Opinión

Hablemos de acuerdos, tratados o de negociaciones


Hablemos de acuerdos, tratados o de negociaciones
Periodismo
Febrero 08, 2017 19:42 hrs.
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Sergio Enrique Castro Peña › guerrerohabla.com


Un tema ha dominado el ámbito de los medios de comunicación masiva tanto en nuestro país como en los EU: el Presidente, Donald Trump. Desde la campaña a la presidencia de ese país, las preferencias electorales, a pesar de que no tenían derecho al voto, de nuestros medios de comunicación y la clase gobernante, política, partidos y eclesiástica, de una forma u otra, abierta o solapadamente daban su ’apoyo’ a la candidata demócrata Hillary Clinton. Ya sean por conveniencias políticas como por acuerdos de carácter más económico. En lo político, la derecha o una gran parte de ella que tiene sus esperanzas cifradas en Margarita Zavala, hasta telenovela le tenían preparada. Pensaban, los adelantados, que el triunfo de la candidata demócrata les darían un antecedente muy fuerte para lograr un plus en la carrera por la presidencia de México en 2018.
Al término del proceso electoral a la presidencia de los EU, se hubiera pensado que los niveles del agua volvieran a la normalidad, pero esto no fue así. En parte porque el presidente electo en vez de disminuir el tono de campaña con respecto a las promesas dadas, en lo referente a la emigración, la construcción de un muro entre la frontera de EU y México y, que tal muro sería pagado por nuestro país, lo revivió con mayor fuerza y agresividad. Sin embargo, la contraparte de los seguidores de la Sra. Clinton, entre los que se encuentra los medios masivos de comunicación, tanto en los EU como en México, en lugar de reaccionar fríamente a la estrategia preferida por el presidente Trump, según sus palabras en su discurso en su campaña, cuyo lema era ’Make America Great Again’ optó por continuar con una estrategia que podríamos traducir como yo no quiero que la gente sepa exactamente lo que estoy haciendo o pensando, me gusta ser impredecible. Esto los deja fuera de balance y respondieron poniendo enfrente los aspectos más emocionales, no como estrategia ante Trump, sino como una especie de justificante ante sus frustrados seguidores. La reacción de los partidarios de la candidata demócrata fuera y dentro de los EU fue igual de violenta, su rechazo a la aceptación de un hecho realizado, de acuerdo a sus procedimientos electorales de EU, tenían más semejanza a las marchas que se realizan en países en proceso de democratización como el nuestro que al proceder normal de ese país. De igual forma, mientras utilizaba el tema del muro y su financiamiento cómo pantalla de distracción, ’esconder sus intenciones reales’ entró al tema que verdaderamente le interesaba el TLCAN (el Tratado de Libre Comercio para América del Norte). Sin embargo, nuestros estrategas de política exterior aún no han sido capaces de descifrar que el objetivo primordial del presidente Trump no es México, sino simplemente está utilizando el TLCAN como punta de lanza para armar su ofensiva en contra del verdadero de los EU: China
Por otra parte, el presidente estadounidense, conocedor de las estrategias que conforman un proceso para llegar a la aceptación sobre un punto dado por las partes involucradas, definió, expuso e impuso la agenda a tratar. Para ello, puso en la palestra una táctica inicial que le serviría para el rumbo y la forma de llevar primero los acuerdos y la importancia que le pudieran dar la contraparte, esto consistió en dominar el proceso de negociaciones mediante un paquete conformado con las promesas que hizo a sus electores y que lo habían llevado a la presidencia de su país. Dichas promesas incluían: la construcción de un muro en la frontera de EU y México, el cual construiría el primero, pero lo pagaría el segundo. El segundo punto, consecuencia del primero incluía la inmigración ilegal, adicionalmente con una estrategia de deportación masiva de nuestros connacionales, ya fueran delincuentes involucrados en el narcotráfico, tráfico de indocumentados y trata de personas, sin importar nacionalidad y los conformados en delitos del orden común. El tema que dejo para el último, en la cronología de su exposición fue el TLCAN o NAFTA. En toda la catarata de futuras acciones, siempre predominó una actitud y un lenguaje, corporal y oral, agresivo y despótico. El torrente de ’propuestas’ de Trump a México, nunca fueron desconocidas ni para el gobierno, los partidos políticos, los medios de comunicación masiva, los ’intelectuales’, el sector privado, incluyendo a los altos mandos de la Iglesia Católica. Por lo que, en este asunto no ’existieron sorprendidos, sino solamente despistados’.
