Opinión
Sergio Enrique Castro Peña
En las tres entregas anteriores ’Hablemos del triunfo asegurado o de cómo ’del plato a la boca, se puede caer la sopa’, se puso énfasis en la situación triunfalista que vive actualmente el PAN de que puede obtener el poder en el 2018 y de cómo este entusiasmo puede terminar en una auto-derrota; en la segunda entrega ’Hablemos de la izquierda dividida o a la tercera es la vencida’ analizamos el comportamiento de Andes Manuel López Obrador como un político obsesionado por la centralización de todas las decisiones importantes del poder y de cómo ese comportamiento origino una ruptura en la izquierda. Con respecto a la entrega anterior ’Hablemos de la otra izquierda o del ’voto flotante’, nos enfocamos a los partidos más relevantes de esa otra izquierda: el Partido del Trabajo y el Partido Movimiento Ciudadano y de la importancia que en nuestro sistema electoral tiene el ’voto flotante’ en la definición de la alianzas y los resultados de una elección. Lo anterior, nos obliga al análisis, somero, pero análisis al fin, del comportamiento y las vicisitudes que están pasando los otros partidos políticos los llamados ’partidos grandes’, el PRD y el PRI. Comentemos primero sobre los aurinegros.
La importancia de analizar la situación que están pasando el PRD y el PRI se debe a que el primero es producto del cisma que se dio en el segundo. Este nacimiento cismático del PRD y los factores que contribuyeron al mismo es donde subyacen los problemas en los que está sumido, originados principalmente por su pérdida de rumbo y de identidad como consecuencia de su insistencia en seguir una estrategia que hasta la fecha no le ha proporcionado, primero, una mayor presencia electoral y segundo, triunfos que apoyen la viabilidad de dicha estrategia, nos referimos a su alianza electoral con el PAN.
En 1987, Cuauhtémoc Cárdenas, en unión con Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez (entonces) de Navarrete, César Buenrostro y Rodolfo González Guevara forman, dentro del PRI, la Corriente Democrática cuyo objetivo era propiciar dentro del mismo PRI una mayor apertura y realizar modificaciones en sus procesos de selección de los candidatos a los diferentes puestos de elección popular. Para ello, Cuauhtémoc Cárdenas realizó una gira de proselitismo en todo el país, bajo la bandera de que era el heredero del pensamiento de su padre el ex-Presidente Lázaro Cárdenas Del Río, logrando con ello una gran aceptación de un número sustancial de priístas. Sin embargo, al no lograr Cárdenas, en 1988, la candidatura del PRI a la presidencia de la república, promovió la ruptura con el partido que tantos agradecimientos obsequió a su padre, tíos, a él y por supuesto a sus descendientes beneficiarios en tercera generación de los recursos generados al amparo del que ya para entonces la familia Cárdenas consideraba indeseable por no cumplirle un capricho más, recordemos que ya le habían cumplido otros para que fuera subsecretario de la forestal, senador y gobernador, además de todos los negocios y contratos gubernamentales otorgados como reconocimiento a su sapiencia profesional . Como resultado, lo que inicialmente era la Corriente Democrática se trasformó en el Frente Democrático Nacional y bajo su apoyo contendió en dicha elección, teniendo como contrincante a Carlos Salinas De Gortari. Los resultados de la elección dieron pie a leyendas urbanas alimentadas por las plumas siempre en busca, no de gratis por supuesto, del mártir adecuado.
