El voyerista

Faltan sólo tres meses, para que termine 2016 y en algunas dependencias, parece que hay prisa por ejercer el presupuesto que no se hizo en todo el año. Porque llegó tarde, porque no había reglas de operación, porque Juan de las Pitas, pero por algo será.

Hoy, los presupuestos y los programas son supervisados por la ley de Transparencia y muchos funcionarios, tienen que ponerse las pilas, porque les pueden agarrar los dedos con la puerta.

Pero los funcionarios también se enfrentan a nuevos retos. En breve serán obligados a firmar la ley 3 de 3, donde no podrán hacer negocios con presupuestos de gobierno. En el pasado, ocurrió con muchos gobiernos, pero recuerdo a un ex jefe de personal que contrató a su yerno y le permitió con tráfico de influencias, subcontratar servicios de seguridad en oficinas de gobierno y hoy, convertido en empresario enriquecido, quiere ser edil de un municipio del estado de Guerrero. Antes eso era corrupción. Ahora también, pero al menos, ya hay algunas restricciones.

Septiembre en Guerrero, es fecha de tradiciones. El 13, Los Sentimientos de la Nación. El Congreso del estado organiza un evento donde se entrega la medalla del mismo nombre. Su recipiendario Enrique Krause, dicta un discurso, que nos hizo recordar algo que se ha dicho mucho, pero no ha tenido repercusiones, sólo discursos. Guerrero ha sido olvidado.

Un soberbio acto, donde las palabras entran y hieren el alma de quienes las escuchan. Cumple su función el evento y en la cena el gobernador Héctor Astudillo Flores, aunque llovía y llovía, no bebía como otro ex, que con eso inició su debacle política y social.

Un día después, el 14 de septiembre un evento esperado con morbo político tuvo un desenlace con acuerdos políticos, que pueden ser trascendentes. Acapulco, Mundo Imperial y Evodio Velázquez, estrenaba un foro de lamentaciones donde escuchaba en la previa a su primer informe de labores, a los ediles, decirle, hasta de lo que se va a morir. Aunque hubo otros, con altura política y diplomacia, para establecer que hay coincidencia en el trabajo y mientras haya respeto, caminarán.

El invitado de honor, no llegó, pero mandó al Secretario de Finanzas, Héctor Apreza Patrón. O sea, mensaje cifrado, donde los diferendos, quedan atrás. ¿Será? Vamos a esperar. Por lo pronto Evodio Velázquez, tuvo tiempo de establecer sus acciones de lo realizado y lo que la violencia y los diferendos, no le han permitido hacer. Pero anunció algunas acciones que avanzan con programas y proyectos, que se entiende, podrán realizarse si hay coincidencias políticas con el poder.

El 15 de septiembre el gobernador, Héctor Astudillo Flores y el edil Marco Antonio Leyva, el primero agitando la bandera y coreando las proclamas y el segundo tocando las campanas, hacen un evento del Grito de Independencia en acto oficial en Palacio de Gobierno.

El 16, el secretario general de Gobierno, Florencio Salazar Adame quien no canta mal las rancheras para los discursos, hace una pieza oratoria de nivel aprovechando foro y el desfile conmemorativo de la gesta heroica de la independencia, y rescata lo que antes se omitía. La realidad y la expone. El final no era necesario, pero ya qué.

El puente del 16 al 18 es bueno para el estado de Guerrero y los maestros, no aparecieron a enriquecerse con el paso del peaje, pero ya se preparan para este 26 de septiembre. Dos años se cumplen de la desaparición de 43 estudiantes. Elemento triste y lamentable, pero que permite a líderes sociales y magisterio, hacer negocio con un reclamo, que sin él, ya hubieran aceptado la evaluación y certificación educativa, y el gobierno negociado cambiar las sanciones y despidos, por cursos de capacitación y actualización.
Contra viento y marea, el estado de Guerrero, va.

Las complicaciones eran previsibles en todo el estado y quien supuso que en un año, era posible enderezar una nave que zozobró por la negligencia, omisión y corrupción de gobernantes que se enriquecieron hasta decir basta y siguen tan campantes, no es tan simple. 10 años de cambio político, que no permitieron mostrar las bondades que prometía la lucha social.

Pero sin lamentaciones, la lucha sigue. Y el barco va. Porque si se hunde, nos podemos ir todos.