Opinión

Hablemos, en medio de huracanes y tormentas, sobre la mezcla de las políticas económicas de Keynes con la visión de la 4-T /II

Hablemos, en medio de huracanes y tormentas, sobre la mezcla de las políticas económicas de Keynes con la visión de la 4-T /II
Periodismo
Septiembre 22, 2021 22:08 hrs.
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Sergio Enrique Castro Peña › guerrerohabla.com

En nuestra entrega anterior nos referimos a los antecedentes, dentro de las diferentes teorías económicas, que podían influir el pensamiento del nuevo secretario de hacienda el Dr. Rogelio Ramírez de la O, las cuales, aparentemente, junto con sus experiencias en el campo empresarial, podrían no afectar la confianza firme que tiene en esta transformación sinigual en que está empeñado el presidente actual. De lo anterior, no estamos totalmente de acuerdo. Quizá no acepte la esencia ideológica de las diferentes instituciones académicas por las que tuvo que pasar en su formación. Es difícil, sin embargo, creer que en cuanto volvió a estar bajo la tutela de su mentor ideológico, AMLO, toda contaminación desapareció y su visión y actuar en la solución de los problemas económicos-financieros del país son los que constantemente emite el presidente. Por esto, vale la pena retomar los problemas diferentes a los que se enfrentará el actual secretario de hacienda.
En primera instancia, sobresale lo que se nos dice acerca de la falta de recursos financieros que ha padecido la administración actual desde sus inicios. Esta es una falsedad atribuible más que a la precaución al miedo que invade a los diferentes seudo comentaristas y analistas. Estos buscan, por caminos diferentes, competir en alabanzas y al mismo tiempo encontrar formas que luzcan como si se trataran de señalamientos. Él tópico corresponde al supuesto buen manejo de las finanzas públicas en cuanto mantener un equilibrio entre los ingresos y los egresos fiscales, no gastar más dinero que lo obtenido por medio de sus ingresos. El supuesto equilibrio no se dio ni se ha dado, porque para cubrir el déficit presupuestal que se ha suscitado en estos tres primeros años de gobierno, las autoridades hacendarias han recurrido primordialmente a dos fuentes: la primera son las políticas de captación de ingresos con la cuasi legal acción del Sistema de Administración Tributaria (SAT), un eufemismo para esconder la función real, cobrar, incrementar, a toda costa los ingresos del gobierno, impuestos. La segunda, eliminar los fondos y fideicomisos creados en administraciones anteriores y disponer de los recursos que ahí existían. Estas instancias fueron creadas para desempeñar funciones gubernamentales que requerían de una celeridad especial como es el Fondo para los Desastres Naturales (FONDEN), que en la actualidad debería estar operando cuando se tienen a siete estados de la república bajo los estragos de ciclones y tormentas tropicales, más los que se acumulen debido a que estamos en la época del año con mayores desastres climatológicos. Al reclamo que recibió el presidente de los habitantes del estado de Veracruz sobre cuándo y cuanto recibirían los recursos para solventar sus necesidades y reponer los bienes perdidos, la respuesta del mandatario nacional no pudo ser más demagógica, ’infinitos’, tan infinitos, nosotros decimos, que nunca los verán.
Pero, si los fondos y los fideicomisos se terminaron, el tan esperado ’brinco’ del crecimiento del PIB después del primer golpe del Covid-19, se está desinflado y las expectativas de crecimiento para 2021 comienzan a disminuir y probablemente sean un poco mayor del cuatro por ciento, con lo cual tendríamos un cinco por cierto menor al obtenido en el 2018. La reacción del presidente ante las escasas expectativas reales de crecimiento de la economía y, lo que es más importante, de recuperación del empleo y el ingreso perdido se minimizan. Los tres caminos únicos que se le presentan al gobierno para incrementar sus ingresos y solventar los déficits que pueda tener en el futuro son el aumento de los impuestos o recurrir a un incremento de la deuda pública o a una combinación de las dos políticas. De no hacerlo, difícilmente podría mandar un mensaje a los inversionistas directos o indirectos, nacionales y extranjeros de que el gobierno del presidente López está muy interesado en la recomposición de la economía, su crecimiento y, menos en su desarrollo.
