El Voyerista
Alfredo Guzmán
Ciertamente dijera un amigo, es complicado hablar de cosas buenas, si la casa está tirada. Si hay caos, división, secuestros, asesinatos y violencia casi generalizada. Las buenas acciones, son rebasadas por un ambiente de incertidumbre y de negatividad, que hace complejo aceptar que no todo está mal.
¿Y si a eso le aumentamos las posibilidades de una crisis mayor derivada de los fenómenos naturales? Por eso convoqué la vez pasada a un pacto de civilidad, donde la política de largo plazo y de beneficio social, sea la que pondere y no la ratonera, que sólo ve lo inmediato y el costo social, para fortalecer proyectos mezquinos y partidarios y de grupo.
Modificar los índices de desarrollo social, son tan complejos que difícilmente se pueden ver en corto plazo.
Por eso cuando escucho que el estado de Guerrero fue colocado en tercer lugar de empleo en el país, con datos de Seguro Social, me alienta. Un segundo lugar en movimiento económico y con el solo concurso de una minera canadiense, que invirtió la friolera cantidad de 14 mil millones de pesos. Sobre todo, ser uno de los estados con menos deuda pública, entre los tres más bajos.
Por esa condición, se ha iniciado a pagar deudas del pasado a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) por 700 millones, por la destrucción que realizó el huracán Trudy en 2014.
O a diversas empresas que se fletaron a reconstruir el estado y que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) contrató y que no se les había pagado en lo de Ingrid y Manuel. Hoy se les han dado 700 millones, para amortiguar el principal.
O al Instituto Nacional de Infraestructura Física Educativa (Inife), a la que se la han pagado 20 millones de un adeudo que generó Ingrid y Manuel.
En un estado donde vivimos 3.6 millones y un millón trescientos mil, viven en pobreza o carencias que no les permiten vivir bien. El Estado federal invierte 14 mil 300 millones, casi el doble de la inversión estatal, en cubrir esas carencias o aminorarlas. En menos de 4 meses se instalaron 200 comedores comunitarios en todo el estado. Principalmente con el concurso local del DIF y su titular.
Hablar de comedores comunitarios, me recuerda al desayuno que recibía todos los días por una módica cooperación de 20 centavos en mis años de la primaria. Donde el Instituto Nacional de Protección a la Infancia (INPI), otorgaba millones de desayunos a niños en edad escolar, en zonas urbanas. Soy hijo del INPI que fue fundado en 1961 por Adolfo López Mateos. Una bendición, sin duda. Hoy el INPI tiene la mística del DIF.
Hoy miles de indígenas comen, gracias a esos comedores universitarios y cubren su carencia alimentaria de esa manera. Lo cual, no es lo ideal, pero es lo real. Imagino a 500 mil niños y jóvenes indígenas comiendo con el apoyo social y digo, es positivo.
Se amplían los programa de Progresa, Diconsa y Liconsa. 150 mil jóvenes estudiantes ya tienen Seguro Social. 348 mil nuevos ingresos al Seguro Popular. Siete mil 400 niños que no iban a educación prescolar, ya van. Cerca de 4 mil jóvenes que no iban a secundaria, ahora lo hacen.
Se atiende a 30 mil jóvenes que no se les había entregado su certificado y que habían abandonado sus estudios. 28 mil adultos mayores que hoy terminaron sus estudios de primaria y secundaria, ya tienen sus certificados.
Lamentablemente con las lluvias se creó empleo temporal, pero campesinos que no trabajaban ahora se les paga para la rehabilitación de caminos y eso ayuda, un poco, pero ayuda.
Que ya se construyen 10 mil nuevos cuartos en colonias populares y rurales, para amainar al hacinamiento de familias, es un aliento.
La planta de aceite de coco, ya da empleo en una zona donde no había. Las estufas ecológicas apoyan a quienes no tenían nada.
Seguro estoy, como dice un alto político del estado. Si no fuera por la violencia, estaríamos en otro mundo. Pero estamos en Guerrero, y con esas cosas hay que andar.
Por eso creo que si es posible cacarear la gallina y seguir construyendo lo que más queremos, la paz y el desarrollo para todos. Y si se hace en unidad, mejor.
