Opinión

Hablemos de incertidumbre o de reformas estructurales/ I de II


Hablemos de incertidumbre o de reformas estructurales/ I de II
Periodismo
Enero 18, 2017 21:43 hrs.
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Sergio Enrique Castro Peña › guerrerohabla.com

Un término que domina en los análisis de la mayoría de los especialistas ya sean estos de otras latitudes o nacionales es el de ’incertidumbre’, con lo cual no solo quieren denotar un estado de cambio sino más bien que desconocen el rumbo de esos cambios y lo que es más relevante sus efectos y consecuencias. De igual manera, están surgiendo voces en donde entra un cuestionamiento sobre el modelo, no solo económico y comercial internacional, globalización, sino de la conveniencia y el costo que representa para la sociedad en comparación con los beneficios que obtienen y el futuro que perciben.
El día primero del pasado Diciembre su cumplieron catorce años, de acuerdo a los comunicadores y los partidos políticos opositores al PRI del ’nacimiento’ de la mal llamada ’democracia mexicana’, sin embargo este aniversario no mereció ni siquiera una pequeña línea perdida o de pie de página, simplemente fue ignorada, porque su mención los llevaría a realizar una práctica que les es completamente ajena: una evaluación de esa democracia como representativa de los avances que la población y el país en su conjunto ha obtenido en crecimiento económico, disminución en la pobreza, la inseguridad, la libertad de expresión, de la disminución del avance del crimen organizado, el bienestar de la población y el fortalecimiento de las instituciones, primordialmente de las encargadas de dar certidumbre, tanto en el cotidianidad de la población como en las actividades económicas y productivas privadas. Nuestra democracia, y, en esto una gran parte de la población, ha sido ineficiente y costosa, el monto del presupuesto, nuestros impuestos, destinado a su operación se han venido incrementando a un ritmo similar a sus resultados negativos o con un nivel nulo, los únicos ganadores visibles son los partidos políticos o los profesionales de la política, los medios masivos de comunicación y la iniciativa privada corporativa, el CCE, la COPARMEX y sus asociaciones y la derecha clerical con sus ONG´s.
Hace aproximadamente tres años formulamos una teoría a la cual llamamos ’Hablemos de caos como estrategia política’, en ese tiempo solo contaba con los primeros errores que el actual gobierno ha seguido acumulando y que lo han llevado a que sus enemigos produzcan una situación real de caos, no de incertidumbre que es la primera etapa que si de combate a tiempo y adecuadamente se puede atacar y hasta revertir. Sin embargo, esos errores produjeron lo que se puede llamar una ’tormenta perfecta’ políticamente hablando, en donde los ataques proceden de todos los ángulos ideológicos para lograr un solo objetivo que ellos piensan destruirán la credibilidad y el futuro como gobernante del actual presidente Enrique Peña Nieto y a su partido el PRI. Pero que en el fondo pueden ocasionar un escenario que no puedan controlar, principalmente las fuerzas de la derecha clerical y la cúpula empresarial, esencialmente por su carácter y su requerimiento para su adecuado funcionamiento: un estado de estabilidad, predecible.
Iniciamos este 2017 con la noticia de un incremento del precio en los combustibles de origen fósiles, precios que estaban contemplados en la reforma energética, como preámbulo a la participación del sector privado en el campo energético: petróleo, gas y electricidad. La estrategia escogida y solicitada por las posibles empresas que deseaban participar con inversiones directas era que el gobierno adecuara los precios de tal forma que los equiparara a los prevalecientes en el mercado internacional. Todo se desarrollaba según lo convenido y la perspectiva aprecia favorable a las acciones que el gobierno tenía que tomar previo a la incursión del sector privado al sector con inversiones que incluían la construcción de oleoductos para la transportación de los hidrocarburos. Sin embargo, los funcionarios y asesores de la presidencia no tomaron en cuenta que los mercados internacionales y por lo tanto sus precios dependían de las fluctuaciones que estos tenían de acuerdo a su demanda y la oferta vigente y que estábamos en temporada invernal y que tanto en los Estados Unidos como Europa ha sido muy severa.
En esas regiones el mercado si funciona y su sector privado si responden a su comportamiento, no como en nuestra estructura productiva del sector privado es inelástica y no reacciona a dichas fluctuaciones, y lo acontecido a principios de 2017 no fue la excepción. De tal manera, que al originarse a finales de Diciembre un incremento del consumo de combustibles por el período vacacional de Navidad tanto en nuestro país como en el extranjero. Sí, a esto le añadimos nuestra dependencia de las importaciones de combustibles, gasolina, diesel, turbosina, dado que nuestra capacidad de hacerle frente a ese incremento de la demanda fue acompañada con una disminución en el nivel de producción. Esto se debió principalmente a la falta de mantenimiento a las existentes. Aunado a ello, cuando en el sexenio de Felipe del Sagrado Corazón de Jesús se intentó darles mantenimiento, principalmente a las refinerías de Tula Hidalgo y de Salamanca Guanajuato, se contrató a una empresa italiana, Saipem S.P.A., misma que no cumplió y aun cuando desde 2014 se conocía en los medios de tal falta, las autoridades correspondientes no actuaron en consecuencia. Agregado a lo anterior, al no haber incrementado la capacidad de producción de las refinerías existentes e ignorar la necesidad de invertir en nuevas plantas de refinación cuando se disponían de recursos provenientes de las exportaciones de crudo.
