El Día del Jumil en Taxco, cumple 74 años de celebrarse



*La fiesta del Jumil una celebración de unidad

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Cultura
Noviembre 06, 2017 00:09 hrs.
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José Arroyo Reyes › guerrerohabla.com


*El pueblo banqueteó con jumiles

En las alas de un jumil volaba un carbonero…
Y en sus costales llevaba su itacate y su habanero
Ya borrachito gritaba… ¡Viva Taxco de Guerrero¡ Raful Crayem

Como cada año, puntualmente desde el día del Jumil llegó. El éxodo de los taxqueños inició para todos aquellos que optaron por ir a acampar esta noche fría en uno de los cerros más enigmático del país; el cerro del Huixteco, lugar que se encuentra a más de 2 mil metros de altura del nivel del mar y que cuenta con una rica fauna y flora, única en México.
En el siguiente lunes a partir del día de los muertos, el día de mañana decenas de combis y vehículos automotores se situaron en el cruce de calles de la Cadena para trasportar a miles y miles de taxqueños y turistas qué, como cada año estarán disfrutando momentos de un día de asueto no oficial recolectando los insectos llamados Jumil y guisarlos en salsa verde de molcajete.
El platillo principal de la gastronomía taxqueña, creó una convivencia de miles de familias taxqueñas en un bello entorno natural, qué como cada año, se dan cita en el cerro del Huixteco para disfrutar y saborear la cosecha y cocimiento de los Jumiles migrantes que como cada año, dicen, llegan en parvadas de una manera mágica a este cerro proveedor de oxigeno con su enormes árboles de encino, cedro blanco y cacharrillo.
En este legendario cerro, donde se encuentra el santuario del Jumil, también otorga a los taxqueños manantiales de agua y brotan hermosas flores como la ’Bromelia’ que es más que la hermosa flor orquídea. También se tiene el Monumento al Viento, obra del desaparecido escultor, Francisco Del Toro, y grandes yacimiento de piedra rosa de cantera.
En efecto, como cada año, los taxqueños una vez más en unidad celebraran la tradicional Fiesta del Jumil en familia, a pesar de la fuerte crisis económica que vive el municipio y sobre todo los gastos que se efectuaron en días anteriores con motivo de la festividad de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos.
Se calculado una afluencia de personas que podría rebasar más de 40 mil asistentes al cerro durante dos días, domingo y lunes. Muchos de los taxqueños salvando las inclemencias del tiempo de la noche en sus improvisadas casas de campaña, dormirán a la intemperie teniendo como cama la hojarasca de los árboles y como cobija la bóveda celeste. Asisten también extranjeros y gente vecina de municipios y estados adyacentes.
Esta es la fiesta más popular y más importante para los taxqueños en todo el año, día en que se reúnen democráticamente miles de gentes en torno a un insecto comestible que llega y se produce de los árboles de encino y cucharilla del Parque Nacional del Huixteco.
De las actividades que el ayuntamiento municipal que encabeza el presidente Omar Jalil Flores Majul y su esposa Lili Campos de Flores, destaca ’la Carrera del Jumil’ con participaron de hombre y mujeres, además de personas adultas de más de 50 años.
Mañana lunes de efectuará una fiesta y el concurso de Gastronomía, teniendo como condimento especial el Jumil. Más tarde se elegirá a la Reina del Jumil y habrá mucha música y baile.
LOS JUMILES
Pero ¿Qué son los jumiles? Son unos inofensivos animalitos que habitan de octubre a marzo en la corteza y en la hojarasca de los árboles de cucharillo y encinos que tanto se dan en El Huixteco. Alados, de color café, con una imagen de un corazón color blanco en la parte de la coraza. Los voladores, contienen yodo en grandes cantidades, de donde se tiene que los taxqueños casi no padecen la enfermedad de bocio, pues el agua que hacia otras épocas si era bebible, venía suficientemente abonada con el yodo arrojado por los jumilitos.
Los jumiles constituyen un verdadero y regio manjar en la dieta del buen taxqueño, incluso se asegura que cuando algún visitante viene a Taxco y prueba los jumiles, seguro es que se vuelve taxqueño de residencia, convencimiento o conveniencia, pues en Taxco los forasteros encuentran amor casa y fortuna.
Es llamativo y notificante contemplar como el jumil es saboreado por el delicado paladar de los taxqueños. Si se dispone de una rica salsa de tomate para consumir en crudo, los jumiles son devorados vivos, por puños, de tal modo que quien no los come, goza con el aroma que despide la boca de quien los consume.
