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Discurso de control, paz y orden.

Discurso de control, paz y orden.
Periodismo
Septiembre 30, 2016 19:43 hrs.
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Misael Tamayo Núñez › guerrerohabla.com

Luego del desaguisado entre el gobernador Astudillo y el senador Armando Ríos Piter, de muy mal gusto, por cierto, el gobierno estatal comienza a manejar un discurso de control, paz y orden.
Eso coincide también con el cumplimiento del primer año del gobierno astudillista, con lo cual, al menos en el discurso, se inaugura una nueva fase.
El primer año, si nos fijamos, fue de denuncias, de desagravios, de señalamientos, de golpes rudos, de trazar líneas, de tirar la red, de construir la telaraña, valgan los ejemplos. Fue un año de exhibir los saldos rojos de la era perredista. Claro, había que sacar partido de los errores de los antecesores, como dicta la norma política.
Fue también un año de ensayos, de carencias, de control de gastos por muchos frentes.
Fue un año de deslindes. Y justo culmina con el encontronazo entre el Jaguar y el gobernador, lo cual, lejos de afectar a Astudillo, le permitió cerrar con broche de oro esta fase de barrer la casa y remodelación política.
No sabe Armando Ríos Piter el favor político que le hizo al gobernador. Hasta parece que se pusieron de acuerdo. El senador puso el cuero de gratis, y el gobernador no perdió la oportunidad de dar en el blanco. Cobarde, lo llamó. Y a este calificativo vinieron muchos otros de parte de cibernautas a través de redes sociales, así como de parte de opinadores, quienes ven en la postura del senador un claro oportunismo, porque si bien es cierto que 2016 ha sido un año de extrema violencia, eso no significa que sea algo imputable al régimen actual, sino algo heredado del régimen pasado.
Tapar el sol con un dedo nunca ha dado resultados. El senador quiso deslindarse, contraatacando, pero fue en vano. Nadie en esta entidad olvida cómo en 2005, recién inaugurado el régimen Zeferinista, del cual Ríos Pier fue parte como secretario de Desarrollo Rural, se alzó sobre Guerrero una era oscura, de la cual difícilmente saldremos.
Eso continuó con el Aguirrato, empeorando a veces, al grado de que el gobierno federal, entonces a cargo de Felipe Calderón Hinojosa, comenzó a enviar los operativos de seguridad y protección.
En este escenario, la elección de 2015 puso a todos a prueba. Sin decir agua va, ni siquiera a la gente de su grupo, el senador Ríos Piter se zafó de la jugada por la gubernatura. Mucho se dijo que se vendió. Que siendo el candidato del PRD mejor posicionado, conforme lo señalaban las encuestas, se echó para atrás. Algunos dicen que, en efecto, fue un pacto que hizo con Miguel Osorio Chong. Otros, que fue su familia, concretamente su esposa, quien le pidió no volver a Guerrero.
Al caerse la segura candidatura del Jaguar, el PRD optó por una candidatura emergente, y el dilema fue si elegir entre un propio o un externo. Al final, la tribu mayoritaria determinó pelear con un candidato de casa, luego de los fracasos que habían significado tanto Zeferino como Aguirre. Entonces el pleito fue entre Beatriz Mojica Morga y el emecista Luis Walton Aburto. Éste, para no variar, se volvió enemigo acérrimo del PRD, pues el pacto que Aguirre le hizo no se cumplió.
En todo este escenario, Ríos Piter estuvo al margen. Al contrario, vino contadas veces a Guerrero, y sólo para apoyar a unos cuantos de su grupo que estaban en la jugada. Pero nada más. Con una plataforma cómoda desde donde proyectarse, el senador se guardó y dejó al PRD a su suerte. Su propio grupo político se desencantó, al grado de que en las regiones reclamaban su presencia, y los coordinadores del Grupo Jaguar no han podido dar una explicación clara de aquella declinación. Una de sus principales líderes, lo dejó solo. No soportó eso que olía a traición.
No obstante que Ríos Piter culpó a Los Chuchos de su decisión, porque lo mandaron a negociar con Aguirre, lo cierto es que no había motivos para su enojo, porque su relación con el entonces gobernador con licencia era pública.
Al margen de cuál haya sido la verdadera razón de aquella dimisión de Ríos Piter, que vista a distancia fue un error, el régimen Astudillista entra, decíamos, en una nueva etapa. Ya sopesados todos los problemas, habiendo recorrido todo el estado anunciando personalmente obras y apoyos, y no obstante el anuncio de recortes, el gobernador no espera más sorpresas de las ya vistas. Por lo tanto, lo que sigue es acelerar el paso. Los motores, por lo visto, ya están calientes.

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