Ante ello, hoy se exhibe la falta de visión y compromiso para enfrentar los retos que implicaba la realización de los cambios estructurales que se pretendían con la reforma energética. Asimismo, debemos de mencionar que la demanda mayor de combustibles es producto del incremento constante de la población y su resistencia a modificar la cultura y dependencia de los vehículos automotores. En ese mismo costal van la desidia y la poca disposición de las autoridades y el sector privado para realizar las adecuaciones que permitieran esa reconversión tecnológica que nos hubiera permitido enfrentarnos a las contingencias que esa resistencia de los particulares a modificar su modo de vida y de los gobiernos en todos los niveles a enfrentar los costos políticos que ello implicaban. Además, de informar a la población sobre las consecuencias positivas que conllevan esas modificaciones como evitar altos niveles de contaminación, con sus consecuencias en la salud de la población principalmente en los niños por nacer y los que pasaban la primera etapa de desarrollo. Todo esto creo una tormenta perfecta en medio de la cual llegamos a la dependencia creciente del exterior por la importación de hidrocarburos. Esto necesariamente implicó un uso mayor de divisas y un aumento en las presiones sobre el valor de nuestra moneda. Ante ello, no hubo forma de ejercer el control sobre las acciones de la reforma energética y mucho menos generar un fortalecimiento interno que nos habría colocado en una posición más ventajosa para enfrentar esos cambios y los que implicaran la llegada del Sr. Trump a la Casa Blanca.
El cuestionamiento al incremento del precio del diésel y las gasolinas, se produjo inicialmente con ataques y difusión en las redes ’sociales.’ Ahí, se propagó que existía escases, misma que se daba porque el precio de la gasolina se incrementaría en los días subsiguientes. Esto, nos lleva a preguntarnos: ¿Cómo fue que los grupos de derecha tenían conocimiento de un incremento y el PAN (el CCE, la COPARMEX y otras fuerzas políticas del sector privado) y el PRD –en aliado patito del PAN- se dijeron sorprendidos? La respuesta es que con una ’mano tiran la piedra y esconden la otra’. La siguiente pregunta, en realidad la hizo el comentarista y periodista Rafael Cardona: ’¿Yo quisiera saber que fuerzas tan poderosas están atrás de los actos vandálicos, que se les permite realizarlo con toda impunidad?’ La contestación que este servidor ve es la que se dio durante la reunión del Presidente Peña Nieto con el CCE, el sector importador y el sector obrero, con la firma del Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar, en donde se dieron dos manifestaciones sobre un añejo desencuentro el sector obrero que manifestó, lo que para muchos es evidente, los problemas en la economía provenían del poco desempeño de la productividad, porque de su nivel depende la competitividad. Esto es, si tenemos un aparato productivo con un estándar bajo de competitividad y menor al de nuestros competidores difícilmente podemos competir con ellos. Sin embargo, dicha productividad depende más de la variable inversión, del gobierno en infraestructura y de la iniciativa privada en el campo de la producción misma. Si alguna de las dos no se da, o ambas, difícilmente podemos aspirar una productividad adecuada y por lo tanto una competitividad adecuada. La formula es sencilla y el dirigente obrero lo comprende lo cual nos lleva al segundo desacuerdo que se da con la negativa de la COPARMEX de firmar el acuerdo en cuestión.
Tres son las Reformas Estructurales que el gobierno propuso en ’El Pacto Por México’ mismo que fue firmado por el PAN y el PRD, al tiempo que se tradujeron en cambios en nuestro bagaje legal: la Educativa, la de Comunicaciones y la Energética. Las tres han sido sucedidas por sus diversas manifestaciones de resistencia a los cambios que llevan implícitas. Con respecto a la primera, la Reforma Educativa sin estar plenamente instrumentada y controladas del todo las manifestaciones de resistencia, de alguna manera se han llevado a un nivel manejable, pero con una probabilidad grande, si las condiciones o las necesidades políticas lo requieren, de resurgir con más fuerza. El cambio estructural en el sector de comunicaciones electrónicas, aparentemente se está desarrollando de acuerdo a lo previsto y sin resistencias visibles pero sí, con manifestaciones de otra índole por parte de los dueños de las grandes corporaciones de comunicación masiva con su añeja estrategia de comunico la nota pero es como nosotros queramos, en el tiempo que queramos y de la forma que queramos, porque la fuerza y por lo tanto su impacto, de una noticia depende de esos elementos.
