El Enjuiciado

Era sábado 27 de agosto de 2016, cerca de las 16:00 horas salí a toda prisa con mi hijo, solo compraríamos un refresco porque la pizza ya había llegado, todo estaba dispuesto, abrí mi vehículo de color gris un pointer modelo 2000 de dos puertas (el forastero, así lo llamaba). Llegamos a la tienda, mi hijo se bajó a comprar y en menos de diez minutos ya estábamos de regreso.

El pointer quedó estacionado frente a la casa, ahí en donde todos los días lo dejaba, las puertas cerradas con seguro, confiado de que según esos carros solo los puedes poner en marca si la llave está dada de alta en su computadora seguimos con lo que estaba planeado.

Transcurrió una hora en medio de la comida y la plática en familia, (la escuela, el trabajo y todo lo que conlleva). Al disponerme a salir nuevamente a realizar un trabajo consistente en una entrevista, me lleve con la sorpresa de que mi vehículo ya no estaba, desapareció.

Así de sencillo los amantes de lo ajeno te despojan de tus cosas, el miedo y la angustia se apoderaron de mí y de mi familia. El reporte al 066 fue lo primero que se me ocurrió, me pidieron número de placas, motor y serie. El reporte que me dieron fue el 004871134 así quedó registrado.

Luego acudí al MPFC para poner la denuncia aconsejado por varios colegas periodistas, por el mal uso que pudieran darle al Pointer. Ahí me dijeron que no me recibían la denuncia y me mandaron a la Fiscalía de Recuperación de Vehículos, en el antiguo edificio de la procuraduría.

He sido víctima de la delincuencia, esas personas que sin importarles el sacrificio de las familias te roban, te hacen daño. Yo seguiré mi vida, esa vida normal que siempre he procurado llevar, una vida de bien, no le hago daño a nadie, no tengo enemigos, me siento triste por el robo de mi vehículo pero, gracias a Dios estoy bien al igual que mi familia. Mi vida cotidiana no tiene que alterarse.

El pasaje ya subió, el transporte público vale ahora seis pesos, hay quien no los paga porque en las unidades no se porta de manera oficial la autorización del aumento.

Por si fuera poco, se Murió Juan Gabriel y no me quiero imaginar que otras cosas más van a seguir pasando. Quienes estamos vivos no debemos rajarnos y debemos seguir enfrentando la vida, esta vida que nos tocó vivir, disfrutarla hasta que se acabe.