Sergio Enrique Castro Peña

Hablemos del PRD, del PRI o de los partidos extraviados

Hablemos del PRD, del PRI o de los partidos extraviados
Periodismo
Octubre 05, 2016 23:36 hrs.
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SERGIO ENRIQUE CASTRO PEÑA › guerrerohabla.com

Las cosas en el PRI, tampoco lucen lo bien que esperaríamos tras de doce años de espera para retornar al poder, periodo en el cual creíamos había aprendido de sus errores. La administración del Presidente Enrique Peña Nieto, dio inicio con una serie de equivocaciones que le han sembrado el camino de dificultades y le impiden realizar las labores para la que fue electo. Ahora veamos las que consideramos más relevantes: a) el tema de la corrupción; b) la demanda de ’sacrificio’ a la población, cuando ese sacrificio fue solamente para una parte de la misma, por lo menos esa fue la percepción; c) fundamentar el futuro del gobierno en ’EL Pacto por México’, el cual contenía una serie de reformas, necesarias, sí, pero que su efectividad no sería en el corto plazo; y, d) relegar al PRI, su partido, como parte importante de su gestión. Todo ello, bajo un esquema de debilidad institucional.
A pesar de que el orden señalado no es de acuerdo a la importancia, sobre el punto (c) gira toda la problemática, permítanos empezar con la corrupción por considerársele el detonador y la principal bandera de ataque al PRI y al gobierno de Peña Nieto. Para nadie era un tema desconocido el grado de corrupción que ha prevalecido en nuestro país, tampoco que su arraigo formaba parte de los costos de cualquier operación o actividad, de tal manera, que las empresas nacionales y extranjeras al calcular las futuras ganancias los tomaban en cuenta. Tampoco, la existencia de acuerdos, otra forma de corrupción, sino reconocidos, si de facto, que tanto el sistema fiscal como los salarios, se mantendrían a un nivel cercanos al congelamiento, para que con ello, el grado de ganancias fuera lo suficiente para el sector privado y con ello, bajar la presión de invertir para aumentar su productividad y competitividad. Tenemos y fomentamos un sector privado no solo protegido sino, lo más preocupante, consentido.
Dejando a un lado, los actos de corrupción que existen en otros partidos políticos y que, esporádicamente solo han servido, para un momentáneo festín mediático, hay señalamientos, pero no juicios y mucho menos culpables. El Pacto por México, los exoneró. Pero una vez terminados los sexenios de Vicente Fox Quesada y Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa, como por arte de magia, el brazo de golpeteo político del CCE, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), recordó que en México había corrupción y exclusivamente en el gobierno, por lo que, mediante más de 700,000 mil firmas, nunca aclararon de donde salieron, si fueron de sus miembros de las diferentes cámaras o de empleados de sus empresas o de ciudadanos común y corrientes, como obreros, campesinos o simplemente propietarios de tienditas de la esquina, que pedían una ley anticorrupción. La presión mediática, ellos mismos son los dueños, y el peso del dinero, el cual pesa mucho, las amenazas de exhibir internacionalmente al gobierno, con una imagen de por si poco halagüeña, terminaron por doblegar al gobierno y al Congreso para que legislaran dicha ley, de acuerdo a sus intereses, ellos no estarían sujetos a la misma.
El segundo punto corresponde a la distribución del ’sacrificio’ que el gobierno le exigió a la población al presentar un presupuesto con un gasto recortado y en cuyo errático ejercicio se pareció más a la ’burrita’ de una conocida canción, la cual decía que daba ’un paso para adelante y dos para atrás.’ Ello, incidió negativamente, no solamente en el déficit fiscal, sino, lo que es más relevante en la eficacia y la eficiencia de dicho presupuesto, afectando primordialmente a los establecimientos pequeños y hombres de negocios. Un recorte, como anteriormente se dijo, mal hecho y además fuera de tiempo, no se puede, ni es aconsejable, reducir el flujo de efectivo a una economía que presentaba desde los últimos dos años de Felipe del Sagrado Corazón de Jesús, signos de desaceleración. Sabemos que disminuir la intervención de un factor tan importante en el desarrollo de una economía como es el gasto público, sin tener en el corto plazo la posibilidad de ser sustituida por el consumo o inversión de las empresas privada es simplemente suicida.