Los acontecimientos, la participación y la importancia de cada uno de los actores que intervinieron en las elecciones del 6 de Junio de 1988, se encuentran entre una maraña en donde cada uno de esos actores tratan, por una parte magnificar su participación, y por la otra, la de buscar que ciertos actores que tuvieron una intervención neurálgica sean tomados con la dimensión apropiada. La politización de los acontecimientos ha impedido que la historia de los acontecimientos, muchos de los hechos no son tan dramáticos, ni tan parecidos a un complot político, de tal manera que los actores reales que intervinieron, no en la noche, sino en la madrugada del martes 8 de Junio, solo tienen en la actualidad un recuerdo anecdótico y una sonrisa sardónica al leer uno de los tantos libros y artículos sobre lo acontecido. Una lista interminable lista de nombres de la cadena de mando iniciando con el Presidente Miguel De La Madrid Hurtado hasta los niveles de subsecretario o de director general, pero todos evitando, tanto en el señalamiento como en las entrevistas, al último eslabón, el autor material de la ’caída del sistema’, como se dio este, como se paró y dejó de funcionar momentáneamente el equipo de cómputo. Al respecto, tenemos algo que relatarles.
Hace ya un buen rato, tanto que ya aparece en la noche de los tiempos, sosteníamos una plática con uno de los miembros del equipo que conformaban el ’centro de cómputo,’ el cual no era tal sino simplemente un conjunto de computadoras que en que se utilizaban para hacer la nómina de la secretaría de gobernación. Aquella persona, cuyo nombre nos guardamos, nos comentó que de acuerdo a la información recibida telefónicamente, posteriormente llegaba la información física, por los diferentes distritos electorales, para él ni Salinas alcanzó más de 50 por ciento, que Clouthier estuvo muy lejos del 17 por ciento que se le dio y que Cuauhtémoc había obtenido un poco más del 42 por ciento. La caída del sistema, sobre la cual los gacetilleros a sueldo han atribuido la autoría del título al entonces secretario de gobernación, Manuel Bartlett Díaz, se originó cuando este trataba de explicarles a los representantes de las diferentes fuerzas políticas los problemas que había con las computadoras. Dado que Bartlett no encontraba un término adecuado para explicarlo, de pronto intervino el representante del Frente Democrático Nacional, Jorge Alcocer Villanueva quien recurriendo a un término muy común durante aquellos tiempos cuando se quería realizar una operación bancaria, la respuesta de las cajeras invariablemente era ’en este momento no se puede hacer la operación, se cayó el sistema.’ Y de ahí surgió el mito reproducido por quienes de oídas, dado nunca fueron testigos, lo dieron como verdad absoluta.
Lo que esos mismos difusores y creadores de mártires ocultan es siquiera mencionar los acuerdos a los que llegaron los representantes del candidato ganador, Salinas De Gortari, y el siempre negociador, Cárdenas Solórzano: los saltimbanquis políticos llamados Manuel Camacho Solís y Porfirio Alejandro Muñoz Ledo y Lazo De La Vega. Es mudes ha dado pie para que otros propaguen un sinnúmero de versiones, algunas inferencias, pero no del hecho, sino acerca de lo que fue el nacimiento del PRD en 1989.
Lo anterior, su nacimiento, es importante para entender el comportamiento del PRD y principalmente el de sus principales actores. Desde sus inicios, el PRD, se ha identificado como un partido de izquierda, defensor de la libertad de expresión, los derechos civiles, y las elecciones libres. En igual forma, ha actuado como promotor de apoyos a las clases más necesitadas, los trabajadores y a las actividades del campo. Sin embargo, desde sus primeras experiencias de gobierno, su vena izquierdista se ha matizado de tal forma que su aceptación de la propiedad privada tanto de bienes como de factores de producción, no han sido tocados, ni siquiera cuestionados, amén de sus alianzas con el PAN, lo cual lo sitúa en un partido de centro izquierda y como social demócrata.
En 1991, el PRD, manifestó claramente que su meta principal como partido político consistía en combatir al PRI en todos los campos posibles, no importando los medios, por lo cual se dio la primera alianza del PRD, con el tradicional contrincante del PRI, el PAN, al apoyar la candidatura de Salvador Nava Martínez a la gubernatura de San Luís Potosí. Como los adversos de la elección le fueron adversos, propiciaron una marcha hacia la Ciudad de México, como muestra al rechazo a lo que consideraron fue un fraude por parte del PRI. Posteriormente, en el 2000, el PRD buscó nuevamente una alianza con el PAN con el objetivo de fortalecer a su candidato a la presidencia a la República, Cuauhtémoc Cárdenas. Sin embargo, el PAN rechazó la alianza dado que contaban con su propio candidato, Vicente Fox Quesada. El mensaje fue, el PAN hará cualquier alianza electoral, siempre que no sea la presidencial.