Al escuchar las políticas económicas que el presidente de EU está tratando de implementar, tienen un dejo, que para muchos, por el tiempo que tiene en desuso, les resulta desconocida y para otros, inoperante, me refiero al sistema político-económico identificado como ’Mercantilista’. Para estar en una misma sintonía vayamos a lo que se entiende como ’Mercantilismo’. Se parte de que su objetivo primordial es lograr la supremacía de un país con respecto a los otros mediante la creación de riqueza a costa de ellos, esto es, la prosperidad de una nación está en función de la riqueza que pueda producir internamente sustituyendo los bienes que se importan, obteniendo una constante balanza comercial internacional favorable. Sí el país tiene una balanza comercial positiva implica que sus exportaciones son superiores a sus importaciones y, no solamente percibe ingresos mayores en divisas, sino que también incrementa su riqueza y los niveles de ingreso y de empleos de su población. Por lo que, en contraparte, si un país tiene una balanza comercial internacional deficitaria, las importaciones son mayores a las exportaciones consuetudinariamente, por lo cual la riqueza y los empleos internos se trasladan a otras naciones. Para evitar una situación tal, el mercantilismo propone que el país requiere de un gobierno fuerte que tenga una mayor intervención en los asuntos económicos y financieros con la regulación del mercado local apoyando la producción interna. Esto implica instrumentar medidas de protección en contra de la competencia de productos extranjeros. Ello conlleva utilizar estrategias tendientes a subsidiar a los sectores más relevantes para sus intereses, los cuales produzcan encadenamientos en sus procesos productivos, a la vez que añadan un valor y tengan efectos multiplicadores más amplios. Adicionalmente, dicha política deberá ser respaldada por un incremento de masa monetaria mediante créditos a una tasa de interés baja. En paralelo, deberán imponerse aranceles a las importaciones y hacer una excepción de los mismos a las exportaciones. Todo ello con la finalidad última de consolidar la formación de un Estado-nación lo más fuerte posible.
Por otra parte, es imperativo tomar en cuenta la problemática real que se vive en nuestras fronteras con EU y Guatemala. En ambos lados, no tenemos una vigilancia adecuada, ni el personal suficiente, entrenado y libre de la corrupción eterna. Derivado de esta situación, tenemos como resultado una incapacidad para ejercer y hacer cumplir los mandatos inherentes a sus cargos. En esa forma , nuestras fronteras acaban convertidas en coladeras, tanto de entrada como de salida, ya sean por cuestiones económicas, evasión de impuestos, principalmente a las importaciones y el ISR además de propiciar la existencias de bandas delictivas dedicadas al tráfico de personas en forma de propiciar la emigración ilegal, coyotes, como el movimiento de grupos delictivos de alta peligrosidad, tales como ’los maras’, entre otros. De igual manera, esos grupos dedicados al tráfico ilegal de indocumentados han convertido nuestra frontera con Guatemala en una especie de puerta de entrada de esa población ilegal. Así, el territorio de México es utilizado para el trasiego de personas quienes, en su camino hacia los EU, se montan en el ferrocarril conocido como la ’bestia’. Esto hace que, a lo largo del trayecto, se vaya sembrando inseguridad para la población que tiene la mala suerte de cruzarse en su camino, al tiempo que muchos de esos emigrantes se incorporan a bandas del crimen organizado en su calidad de ’mulas’ o, de plano se quedan en alguna población como parte de las bandas locales. La experiencia de esa población con los emigrantes ilegales es que al pedir una ’ayuda’, rechazan la constituida en especie, comida y ropa, enfocándose en la monetaria. En caso de que no les cumplan su petición, los habitantes de las poblaciones mexicanas son objeto de amenazas que en ocasiones no pasan de ser verbales, pero que en no pocos casos se traducen en actos violentos. El impacto que este tipo de situaciones tienen sobre la población afectada son ignorados por los medios de comunicación. En ello impera la corrección política, bajo el argumento de que son ’pobrecitos,’ o por intereses de otra índole. No olvidemos que la su ’atención y protección’ a dichos ’pobrecitos’ son proporcionadas por ONG´s ligadas a instituciones religiosas, pero que, para su funcionamiento, dependen del apoyo de los gobiernos federal y estatales.
Nuestra historia está plagada de violencia, inseguridad y desunión en donde los niveles de inestabilidad rondan y amenazan de ’despertar el México bronco.’ A pesar de los esfuerzos constantes de nuestras autoridades, y las políticas destinadas a combatirlas, las fuerzas destinadas a tal fin se ven coaptadas por organismos que impiden su labor. Predominan los intereses cuyo objetivo real es la obtención de recursos financieros, enmascarados en una defensa supuesta a los ’derechos humanos.’ Un ejemplo de ellos es la exhibición que se ha hecho del Ejercito Mexicano al cual se ha dejado sin oportunidad de defenderse de ’las recomendaciones de la ’comisión de los derechos humanos.’ Es vergonzoso observar como el gobierno mexicano ha accedido a demandas de tales comisiones y permitido se investigue, no por las autoridades judiciales, sino por los defensores de los ’derechos humanos,’ acompañados por los ’agraviados’ como testigos. Se atropelló, no solamente a una de las principales instituciones del país, dando más la sensación de un revanchismo por representar el triunfo revolucionario que una búsqueda de la verdad y de igual manera, lo cual es inaceptable el ’estado de derecho’, propiciando una indefinición del actuar de ejército y de las fuerzas del orden federales, estatales y municipales, además de una suplantación con las ’milicias’ locales. México, por más que se quiera presentar en los medios de comunicación masiva, los partidos políticos, las ONG´s y sus marchas y la alta curia, no es un país unido. Con sus estrategias para volver a tener el poder en las próximas elecciones presidenciales de 2018, los oposicionistas al gobierno no están sopesando que este fomento de desunión puede resultar en que al final no lo puedan controlar y solamente hagan que despierte o facilite el accionar del México ’anarquista,’ lo cual abriría una puerta que algunos no alcanzan a percibir.
