SAN LUIS POTOSÍ, 5 de julio (Al Momento Noticias).- Con la detención de Filiberto Hernández Martínez, las autoridades de San Luis Potosí creen haber aprehendido a un homicida serial de niñas que actuaba en el estado desde hace cuatro años.
De acuerdo con el procurador General de Justicia del estado, Miguel García Covarrubias, el detenido, de 43 años, confesó cinco crímenes de mujeres, cuatro de ellas menores de edad y de quienes se han recuperado tres cuerpos.
Hernández Martínez, quien se acreditó ante la fiscalía como ex subteniente del Colegio del Aire, especializado en mantenimiento de aeronaves; ser originario de Estación Velasco, en el municipio de Ébano, haber trabajado en Coahuila y Chihuahua y tener su domicilio en la calle Jarrilla de la colonia Juárez, en Tamuín, reveló el lugar donde abandonó los cuerpos de tres de las cinco mujeres a las que privó de la vida.
Como sitio señaló el terreno llamado “La Puntilla”, cerca del rancho de La Calandria, en la carretera Valles-Tampico. Allí, los peritos forenses de la PGJE levantaron los cuerpos de Eliehoenai Chávez Rivera, de 32 años de edad, quien el 6 de mayo desapareció cuando salía de la maquiladora Ensacar, donde laboraba como obrera, y el de Dulce Jimena Reyes Rodríguez, de nueve años, quien desapareció de un parque el 11 de abril pasado.
Ambas fueron violadas y estranguladas por el detenido, de acuerdo con su declaración ministerial, precisó el procurador.
Antes, en 2011, la Subprocuraduría de la Huasteca Norte localizó el cadáver de Adriana Martínez Campuzano, de 13 años de edad, otra de sus presuntas víctimas. La adolescente había sido reportada desaparecida al salir de la Escuela Secundaria Ponciano Arriaga, donde estudiaba.
Sobre este caso, el detenido confesó haberla raptado con violencia y llevado a su domicilio, en donde la violó y estranguló para arrojar posteriormente su cuerpo en un camino comunal del Ejido La Primavera, lugar donde después fue encontrada.
La Procuraduría sigue trabajando para localizar los cuerpos que faltan, que según el dicho del acusado, pertenecen a las menores Rosa María Sánchez González que desapareció el 29 de octubre de 2010, e Itzel Romany Castillo, desaparecida el 24 de enero de 2013. Ambas, según la confesión de Hernández Martínez, fueron sepultadas en la misma zona. Algunas de las víctimas habían tomado clases en el gimnasio donde el presunto homicida impartía clases de karate y zumba.
