Textos en libertad
José Antonio Aspiros Villagómez
Por estas fechas, el periodismo mexicano tiene ocasión de evocar a destacados informadores en sus aniversarios natales o luctuosos. Cuatro de ellos forjaron o inspiraron a generaciones de periodistas que hoy son líderes de opinión, buenos cronistas, reporteros, comunicadores y aún empresarios de medios, o bien destacan por su prosa y manejo del idioma, o son famosos gracias a los reflectores.
Se trata de Carlos Septién García (1915-1953), Alejandro Avilés Insunza (1915-2005), Álvaro Gálvez y Fuentes (1918-1975) y Raúl Prieto Riodelaloza (1918-2003).
Septién y Avilés dirigieron la revista La Nación, del PAN; fueron maestros y directores de la Escuela de Periodismo que hoy lleva el nombre del primero, y dejaron huella por sus enseñanzas y su sencillez.
En 1948 Septién fue ponente en un ciclo de conferencias que abordó “por primera vez en México el periodismo desde una perspectiva académica y formal”, según escribió Alejandro Hernández en El parlamento de los pueblos (1999).
Y Avilés impartió el 30 de mayo de 1949 la primera clase en la institución que desde hace seis décadas se llama ‘Carlos Septién García’, en homenaje a quien la dirigía entonces.
Porque fue precisamente el 9 de octubre de 1953, cuando Septién perdió la vida en un accidente aéreo al ir como reportero de El Universal a cubrir un acto
presidencial en Chihuahua.
El 16 de septiembre pasado se cumplieron ocho años de que partió el profesor Avilés. Y el 4 de octubre hizo una década de que muchos de quienes fueron sus alumnos, fundaron el Grupo Intergeneracional Don del viento, “al abrigo de la vida y obra” de dicho periodista, cuya producción poética reunida en un solo volumen
(Los claros días) fue presentada el pasado día 5 con comentarios de Dolores Castro, José Alfredo Páramo y Alberto Barranco Chavarría.
Las enseñanzas de ambos
recordados maestros, desde que aún era impensable el periodismo digital, la radio no tenía un interés sustantivo en la información, ni existía la televisión, eran sobre temas aún válidos: la técnica al servicio de la verdad, la ética dentro de la profesión, los límites y mitos en torno a la neutralidad y la objetividad.
Casos también relevantes fueron los de ‘El Bachiller’ Álvaro Gálvez y Fuentes y Raúl Prieto ‘Nikito Nipongo’. El primero de ellos hubiera llegado a los 95 años de edad el 27 de octubre próximo, y el 20 de septiembre se cumplió una década de la partida del segundo.
‘El Bachiller’ fue una de las voces más conocidas de la radio y pionero de la televisión. Condujo el noticiario Radio Relámpago del Aire y fue precursor de los reportajes en vivo desde el lugar de los hechos, así como uno de los fundadores de la carrera de ciencias y técnicas de la información en la Universidad Iberoamericana, según datos proporcionados por su hija Marina.
El también periodista Teodoro Rentería Arróyave, quien fue director de la agencia noticiosa Informex que fundó Gálvez y Fuentes, considera a éste como “el mejor comunicador en la historia moderna del país”. Traía “en lo más recóndito de su médula cerebral el sentido del magisterio. Cuando había, pocas veces por la labor periodística, un ligero remanso de quietud, se dedicaba a darle clases a la redacción que conformábamos en aquellos tiempos. Estábamos en el trabajo y estábamos en el aula” (Mi vida son mis amigos, 2009).
‘Nikito Nipongo’ fue recordado en una velada que organizó hace días la Asociación Mexicana de Profesionales de la Edición (PEAC). Comentaron la obra del autor de la columna periodística ‘Perlas japonesas’ y de libros críticos como Madre Academia, quienes lo conocieron bien y destacaron la vigencia actual de sus empeños en materia lingüística y en contra de la Academia de la Lengua.
El profesor Jorge Meléndez dijo que a Raúl Prieto -“un gran lexicólogo y no un payaso de la lengua”- nunca le dieron el Premio Nacional de Periodismo porque era irreverente en todo el sentido de la palabra y no le daba miedo enfrentarse a los políticos ni al presidente de la república.
El escritor Gonzalo Pozo se refirió a las exigencias de Nikito -“pescador de perlas negras y crítico de la estupidez”- con sus editores, y a las enseñanzas que recibió de él, mientras que Ana Lilia Arias, directora de PEAC, dijo que ahora es fácil atacar al Diccionario de la RAE como lo hizo Raúl Prieto, “pero no hay que olvidar que en su momento fue un llanero solitario y hoy estaría muy contento de la actitud crítica que se respira en las redes sociales”.