La vida como es…
Octavio Raziel
El Nacional, entonces el periódico oficial del gobierno, publicó a 8 columnas: México tiene petróleo para más de 100 años. Esto fue en el sexenio de Luis Echeverría A., a quien no le hizo maldita la gracia que se hubiera colado una nota salida desde el Instituto Mexicano del Petróleo. El informante al que entrevisté, desgraciadamente, murió de un cáncer fulminante tres meses después.
Lo anterior es sólo un recuerdo de las entrevistas exclusivas que logré durante mi paso por ese diario.
La llegada de los harvarianos –no es un secreto- manipularon la información en el sentido de que los yacimientos petroleros estaban vacíos, que propició el desmantelamiento de nuestra riqueza. Hoy, las grandes empresas y las realezas mexicanas se pelean en las licitaciones por ese recurso. Aun no entiendo para qué, pues las reservas de EU están entre las más grandes del mundo (36,520 millones de barriles) y Europa recibe cascadas de petróleo árabe.
La riqueza de este mineral tiene que repartirse y, por tanto, miles de campesinos y sus familias deben continuar en el saqueo de los ductos en al menos seis entidades. Los huachicoleros de ’cuello blanco’: altos funcionarios de Pemex, integrantes del sindicato que dirige Carlos Romero Deschams y autoridades de Puebla, Guanajuato, Veracruz, Hidalgo, Querétaro y Tamaulipas ya reciben derramas millonarias de dinero por este concepto.
A todo lo anterior habrá que agregar que las empresas de la realeza mexicana traerán la tecnología ’fracking’, que en un país con la sismicidad como el nuestro, el futuro, como dicen los médicos, es de pronóstico reservado.
Wole Soyinka (premio Nobel de Literatura) comentó uno de los filmes más premiados en Europa y que se refiere al robo de crudo en África: ’Nigeria –dice- es un país que necesita terapia, porque el efecto del robo continuado de los dirigentes ha creado una mentalidad corrosiva en la sociedad, que ha llegado a considerar como únicos malhechores a aquellos que no hacen nada malo’.
Ante el deshonroso primer lugar mundial de México en corrupción, la delincuencia ha tendido a institucionalizarse con la bendición, y hasta con la promoción de los harvarianos que detentan el poder, como un fomento laboral.