Por otra parte, a inicios del 2014, se da otro de los factores que contribuyen al escenario para que se produzca la ’tormenta perfecta’ que se avecinaba. Primero, se dio un incremento de impuestos, con la promesa de que en todo lo que quedaba del sexenio no se darían más incrementos. El problema surge, porque el incremento en cuestión afecto significativamente más a la clase media y media baja, de igual forma la política fiscal de incorporación de nuevos causantes y de supervisión de las declaraciones con el fin de aumentar la recaudación, amén, de un encarecimiento de sus costos de operación que llevaron implícitos tanto el control de sus operaciones como las declaraciones fiscales en sí.
Pero 2014, solo estaba iniciando la catástrofe y malogrado sexenio de la administración de Enrique Peña Nieto, este factor lo constituyó la caída brusca de los precios del petróleo en casi un 70 por ciento y con ello los ingresos petroleros del gobierno, un 30 por ciento de total, se desplomaron. Como anteriormente se ha mencionado, los sexenios panistas han sido la mayor pérdida de oportunidades del país, contaron, a pesar de la crisis inmobiliaria magnificada en los EUA con fines políticos, con una estabilidad relativa de la economía mundial, la mayor cantidad de ingresos petroleros, del turismo y, lo que es más importante, al presentarse una década de estabilidad y crecimiento económico en Estados Unidos, la demanda por trabajadores indocumentados se vio beneficiada y con ello, el negocio más lucrativo del país, las remesas de divisas que religiosamente envían los indocumentados a sus familias en México. La pérdida de los ingresos petroleros y primordialmente de divisas, provocó que nuestra iniciativa privada y su brazo de choque el CCE, iniciaron, un ataque de carácter netamente neo-liberal, monetarista, al exigir al gobierno que realizara una reducción de su gasto con el fin de equilibrar las finanzas públicas con respecto a su relación con el Producto Interno Bruto (PIB). En el fondo se quería y se pretendía, de acuerdo a sus objetivos, un estado más pequeño, más débil, más manejable.
El punto ( c ), fundamentar la firma del ’Pacto por México’ como eje del futuro gobierno, requirió una negociación sobre una posición desventajosa dado que el gobierno entrante, cedió ante los otros firmantes, sobre sus condiciones y demandas que consistieron en dejar de lado todos los elementos que les pudieran afectar a sus principales dirigentes, como los actos de corrupción en el caso del PAN, mientras que al PRD, en sus facciones de los ’chuchos’ la Izquierda Democrática de René Bejarano y su esposa la Senadora Dolores Padierna, del Gobernador de Guerrero Ángel Aguirre y de MORENA, concretamente Andrés Manuel López Obrador, al deslindarlos del caso Ayotzinapa así como las sospechas de su relación con el alcalde de Iguala José Luis Abarca y su esposa María de los Ángeles Pineda Villa vinculados con el grupo criminal Guerreros Unidos, al que se les liga con la desaparición de los normalistas. El gobierno se desarmó, obtuvo su firma, pero perdió el sexenio y si las reformas producto del pacto llegan a funcionar, los resultados de la misma serán para el gobierno que este en funciones. Ni el Presidente Peña Nieto y por lo tanto, el PRI, podrán gozar de los beneficios solamente serán los pagadores del costo político de haberlas llevado a cabo.
Por último, para realizar el pacto en cuestión, el Presidente relegó a su partido, el PRI. Como primer paso, al anunciar su gabinete los nombres que lo integraban correspondían al grupo cerrado de los estados de México e Hidalgo. El primero, liderado por Luis Videgaray y el segundo por Miguel Ángel Osorio Chong, dejando fuera a cualquier grupo que no perteneciera a su círculo cercano. Con ello, el presidente definía su estrategia y la forma de operar con el PRI. Por un lado, manifestó, que contrariamente a lo expresado por el Presidente Zedillo de que su gobierno tendría una ’sana distancia’, por su parte, Peña Nieto, en un acto más de corrección política que de estrategia real, manifestó que él actuaria con una ’sana cercanía’, el PRI escuchó lo que decía el presidente, pero no le creyó, no pretendía, ni quería fortalecerlo solo buscaba su sumisión. Para ello, utilizó las dos principales herramientas con que dispone un gobierno, aparte de la fuerza: los presupuestos y la información.
