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Hablemos de Trump o de "La guerra del siglo"

Hablemos de Trump o de "La guerra del siglo"
Periodismo
Diciembre 13, 2016 22:42 hrs.
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SERGIO ENRIQUE CASTRO PEÑA › guerrerohabla.com

En nuestro artículo anterior, comentábamos como la historia a lo largo del siglo XX, nos preparaba para los acontecimientos que tendríamos en los próximos años, en este caso 15 años, y que conduciría a la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. También, señalábamos que las estrategias ecopolíticas y geopolíticas seguidas en la segunda parte del siglo XX, con la creación de diferentes acuerdos de comercio exterior entre los diferentes países, nos llevaron a una globalización del mercado de bienes, servicios, de productos y recursos financieros.

Sin embargo, al recorrer el siglo XXI nos comenzó a mostrar otros aspectos riesgosos que aparentemente habían estado latentes pero que conducían hacia un estado el cual obligaría a repensar las estrategias seguidas y las consecuencias que tendrían ignorarlas. Nos referimos a las luchas ideológicas-religiosas que se darían en las áreas de influencia de Estados Unidos, tanto en su interior como en el exterior. Pero, antes que nada permítanos ultimar el desarrollo en el campo económico y los diferentes acuerdos y asociaciones que dan sustento a la globalización.

Los grandes bloques más conocidos lo constituyen: el Tratado de libre Comercio TLC o, por sus siglas en inglés, NAFTA (North America Free Trade Agreement); la Unión Europea; la Comunidad Andina; la Comunidad Sudamericana de Naciones; el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA); la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y, el BRICS integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sud África; y, aún en proceso de instaurarse, algo que está en duda dado la negativa del presidente futuro de los EUA para que este país participe en el mismo, Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica TPP (Trans-Pacific Partenship), que incluye a doce países: México, Estados Unidos, Japón y Canadá, Singapur, Australia, entre otros. Todas ellas, bajo la reglamentación establecida por la Organización Mundial de Comercio (OMC). Además, de las organizaciones internacionales enfocadas en el desarrollo económico y el comercio internacional, también existen las especializadas en asuntos para el combate del crimen organizado, donde se encuentra, la más conocida: la INTERPOL. La globalización, en los campos económicos, financieros, comunicación, intercambio de conocimientos y de información en las diversas áreas, es una realidad a la que nos enfrentamos desde el nacimiento del siglo XXI. Sin embargo, también nos muestra que los actores y las esferas de poder mundial están cambiando y con ello el orden que los rige.

Entre los bloques que destacan tanto por los miembros como su importancia en el ámbito mundial tenemos el BRICS constituido por países que cubren el 40 por ciento de la superficie mundial, en donde habita alrededor del 50 por ciento de la población y conjuntamente obtienen el 23 por ciento del PIB mundial. Pero, lo más relevante es la dinámica de crecimiento económico que han tenido, entre 2000 y 2015, mismo que ronda el orden del 500 por ciento anual, destacándose el de China con un 907 por ciento; India con un 351 por ciento y Brasil con 195 por ciento, mientras que los Estados Unidos solo alcanzo un 82 por ciento, Alemania 76%, Reino Unido un 93%, Canadá 114%, Corea del Sur 158% y México un 97%. Si consideramos el crecimiento de los países que integran el TLC, tendremos que su desempeño fue de únicamente del 85%, casi seis veces menor al del BRICS.

También se puede observar que el PIB de China en 2000 era de 1,198.5 mil millones de dólares y el de Estados Unidos de 9,898.8 mil millones de dólares un diferencial de 8,700 millones de dólares. Si embargo en 2015 el PIB de China creció a 10,866.4 mil millones de dólares, mientras que el de Estados Unidos era de alrededor de los 17,975.0 millones de dólares, el diferencial entre las dos economías se redujo a 7,100 millones de dólares, una disminución neta de 1,600 millones de dólares. De tal forma, que se espera, de seguir teniendo los crecimientos actuales, 950 y 82 por ciento, China desplazara a Estados Unidos como la primera potencia económica mundial en los próximos diez años, mientras que la economía de la India se estará equiparando a la de Japón, Alemania o el Reino Unido. Como podemos ver, la posición de supremacía de los llamados países desarrollados está cada vez más comprometida y la lucha por las posiciones de supremacía se irá incrementando y de igual manera la filosofía y la estrategia de posicionamiento en el mercado mundial.

La política de acuerdos y alianzas, tanto militares como económicas, las promovió y realizó Estados Unidos con el objetivo de conformar un frente unificado en contra del avance comunista, principalmente el soviético, haciéndose cargo de los costos financieros en su implementación. La problemática, para Estados Unidos, consistió, en que, una vez, derribado el Muro de Berlín y el derrumbe de la URSS, tanto la globalización, la creación de una sociedad basada en el consumismo masivo como la de una industria armamentista formada para hacer frente a la amenaza comunista produjeron una dependencia crónica en su economía.