Aparte de descifrar y predecir los movimientos del presidente de los EU en base únicamente de sus declaraciones es un ejercicio no solamente poco esclarecedor, sino también una pérdida de tiempo que nos puede llevar a un camino que nos dirija hacia el lugar que él pretende que estemos. La guía más certera puede ser en definir cuáles son sus principales problemas, sus retos más apremiantes, a sus verdaderos enemigos. Nosotros, en realidad, no somos una amenaza de consideración, con excepción de nuestra situación geográfica, la frontera en común de alrededor de tres mil kilómetros. Recordemos que de no existir tal situación simplemente representaríamos un país más con un pobre desempeño económico y una inestabilidad política producto de la endémica inestabilidad que produce la falta de unidad. Es importante analizar la irrupción del Presidente Trump, un hombre de negocios, en la escena política. Es un hombre sin experiencia en el campo político como tal. Su vinculación con el aparato político del Partido Republicano es escasa. Es un alguien que se convirtió en político por sí mismo, de acuerdo a los estándares de ese campo. Obtuvo la victoria con una estrategia ajena a lo que se considera las formas tradicionales del desempeño y un proceder lejano a una corrección política. Es en síntesis, un político, atípico.
Por lo anterior, se hace necesario reconocer, no aceptar resignadamente, que existe un factor que no podemos modificar y este es, la frontera que compartimos y que en el pasado hemos sido incapaces de actuar con inteligencia y traducir esa ventaja comparativa en un beneficio mayor al obtenido los últimos cincuenta años. Además, que en la actualidad en lugar de reaccionar con una mayor sagacidad a las provocaciones tácticas seguidas por el Presidente Trump, tengamos una estrategia de reacción basada en la dignidad, en una dignidad real, no esotérica, porque lo que nos hace ser respetados, dignos no es demandarlo sino demostrar que podemos ser buenos socios o un mejor adversario, dejando afuera las posiciones meramente emocionales. Es necesario identificar el campo en donde tenemos que trabajar. Descifrar perfectamente a nuestro contrincante, determinar sus puntos fuertes y con ello definir sus debilidades. Solamente de esa manera estaremos en condiciones de tomar las decisiones pertinentes y actuar fríamente. Siempre habrá que tener presente que no son nuestros amigos del alma, ellos buscan sus intereses antes que los nuestros. Podemos ser socios, aliados y, considerar, como estrategia, que sus enemigos son también los nuestros. Es importante no adquirir rencillas ajenas y sí no podemos enfrentarnos al vecino más fuerte, usemos nuestra posición estratégica para tener un margen de negociación mayor. Al buscar un alejamiento comercial, no real, de los EU, diversificar nuestro mercado internacional, cuando no hemos podido ser competitivos en la cercanía del mercado más grande del mundo, no estamos mostrando con ello una independencia, sino una salida a ciegas que, en lugar de beneficiarnos, nos expone.
El problema que podemos enfrentar en un futuro cercano no es qué hacer si el TLCAN o NAFTA se renegocia, sino en diseñar cual sería nuestra plan ’B’. Buscar o diversificar nuestro mercado o socios comerciales no está apoyado, por lo menos en el corto plazo, con datos duros como una vialidad seria. No se conoce, a ciencia cierta, cuál es la balanza comercial –exportaciones menos importaciones- con esos países que constituyen el 20 por ciento del mercado internacional y dado que una parte sustancial es con China y el déficit que tenemos con ese país es de más trescientos millones de dólares, una tercera parte de vuestra exportaciones a ese país las expectativas de ser una buena alternativa no es muy halagüeña. Las marchas para defender nuestra ’dignidad nacional’, cualquier cosa que eso sea, es simbólica pero sin contenido real. Por muchos años, dejamos de hacer nuestra tarea. Muchas fueron las oportunidades desperdiciadas, no superamos ser un país de comerciantes. Se nos señala el crecimiento de la industria ’mexicana’ pero no es mencionado que las labores se concretan al ensamblaje de productos en México, pero los propietarios son compañías extranjeras. Tenemos la oportunidad de reorientar nuestra economía y realizar una reconversión tanto en su contenido como en nuestra participación real, pero eso será tema de una entrega posterior. sergiocastro6@yahoo.com.mx

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