El politólogo italiano de principios de siglo XX, Antonio Gramsci, al tratar de definir las funciones y el actuar de los partidos políticos nos dice que estos pueden ser: ’progresivos o regresivos’. ’Cuando son progresivos funcionan ’democráticamente’ y como ’policía’, ’vigilante’ de las políticas, las estrategias y las acciones del poder; cuando actúan como regresivos operan ’burocráticamente’ supeditados a los deseos del poder’.
Las elecciones a diputados federales han sido un indicio de si el PRI recela o acepta el accionar de un presidente de la república. En 2009, cuando el PRI no estaba en el poder, en las elecciones para diputados federales, obtuvo 237 curules, 116 más que en el 2006. Sin embargo, en el 2012 en la elección del Presidente Peña Nieto, el PRI bajo a 207 curules, 30 menos. A pesar de estos resultados el presidente puso en ese 2012, bajo la dirección del PRI a su colaborador de muchos años César Camacho Quiroz, el cual el 2015 perdió 9 curules. Como recompensa, el presidente lo nombró líder de bancada en la Cámara de Diputados.
El segundo indicio de que el presidente no estaba con el partido que lo llevo al poder fue el uso de los recursos financieros. El presupuesto federal que apoya a las entidades, i favoreció impúdicamente a gobernantes de otros partidos como el gobernador de Puebla, el panista y ex-priista Rafael Moreno Valle Rosas, al gobernador de Tabasco el perredista y ex-priista Arturo Núñez y al hoy gobernador del Estado de la Ciudad de México, este políticamente indefinido, pero claramente perredista, Miguel Ángel Mancera, con grandes inversiones, nuevas o para tapar los errores de administraciones anteriores que lo ligaban directamente, entiéndase Marcelo Ebrard y línea 12 del metro y, el presupuesto por capitalidad, relegando manifiestamente las entidades gobernadas por priistas.
En lo concerniente a la información, primordialmente la relacionada con supuestos actos de corrupción, tuvo dos fuentes: en donde se generó y en donde se difundió. Cualquier funcionario de escaso nivel medio, conoce que la circulación o compartición de información, datos duros, tiene su fuente de difusión en sus áreas, ellos las generan y por lo tanto las pueden difundir. Las otras fuentes, provienes de las áreas concentradoras, Hacienda, Gobernación, Contraloría. Esto, nos lleva, a suponer que la información escabrosa divulgada, principalmente por el PAN y el IMCO tuvo dos fuentes: el personal, de origen panista que permaneció en la estructura del gobierno, gracias a la Ley del Servicio Profesional de Carrera del la Administración Pública Federal y a las principales concentradoras de información, con el miope objetivo de evitar que el Presidente del PRI, Manlio Fabio Beltrones, repitiera el triunfo en el Estado de Colima, colocándolo inmediatamente como un posible candidato a la presidencia en el 2018, existe una sospecha generalizada, de que la debacle electoral este año y la supuesta eficiencia mostrada con la estrategia de la corrupción, tiene un origen interno. Los resultados, dejaron al presidente con una evaluación de su gestión muy debilitada y al PRI como la fuente única y generador de corrupción. Después, de darse a conocer los resultados electorales y en donde el Presidente del PRI, no había obtenido las nueve gubernaturas previstas, nos reunimos con unos amigos Sonorenses, altos funcionarios del gobierno federal y poco afectos al también sonorense, Beltrones. Los encontramos eufóricos celebrando la derrota electoral que sacaba de la contienda electoral a su paisano. Ante tal escenario, este servidor solamente les dijo; ’con esto, el PRI ya perdió la presidencia y ustedes la chamba.’ Un silencio sepulcral encontramos como respuesta, de pronto se percataron de que su futuro pintaba entre gris y negro, algo que ellos no percibieron cuando todo lo reducían a la suerte que seguiría su malqueriente.