En los primeros quince años del siglo XXI, se hace evidente que la estrategia de Estados Unidos de conformar la globalización y la introducción de los medios electrónicos de comunicación como la internet, propiciaron también que el movimiento de valores financieros pudiera realizarse en una forma masiva como nunca en la historia se había tenido. El movimiento de capitales, dejo de contarse en días y se transformó no en segundos, sino que en microsegundos y de igual manera la posibilidad de obtener ganancias trasladando alrededor del mundo, en un tiempo similar, los capitales a los mercados que estaban en operación. Los mercados de capital no solo se volvieron globales, de movilidad constante, también adquirieron la cualidad de instantaneidad y por lo tanto, la capacidad de generar ganancias.

La situación anterior, ha llevado a una lucha entre los diferentes centros de movimiento financiero, Londres, Frankfurt, Tokio, Hong Kong o Singapur. Por otra parte, eso propició un cambio en la forma de utilizar instrumentos financieros nacidos en el siglo XIV como son la venta de valores, acciones, bonos, emitidas, tanto por gobiernos como empresas, los cuales se convirtieron en un medio que permite adquirir recursos frescos y para afianzar su posición en el mercado. Esta manera de obtener los recursos y adquirir ganancias mayores, abrió una expectativa más amplia a los inversionistas. Asimismo, al utilizarse supercomputadoras, equiparadas a las utilizadas en la exploración del Universo o en el campo del genoma humano y ser manejadas con algoritmos que le permiten tomar decisiones a la velocidad en que se mueven esos mercados, independientemente del usuario, han generado incrementos en las utilidades que adquieren los inversionistas globales, al tiempo que demuestran el uso de la inteligencia artificial en los mercados financieros.

De igual forma, un factor que incide no solamente en los mercados financieros, sino en las posibilidades de las economías mundiales, es la herramienta utilizada por la Reserva de los Estados Unidos para controlar el flujo y monto de dinero que se maneja en ese país por medio de la determinación del tipo de interés en el costo del dinero. En el primer caso, esto influye en las decisiones de los inversionistas financieros y el monto que los deudores o ahorradores tienen que pagar, mientras que en el segundo determina los montos a ganar, siendo de mayor relevancia las deudas contraídas por los gobiernos. En la misma situación, podemos encontrar un instrumento financiero, que incide tanto en el total de la deuda externa de los gobiernos como una supuesta percepción sobre la confianza o desconfianza de los inversores financieros, privados o gubernamentales, del Banco Mundial (BM), del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), del Fondo Monetario Internacional (FMI), y de los bancos centrales de las principales economías europeas, la City en Londres y el Deutsche Bundesbank de Alemania. Al determinar las corredurías privadas la valuación de las deudas de los países, principalmente de los menos desarrollados, como el nuestro, emite clasificaciones y define el monto de los intereses que ese país tiene que pagar por su deuda. Para ello, les otorgando grados sobre la confiabilidad que los mercados de valores y financieros tienen sobre sus economías; el comportamiento de los gobiernos en cuanto al desempeño de su economía; el valor de su deuda con respeto a su capacidad de pago; y el porcentaje de la deuda pública con respecto a su PIB. Las estrategias de clasificación, por parte de los Estados Unidos y los organismos internacionales, a las que ha estado sometido nuestro país, como potencia media, es un tema recurrente.

La capacidad de los Estados Unidos en el siglo XX para influir, durante su primera mitad y dominar en la segunda, tanto en el ámbito financiero, de política exterior, comercial, de inversión, militar como en la conformación y utilización de los organismos internacionales para supeditarlos a sus objetivos particulares, es cuestionable. Su apetito insaciable por el consumismo y su preferencia de endeudamiento para satisfacerlo, hacen que la deuda total per cápita llegue a los 46,000 dólares. Se reconoce que aun cuando todavía los Estados Unidos son una superpotencia, al tener una economía en debilitamiento constante, dicha supremacía esta en serios predicamentos.

Con respecto a China o, mejor dicho el Imperio Chino, con un gobierno fieramente centralizado: un solo partido político, un solo dirigente y con una economía de mercado parcial, ha logrado posicionarse del mercado internacional con una balanza comercial altamente superavitaria. La estrategia seguida por los actuales emperadores, no es diferente a las utilizadas por sus antecesores desde hace más de dos mil cuatrocientos años. En la a mitad de XVI consistía en vender todo lo que deseaban, en ese caso seda, cerámica y té, pero no comprar nada, excepto si era totalmente necesario, insumos, minerales y alimentos. En la actualidad, los ingresos por venta de sus productos en el mercado mundial son enormes, debido principalmente a los precios tan bajos. Ello, les permite generar una captación de divisas excepcionales. Sin embargo, debido al temor a incomodar al Imperio Chino, dejamos de lado que esa mal llamada ’competitividad’ de una economía solo integrada por doscientos millones, y que gozan de sus beneficios, está sustentada por la explotación semiesclava de los restantes mil millones de su población. La riqueza y los grandes capitales con los que ofrece China alianzas comerciales y de inversión a países con problemas financieros, desequilibrios de comercio exterior y de pagos de deuda externa, son un enorme aliciente para dar cabida a las pretensiones del Imperio Chino.

