El costo político

Finalizaba su sexenio y en una entrevista periodística para el diario La Prensa el Presidente Gustavo Díaz Ordaz declaró que era el único responsable de los hechos ocurridos el 2 octubre de 1968 en Tlatelolco. Diez días después del suceso, inauguraba los Juegos Olímpicos con la asistencia de los deportistas procedentes de más de cien países.
Don Gustavo también le dijo a su entrevistador, el doctor Demetrio Sodi Pallares, que esos momentos, cuando estaba por concluir su mandato, se sentía como “el solitario de Palacio”. Era una clara alusión a los días en que como Presidente de México perdía poder político y en Palacio Nacional lo acompañaba solamente su alma.
En los últimos días oímos o leímos que dos personajes, de la administración pública, afirmaron que asumían el costo político de las determinaciones que tomaron. Considero que es muy prematuro adoptar una posición de esa naturaleza y no es justificación aceptable, porque suena demagógica, fuera de lugar porque los hechos no han concluido.
Horas después del segundo bloqueo que hicieron, en las cercanías del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, los seguidores de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, la CNTE, el jefe de Gobierno del Distrito Federal no se ruborizó al manifestar que aceptaba el costo político por no evitar el desplazamiento de esos miles de mexicanos que son movilizados para defender privilegios y no derechos, como lo aseguró el presidente del Tribunal Superior de Justicia del D.F.
Sucede que el doctor en Derecho Miguel Ángel Mancera Espinoza ha mantenido una política equivocada al permitir que se altere la vida en el Valle de México, en la Capital del País, en la sede de los Poderes de la Unión. Todo porque alguien le hace creer que será en 2018 el candidato presidencial de las llamadas “izquierdas mexicanas”. También se dice, sin que haya confirmación, que este señor “sin partido político” es un aliado incondicional del Presidente Enrique Peña Nieto, por lo cual se mantiene “tolerante” frente a los manifestantes que se apropiaron de la Plaza de la Constitución hasta el pasado viernes.
Por su parte el Presidente Peña Nieto ya se colocó en la misma posición, o sea, la de pagar el costo político que ocasione su política reformista. Afronta en esta etapa acciones emprendidas por “una minoría del magisterio nacional” que no acepta la nueva legislación en materia educativa y ya está en la calle la protesta contra una reforma aún no aprobada, la energética, además de que el combate a la hacendaria no se queda atrás. Muy discutible su posición de proceder con inteligencia y no con violencia.
Ni el doctor en Derecho Mancera Espinoza, ni el Presidente de México, han cumplido su primer año de gobierno por lo que resulta adelantarse mucho a un balance de su actuación y es inaceptable adoptarse como “únicos responsables”, porque es demeritar a su equipo de inmediatos colaboradores.
El costo político, social y económico ya lo estamos pagando todos los mexicanos.
jherrerav@live.com.mx