Pero si bien esos priistas tenían visión de corto alcance, hay otros quienes con mayor perspectiva realizan análisis ms elaborados. Hace un par de meses, acompañamos a un amigo historiador quien impartiría una conferencia a un grupo de líderes futuros del PRI. Al calce, debemos de confesar la sorpresa y agrado que nos produjo la actitud de los integrantes de ese grupo de priistas quienes, sin coacción alguna, permanecieron por cerca de tres horas mostrando un interés singular por el tópico que les era presentado. Una vez concluida la conferencia, fuimos invitados a degustar los platillos que hacen famosa la cocina de la entidad. Al finalizar la parte de la ingesta e iniciar la clásica sobremesa, mi amigo les hizo la siguiente pregunta: ¿Cómo ven al PRI actualmente y como le puede ir en el 2018? Las respuestas fueron muy concisas: ¡muy mal! Y vamos a perder en el 2018. A lo que nuestro amigo les inquirió: ¿Qué puede hacer el gobierno de Peña Nieto y el PRI, para revertir esta situación? La respuesta escuchada fue: ’el presidente no va a cambiar y su dependencia del sector empresarial cada vez es mayor, no ha comprendido al PRI y como en todos los temas, ¡no va a cambiar! Este fue, para nosotros, el primer indicio real de que la militancia del PRI había pintado su raya y, como en el caso de Madrazo, no apoyarían al candidato de su elección, a la presidencia. Pero, también tenían una pregunta sobre un hecho del pasado priista ¿Por qué no se ha estudiado la historia del PRI y sus triunfos cuando no fue gobierno? No cabe duda, para los militantes priistas, para sus bases, la derrota que se viene, a pesar de la promesa presidencial de que se tendría otro presidente a partir del primero de diciembre del 2018, como todas las promesas presidenciales terminara, en solo eso, una promesa. Por lo tanto, había que pensar en un futuro más lejano y no en los espejismos del corto plazo.
El PRI, ha tenido altas y bajas conoce el triunfo y la derrota, sigue siendo un generador de líderes y dirigentes, tanto de funcionarios como de políticos. Asimismo, sabe que un partido político, además de disciplina debe ser crítico, autocrítico, ’progresivo y, lo que es más relevante, debe ser más meticuloso en la selección de sus candidatos y definir con ellos las políticas que seguirán, las estrategias, que los equilibrios de fuerzas operantes no sean rotas y solo beneficien a un solo grupo y, además, cual será la distancia, la participación en el diálogo con los candidatos triunfantes. En el pasado, dentro de la rumorología prevaleciente, se decía que los presidentes priistas eran omnipotentes, que solo tenía que ordenar para ser obedecido, la realidad la escondían los titiriteros del rumor, la realidad siempre fue que atrás de cada decisión anunciada existían una amplia gama de acuerdos y negociaciones que eran consensadas. Hoy, la lección que debe aprender el PRI y los gobernantes emanados de él, si pretenden seguir siendo gobierno, es que con la derecha, su verdadero enemigo, hay que negociar con cuidado y siempre en una posición de fuerza, que la ley es un mandato, pero también una fuerza y que se debe cumplir, pero de igual forma hacerla cumplir. Nunca olvidar, como recomendó el Cardenal Mazarino a Luis XIV, a la derecha, la alta jerarquía eclesiástica, los grandes empresarios, los príncipes hay que gobernar, no al pueblo.
Actualmente, el panorama electoral para el PRI, pinta solo nubarrones, pero aun así tiene opciones, sus contrincantes se las están creando. El PAN y MORENA, ya actúan, cada uno por su lado, como si fueran los ganadores. Sin embargo, entre los blanquiazules los contendientes muestran que no cederán y como dicen por ahí ’amenazan con echar mano a sus fierros.’ Por otra parte, sobre la cabeza de los morenos pende la espada del divisionismo de la izquierda en donde el PRD, con tal de no perder su posición actual, no va a jugar el papel de aliado. El PRI, no posee muchas opciones, pero las que tiene, si sabe manejar los números, los números electorales, podría revertir ese panorama que hoy luce como un pase seguro a volverse a convertir en oposición fuera del gobierno. Pero, este será el tema de la siguiente entrega. sergiocastro6@yahoo.com.mx

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