Los Estados Unidos siguen teniendo un liderazgo en las áreas de la ciencia y la tecnología pero su dependencia de su sistema de mercado, consumo en la más pura expresión de la palabra, con una democracia, que si bien le permite la elección de sus gobernantes, estos tiene una permanencia limitada y a, ello se le debe agregar que una parte sustancial de su tiempo es dedicada a exponer y defender sus estrategias. La democracia puede considerarse como el mejor sistema político-electoral, pero a la larga, comienza a mostrar sus debilidades y, lo que es más importante, su altísimo costo, su escasa eficacia y menor eficiencia, lo cual lo pone seriamente en desventaja con el sistema chino.

Los Estados Unidos, no se ha tomado la molestia de conocer a fondo la filosofía y la cultura china, está en la creencia que al aceptar tratados de comercio se someterá a los lineamientos de estos. China nunca ha aceptado y no lo hará, a las disposiciones del comercio internacional, para ellos la máxima expuesta en el libro de Sun Tsu ’El arte de la guerra’ sobre cómo se debe proceder, con respecto a lo que llama ’la regla de oro’ que es, ’ precisamente la ausencia de toda norma’ y que ellos actuaran y seguirán ’las reglas que establezcan las circunstancias’, ’la lucha por la supremacía’, en este caso, no solamente la comercial, sino también la del dominio de áreas de influencia, ’es esencialmente cambiante’. Cada pedazo o área comercial obtenida, será conservada, cual cabeza de playa, porque será la base para seguir avanzando. El comercio, para ellos, es solo un medio, el fin todavía sigue velado, se encuentra escondido, en un velo de ’apariencias’, de ’ilusiones’. Apariencias, porque su estrategia real es vender su capacidad de avasallar sin restricciones, nada la puede parar, de ’ilusión’ dado que se presenta como la salvación para los países que no han sabido o no han querido hacer su tarea.

En la actualidad el presidente electo, Trump se enfrenta, en lo interno con un país dividido, desorientado. En donde esa división, tiene más un carácter político-religioso, por un lado el catolicismo y su dependencia del Vaticano y por el otro, el protestantismo que promueve un país laico, que de un modelo meramente económico. Olvidando, que lo primero que tienen que hacer, para salir de esa modorra de complacencia, es retomar el camino que realizó hace mucho tiempo, es donde tuvo que luchar para la construcción de la potencia que dominó a finales del siglo XX, pero que ha perdido impulso y deseos de luchar por seguir teniendo la supremacía mundial, no la comodidad de un sistema de consumo masivo. En lo externo, el resurgimiento de dos antiguos imperios: el ruso y el chino. Los dos con liderazgos fuertes, centralizados y con mayor permanencia en el poder, pero que utilizan el sistema de mercado para fortalecerse económica y políticamente hablando.

La guerra del siglo XXI tiene el elemento de distracción el comercio internacional, los costos que implican para los Estados Unidos sostener su presencia en todos los ámbitos mundiales, le están produciendo síntomas de agotamiento, de incapacidad de crear los recursos indispensables para sostener esa guerra, no que se avecina, sino que ya está presente. La estrategia del presidente futuro, Trump es la de replegarse y buscar la reagrupación de sus recursos, trabajar en contra del sistema que ellos instauraron y que tardó más de medio siglo en formarse. La apuesta es grande, pero si lo logra, estará en condiciones, con las alianzas de Japón, Europa, Corea del Sur y los países asiáticos que conocen y temen el avance de China, de iniciar una contraofensiva, no para ganar, sino para tener un mejor lugar en este reacomodo de los polos del poder mundial.

Mientras tanto, en nuestro país, las clases gobernantes, públicas y privadas, al colocar irrestrictivamente todas las expectativas en la candidata derrotada, y, al posponer los cambios y las adecuaciones que se requerían, aprovechando únicamente el momento, pero sin un objetivo definido, solamente han logrado colocarse en la disyuntiva de dos caminos a seguir: por un lado, permitir ser devorado por el imperio Chino, con las consecuencias que ello implica, por nuestra cercanía geográfica con los Estados Unidos o, sentarse a renegociar un nuevo tratado de libre comercio, pero más como una visión de integración regional, similar al Europeo. Otro de los efectos Trump, se está viendo en el campo político y en las perspectivas de los o las candidatas en las próximas elecciones presidenciales. Pero, eso será materia, en para una siguiente entrega, en donde trataremos el rol de México en la ’Guerra del Siglo XXI’. sergiocastro6@yahoo.com.mx

Posdata: El futuro se nos viene encima y seguimos enfrascados en la lucha entre un país laico y uno religioso. Para muestra basta un botón. El ex-presidente Felipe del Sagrado Jesús Calderón Hinojosa, la curía nacional y el papa recomiendan pedir el apoyo a la Virgen de Guadalupe para luchar en contra de Trump. Una muestra más de como la derecha recurre a exacerbar las creencias metafísicas de un espectro amplio de la población. ¿Recuerda usted algún problema en nuestro país que ha sido resuelto mediante rezos?

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