*Vanidad

El Enjuiciado

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Periodismo
Noviembre 03, 2016 20:27 hrs.
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Pedro Arzeta García › guerrerohabla.com

Por
Llegar vivo al punto considerado como el lugar del Eterno Descanso, ahí en donde terminan las ambiciones humanas obliga no solo a reflexionar sobre lo que hemos hecho bien o mal a lo largo de nuestra existencia, sino también a penetrar en la curiosidad de preguntarnos ¿Qué pasará llegado nuestro fin y ser sepultado en ese lugar?.
La vanidad del dinero, carros nuevos, ropa, casas y mujeres se terminan cuando nos meten al ataúd de donde físicamente no saldremos, la tumba mide en promedio un metro de ancho por dos de largo, ahí no cabe más que nuestro cuerpo físico. No cabe una alberca y mucho menos el convertible, todo eso es Vanidad.
Quedándonos con los vivos, podría pensar que probablemente nadie acuda a dejar flores ni veladoras a nuestra tumba, o en caso contrario al menos una vez al año, el 1 y 2 de noviembre ’Días de Muertos’ la familia se reúna en la última morada, coma, beba, cante y baile fortaleciendo la creencia de que, del más allá vienen a convivir con los del más acá.
Una cosa lleva a la otra, los ’Días de Muertos’ son días de asueto y muchas personas también procuran divertirse, no les interesa visitar a los muertos, porque los muertos, muertos están. Unos se van a la playa, otros se quedan en sus casas a sacar muchos pendientes.
Pero, para los que sí creen que los muertos vienen, les colocan ofrendas con sus fotos, engalanan con flores de cempasúchil, ponen comida, bebida, hacen una fiesta. Es bonita la tradición del ’Día de Muertos’ algo ancestral, es una celebración tradicional de origen mesoamericano que honra a los difuntos.

Es una festividad que se celebra en México y en otros países y algunas comunidades de los Estados Unidos, donde existe una gran población mexicana y centroamericana.

La Unesco ha declarado la festividad como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

El culto a la muerte en México no es algo nuevo, es desde la época precolombina

La visita a los panteones en estos días debiera ser obligatorio para todo ser humano, como una especie de obligación moral, algo así como para ir viendo donde será nuestra última morada. Es hermoso ver como ese lugar lúgubre, de miedo por las noches y los días se transforman en un enorme jardín. Flores rojas, amarillas, blancas, verdes, marrón adornan el tétrico lugar.
En las noches, las miles de veladoras encendidas les dan otro contexto, la luz se impone en las tinieblas y es un espectáculo asombroso.
Es el Día de Muertos en México, todos los panteones lucen igual, hay algunas tumbas que no presumen nada, ni flores ni veladoras, está completamente abandonadas. Es triste pero es cierto.
Nada más que la muerte tenemos seguro, hay incluso en la actualidad, celebran Culto a los Muertos.
Es bonito tener un lugar en donde poder ir a visitar a nuestros seres queridos, reunirse en su tumba como cuando estaba viva (o), recordarlos y tener la creencia de que realmente regresan del más allá. Lo demás es Vanidad de Vanidades. Todo es Vanidad dijo el predicador.

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