En otros casos, son vilmente sacrificados y sometidos al comal para comerlos doraditos, de tal modo que truenen en la boca del consumidor, es un bello espectáculo ver comer los jumiles crudos o dorados son consumidos en medio singulares paisajes montañeses en donde miles de gentíos se dedican a la recolección y venta de los famosos animalitos en el mercado de Taxco.
La receta de la salsa de Jumil para esta gran ocasión, día en que miles y miles de taxqueños de todas las edades, credos, posesión social e ideológica, desde un día antes van acampar, dejando los plateros el taller, los comerciantes sus locales, en las escuelas, aunque el día es hábil, los estudiantes se van de pinta o simplemente no acuden a las aulas, es el día de la unidad taxqueña en torno a un delicioso insecto.
Para los taxqueños que asisten a la romería anual del siguiente lunes después del día de muertos, y que sólo van por el día, a muy temprana hora, dejan la alcoba conyugal, por ahí de las cinco de la mañana. Para esa hora ya tienen listo los menjurjes en el moral para cocinar y el machete Ayultleco para cortar la leña.
La señora de la casa o el papá levanta a los peques para que no se les haga tarde, pues en este día para todos aquella familia que no cuenta con algún vehículo para llegar a la cita con la naturaleza, tienen que irse a toda prisa a barrio de la cadena, lugar donde decenas de combis y camionetas, por una tarifa accesible por persona, lo trasladan a una distancia de cinco kilometros hasta el parque.
Ya instalada la familia o el grupo de cuates en el cerro, se inicia el ritual de la recolección o captura del Jumil debajo de los frondosos encinos y de la hojarasca ’la leña, el carbón y el comal, o la modesta parrilla también están listos’. En seguida se junta la mamá acompañado de las hijas, de la suegra y de inmediato los varones encienden la lumbre para calentar el comal. Ponen a hervir agua para el modernamente consabido nescafé o café negro de olla.
Pone a hervir un montón de tomates con sus correspondientes chiles serranos verdes. Mientras esto acontece, la señora empieza a sacar de la bolsa del mandado o del morral la cecina que compró el día anterior, la cual deja por un lado lista para la última etapa del proceso de cocinado.
Una vez hervidos los tomates los pone al molcajete, les agrega cebolla, una buena dotación de jumiles y ajo, los muele y todo esta preparación es depositada en una cazuela, le adiciona unas rodajas de cebolla para freírla y una vez frita le pone una poca de agua caliente y cuando hierve, le agrega la tostada cecina, cinco minutos más, la señora tiene una salsa riquísima lista para ser consumida en la comida en honor a los venerados Jumiles.
Al otro lado del comal tiene listo las tortillas de mano, el queso de Buenavista de Cuellar y los frijoles, aquí un comentario al vuelo. En Taxco es consumido el fríjol ’bola’ que se considera sea el mejor de los frijoles conocidos, en ninguna parte del país se puede conseguir este fríjol, del que los taxqueños deberían sentirse orgullosos a plenitud por contar con tal gramínea para su dieta.
De tal manera que el fríjol ’bola’ va a la olla o refrito, cecina en salsa de jumil, tortillas tantas veces hechas a mano, café negro, es el delicioso y nutritivo menú natural del día con el ingrediente de lo hermoso de las vistas panorámicas en los alrededor de los estado de Morelos, Estado de México y del mismo estado de Guerrero, los árboles, la flores, la aves, el clima, el tequila, la novia o la esposa al lado, la música improvisada de algún trovador, y principalmente el ambiente familiar que reúnen padres e hijos para disfrutan del manjar sin presiones y sin limitaciones sensoriales, hacen que en este día los taxqueños y los miles de turistas, se doten de grandes cantidades de oxígeno, de paz espiritual y sobre todo del estrés diario por la presión, producto de la crisis económica que tiene asoleado a Taxco.
’Ay Huixteco nunca te ardas por más que te metan fuego; ’Ay Huixteco nunca te ardas por más que te metan fuego; se acabarían los Jumiles se acabarían los Taxqueños’. Raful Crayem
La sentencias anterior ha sido extraída del profuso filosofar de un distinguido y bien nacido taxqueño. Sí, son parte de la letra de un bellísimo huapango compuesto por Raful Crayem Sánchez. Se trata de una imploración al Cerro de El Huixteco rogándole que nunca deje de producir jumiles, pues tales animalitos son parte jugosa del devenir de los Taxqueños de todos los estratos sociales y de todos los tiempos.

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