El PRD, nació y es producto de las diferencias en la obtención del poder. Tiene y padece los problemas de un partido de reciente formación, su historia reciente nos muestra que es producto de la aglutinación de corrientes opuestas a su origen en el PRI, de un grupo político, no de un grupo o clase social y como tal, es heredero de muchas formas de estructuración y de proceder político de tal forma que también depende de un liderazgo fuera de discusión, pero a diferencia del PRI que solo es de duración sexenal, el PRD al desconocer y no tener dicha experiencia, los liderazgos se fueron prolongando, ocasionando que los relevos no han sido los más tersos posible, llegando a tener ellos mismos su propio cisma, con la separación del partido, primero, de su fundador y su candidato, en dos ocasiones, a la presidencia Cuauhtémoc Cárdenas y, posteriormente, el también ex-candidato presidencial y actual líder de MORENA, Andrés Manuel López Obrador.
Las fobias y su lucha permanente con el PRI, le han llevado a realizar alianzas poco beneficiosas con el PAN, como en las pasadas elecciones a gobernadores en los Estados de Veracruz, Puebla, Quintana Roo y Tamaulipas entre otros. Los resultados a pesar que les fue favorables para la alianza no se tradujo en una nueva y mejor ubicación electoral del PRD, por lo contrario, el mensaje que recibió la clase política y principalmente dentro del mismo PRD, es que en realidad la participación del partido lejos de ser un aliado se acercó más a realizar funciones de comparsa. Las divisiones internas, sus fallidas alianzas y un origen cismático son algunos de los factores que han llevado al PRD a un estado de desorientación ideológica y política. Actualmente, en la búsqueda de un camino que lo ubique nuevamente en el escenario político, con miras a la elección presidencial de 2018, pareciera que las circunstancias lo están orillando a tomar decisiones desesperadas. Con una parte sustancial de su militancia y con algunos representantes tanto en los órganos legislativos, de gobierno y de partido, con una solidaridad y lealtad muy cuestionada han llevado al PRD a la conclusión de que su única alternativa viable, para cohesionar y dirimir las controversias entre los diferentes grupos y facciones es el actual gobernante de la nueva entidad federativa conocida como Ciudad de México, cualquier cosa que esto sea, Miguel Ángel Mancera. Asimismo, no hay que olvidar que el gobernante mexiqueño se encuentra actualmente enfrascado en una disputa presupuestal con el gobierno federal. En esta disputa, cualquiera que sea el resultado, saldrá perdiendo. Si impone sus argumentos y logra un mayor presupuesto este será a costa de una disminución de los montos asignados los otros 31 estados y por lo tanto el apoyo electoral en el futuro disminuirá considerablemente. Pero, si, por otra parte, no obtiene el incremento presupuestal en cuestión, su reputación y peso político dentro del PRD y su mejor bastión electoral, el Estado Ciudad de México, ya de por sí, muy disminuido ante MORENA, tendrá repercusiones en los resultados de las elecciones por venir. Sera muy problemático para el PRD obtener triunfos en las actuales delegaciones y la candidatura de Mancera para el 2018, se verá seriamente comprometida. Los márgenes de acción del PRD, se estrechan cada vez más y el camino para evitar caer hasta el cuarto lugar en las elecciones del 2018, no se ve en el tiempo que se requiere y, de ahí su desesperación política, su desorientación ideológica y, por lo tanto su extravió. Sobre el desvío priísta les comentaremos en la colaboración próxima. sergiocastro6@yahoo.com.mx
Anexo: Miguel Ángel Mancera, no se conforma con amenazar al gobierno federal, ahora quiere chantajear al país, al más puro estilo de los normalistas de la CNTE.
