este martes se trasladaban de Chilpancingo a Tixtla, dos de ellos alumnos de la Normal Rural de Ayotzinapa y un trabajador del Instituto Estatal para la Educación de Jóvenes y Adultos de Guerrero (IEEJAG) y originario de Acatempa, municipio de Tixtla.
La pregunta es: ¿quién o qué grupo armado quiere desestabilizar a Guerrero?
Es urgente y necesario que las autoridades detengan a los responsables de tan artero crimen y les apliquen todo el peso de la ley.
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