Todo cambio, sino es artificial, tiene su origen en una necesidad o en la inoperatividad de un esquema dado, el cual se trona más relevante cuando se trata de uno estructural o de toda la cadena que interviene en un proceso de producción y de consumo. Los cambios estructurales y, por lo tanto, la necesidad de que se realicen tienen un origen real y posponerlos, solamente ocasionarían mayores efectos negativos, mayores costos y ponernos en una situación de vulnerabilidad delicada. En este contexto se propuso y se acepto la reforma estructural en el sector energético. De igual forma, el orden que se seleccionó para implementar los cambios estuvieron fundamentados en como su concatenación. De no existir una reforma educativa, difícilmente se podría contar con personal y profesionistas nacionales de alta calidad para hacer frente al incremento de la demanda de estos nuevos sectores y de los vigentes. Las reformas estructurales tienen entre otras, su origen en la baja capacidad competitividad de nuestro aparato económico frente a otros jugadores extranjeros, lo cual es consecuencia de una pobre productividad. Por ello, incrementar la competitividad está en función de una mayor productividad, de ahí, si queremos tener una economía y un sector nacional con un nivel adecuado que nos permita ser competitivos tanto en el mercado interno como en el externo no existe otro camino que mejorar nuestra productividad y por lo tanto de todos los actores de la cadena de valor, en donde la sustitución o el apoyo para algunos sectores, subsidios o impuestos, sean de una periodicidad previamente determinada y mínimos.
La necesidad del cambio estructural del sector energético tiene su origen más visible a finales del sexenio del Presidente Ernesto Zedillo Ponce De León, la creciente demanda y la constante disminución de la capacidad de producción y de satisfacer dicha demanda, aunado a la dependencia del gobierno de los recursos financieros que provenían de dicho sector, a pesar del mito de que los presidentes Priistas omnipotentes, el cual no se tradujo por diferencias, tanto de carácter político como económico. En lo político, el alejamiento entre el Presidente Zedillo con su partido, el PRI, y en lo económico por la situación económica del país, la debilidad del gobierno y la poca disponibilidad de divisas. Vicente Fox recibió una economía sana y en pleno crecimiento. Sin embargo, la administración estaba enfrascada en dedicar sus esfuerzos a otros menesteres, más prosaicos pero menos riesgosos. Así, a pesar de que la creciente demanda interna de gasolina, diesel y gas era satisfecha con la importación, el camino que tomó fue diferir las soluciones: modificaciones constitucionales, terminar con el monopolio de Pemex, el sueño o la muleta de los panistas, enfrentamiento con el sindicato petrolero, realizar nuevas inversión en nuevas refinerías en mantenimiento de las existentes y lo que era más relevante enfrentar los costos que representaban esas soluciones. Todo lo anterior implicaba mucho trabajo, mucho desgaste y de eso Fox no quería saber nada. Con respecto al presidente Calderón, su administración pensó que era más redituable y menos costoso, en términos políticos, combatir al crimen organizado, la apuesta no rindió los frutos esperados, en ninguno de los dos casos y, para el colmo de males se perdió la oportunidad y los recursos disponibles, los mayores, en nuestra historia reciente, provenientes de la venta de petróleo en el exterior y doce años sin crecimiento ni desarrollo económico y por lo tanto sin realizar los cambios estructurales para que el gobierno dejara su dependencia financiera de los ingresos del petróleo.
Pero, como se manifestó anteriormente, diferir una problemática y en particular la realización de cambios de la operación estructural, máximo cuando estos afectan directamente el estatus quo del conjunto de la sociedad, no podían ser realizados sin esperar una reacción adversa, justificada o no de la sociedad sino como una oportunidad de las fuerzas contrarias a la presente administración. Sin embargo, todo hace pensar que las actuales autoridades iniciaron el proceso de transformación estructural del sector energético, equilibrar el precio de los combustibles a los prevalecientes en el exterior y con ello disminuir el gasto de divisas por la importación de combustibles, bajo el supuesto de que los efectos negativos, a corto plazo, que la población en su conjunto deberían transitar, serian sopesados por esta misma, con respecto a los beneficios innegables, pero a un lapso mayor. La previsión sobre los impactos de los acontecimientos, del exterior el triunfo del Sr. Trump en las elecciones presidenciales en los Estados Unidos y en lo interno la reacción de rechazo por el incremento de los precios en los combustibles, fue errónea y su reacción también. Pero de esto, lo veremos en una posterior entrega. sergiocastro6@yahoo.com.mx
Anexo: Un aspecto que se ha diluido con las manifestaciones e información sobre las consecuencias del ascenso del Sr. Trump a la presidencia de los Estados Unidos es la diferencia manifiesta del poder que tiene como presidente, tanto en lo externo, que se espera y es comprensible dado el peso que tiene ese país en el contexto internacional, sino en lo interno, proveniente no, de su personalidad sino proveniente del tamaño y el impacto del gobierno en la economía, con respecto al mandatario y el gobierno de nuestro país cuya diferencia no proviene del carácter de los mandatarios sino de la capacidad de enfrentar y controlar, con éxito, a su clase financiera y económicamente dominante, conocimiento que nuestra COPRAMEX y CCE desean fervientemente siga siendo ignorada por nuestra población y la sociedad en su conjunto.

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