Cuentas y cuentos mexicanos


Jorge Meléndez Preciado/

Cuentas y cuentos mexicanos
Periodismo
Junio 12, 2014 09:49 hrs.
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Tres sucesos, cuando menos, dominan el panorama nacional actualmente: el Mundial de futbol y la aprobación de las leyes energética y de telecomunicaciones. Es claro que hay otros más, como las protestas en conmemoración del 10 de junio, una de ellas simbólicamente frente a Televisa, a la que citaron organizaciones e intelectuales; las diversas manifestaciones en la enésima gira de Peña Nieto y hasta la aparente muerte del cerebro del cártel de Sinaloa, Juan José Esparragosa, llamado “El Azul”.

Pero vale la pena analizar los tres primeros.

El Mundial es un negocio que ni siquiera los ejecutivos niegan (98 por ciento), los cuales tienen pocas esperanzas de que México sea campeón (1 por ciento). El 46 por ciento de los empresarios dice que sólo llegaremos a octavos de final, mientras el 97 por ciento asegura que avanzar en el campeonato depende de los jugadores (sic de reojo de Televisa).

Pero resulta que no obstante los resultados, Miguel Herrera ganará 3 millones de dólares, cuando menos, aunque salvó un negocio que redituará 900 millones de esos papeles. Los medios conseguirán 5 millones de billetes verdes por anuncios y la Federación Mexicana de Futbol ha obtenido por diversas cuestiones, sobre todo partidos en Estados Unidos a donde asisten nuestros despreciados migrantes, 259 millones de dolarucos y sumará, si México es campeón, 35 millones más.

El futbol, donde la FIFA tiene más afiliados que la ONU, es un negocio de más de 200 mil millones de papeles estadounidenses. Incluso llenar completamente un álbum de estampas- larines se decía en mi época- costará cinco mil pesos, algo ajeno a la mayoría de las desvencijadas económicamente familias mexicanas.

Para decirlo en palabras de Juan Villoro en el excelente libro: Balón dividido (Planeta): “El futbol mexicano es un negocio que depende de la oscuridad en las decisiones y la falta de rendición de cuentas; un espectáculo donde la parte visible es pobre (perdimos otra vez) y la parte oculta formidable (los dueños ganaron más)”.

Para agregarle sabor al caldo, Enrique Peña Nieto lleva al Vaticano-donde se ha criticado acremente la reforma fiscal, la seguridad que padecemos y las desigualdades que vivimos- , una camiseta de la selección nacional que el Papa Francisco ve con asombro ya que es argentino. Al mismo tiempo, acá hay un regalo en serio a los clubes de futbol: el SAT no cobrará impuestos para que puedan enriquecerse al máximo; o sea, no formando jugadores sino transfiriendo a muchos para que hagan mayor negocio opaco, no pagando impuestos por la llegada de extranjeros y desmantelando cualquier equipo nacional.

Como dice José Ramón Fernández: el futbol “es una gran multipropiedad de Televisa”, consorcio que maneja la Federación- Justino Compeán ha sido 27 años empleado de esa compañía-, la comisión de arbitraje, la disciplinaria, todo. “Eso es lo que está pasando en el futbol mexicano” (Proceso, número 1962).

Pero también vale la pena señalar, lo que expresa el catedrático José Samuel Martínez (Revista Zócalo, número 172): en el deporte de la patada se expresan “las proezas, los mitos e incluso la estética se combinan junto a las emociones y los sentimientos más primitivos y espontáneos, creando un mundo cargado de esperanzas y fantasías donde con sólo el dominio de la voluntad se puede entrar o salir”. Aunque esta última no sirve generalmente para triunfar (Villoro, dixit)

En el caso de la leyes de telecomunicaciones, se asegura que el PRD ya cedió ante el gobierno para apoyar un proyecto que si bien no incluiría la censura en Internet, tiene una serie de negritos o negrotes en el arroz. Tales como : que la secretaría de Gobernación continúe administrando los tiempos oficiales, en lugar de un órgano autónomo; no plantea la preponderancia en televisión de paga, así pues Televisa seguirá adquiriendo más sistemas de cable; no apoya, para nada, a las radios comunitarias ni a las televisoras estatales o universitarios; no define que hacer con el Organismo Promotor de Medios; y, sin que se acaben los señalamientos, no modera la publicidad gubernamental ni la reencausa de forma diversa y para fines sociales (ver parte de ello en la nota de Jenaro Villamil, Proceso ídem).

Respecto a las transformaciones energéticas, va adelante la entrega del gas, las gasolineras, los gasoductos y las reservas, incluidas la del gas de lutita o pizarra, no obstante que este último ha sido considerado un peligro para el medio ambiente, para la geología y el mismo ser humano.

Claro que fue ignorado el libro de Alfredo Jalife Rahme: Muerte de Pemex y suicidio de México (Orfila), en el cual se dice que nuestro país se encuentra “extensamente ocupado por las transnacionales financieras y mineras anglosajonas y solamente les falta el último eslabón: los hidrocarburos”.

Lejos de ello, el señor David Penchyna señala que los críticos y analistas nos encontramos en un debate de “idiotas”. Por su parte, otros informadores, han señalado que el menor comentario adverso es una tontería ya que “tendríamos que confiar” en nuestra autoridades porque “no son malévolas” (Álvaro Cueva, Milenio, 7 de junio) o que los críticos somos “cirqueros”. Por lo tanto, algunos legisladores y tecleadores ya cancelaron el derecho a la información y a la difusión.

¡Para Ripley!

jamelendez44@gmail.com

@jamelendez44

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