Si bien los procesos normales que nos puedan indicar que una economía está en el camino correcto de crecimiento y, con posibilidades de desarrollo no han sido muy halagüeñas, la aparición de ’actos de Dios’, como se identifican a los fenómenos muy acentuados de carácter natural, como son los terremotos, los ciclones, huracanes o tormentas tropicales en lo que va desde los meses de julio-agosto y lo que corre en septiembre en relación con los dos últimos, nos llevan a pensar que las posibilidades escasas de lidiar con ellos y la pandemia, la cual está lejos de estar controlada, harán más problemática la implantación de políticas gubernamentales que nos ayuden a salir de este bache adicional. Los fenómenos naturales que implican exceso de agua afectan en primer lugar la operación normal de las comunidades humanas, después las de seguridad, hasta llegar a las actividades económicas, por lo que, en el corto y mediano plazo esas actividades bajan de nivel de producción y coordinación afectando las cadenas y con ello el crecimiento y el desarrollo de una entidad.
Las entidades federativas, hasta la fecha, afectadas, en menor o mayor grado, por estos fenómenos meteorológicos han sido ocho, comenzando con el estado de Veracruz y finalizando con Hidalgo y el Estado de México. Por más que quiera desligarse el presidente de otorgar apoyos económicos, al final no podrá hacerlo de una manera sustancial dado que cualquier omisión en el presente, le será cobrada en el futuro. El secretario de hacienda está siendo relegado de la problemática de situar recursos financieros, que el pasado correspondía al FONDEN, el cual fue eliminado por el presidente, pero que en la actualidad se tendrán que sacar esos recursos de donde sea, pero eso sí serán fiscales. Poner a funcionar los estados afectados por los fenómenos meteorológicos nunca han sido baratos, ni instantáneos, pero el costo de no hacerlo adecuadamente si se verán en una acción en la emisión del voto de la población afectada y engañada.
Otro efecto, que se ve a corto plazo con los fenómenos naturales, es que con la disminución de las actividad económica, los ingresos del factor productivo, empleados, comerciantes e industriales, también disminuyen y con ello su capacidad de pagar impuestos, afectando no solo las cadenas productivas y distributivas de las entidades afectadas directamente sino también con otras entidades nacionales y, en algunos casos internacionales, mediante la disminución de la oferta de bienes de consumo finales, agrícolas, e incluso de insumos intermedios. Una disminución de la oferta laboral y de bienes como los de origen agrícola que afecten los precios generales, en una economía que pretende salir de lo que nos quieren vender como un bache, pero que en realidad es una zanja profunda tirando a socavón.
Una de las falacias sobre el equilibrio presupuestal, es que la existencia por sí mismo de un equilibrio es deseable y beneficioso sin considerar que el objetivo primario de la política económica y fiscal de un gobierno, es crear las condiciones adecuadas para el desenvolvimiento de los otros sectores provenientes del área privada. Pensar que un equilibrio por si solo es un objetivo de la política fiscal de un país, incluyendo si con esa política el gobierno obtiene únicamente los recursos suficientes para destinarlos a sus proyectos particulares, sin considerar la relación entre montos fiscales y una economía capaz de crear la riqueza suficiente que pueda crear esos recursos y unos excedentes que le permitan seguir creciendo y desarrollándose. Por tal motivo, la determinación de los Proyectos de Ingresos y Egresos, son un indicador vital para entender la prospectiva que una sociedad pueda tener en el futuro. Una copia de un presupuesto, no por sus resultados beneficiosos sino por la incapacidad del jefe de cambiar y adecuarse, tendrá los resultados ya obtenidos: estancamiento, ingreso insuficiente, baja creación de empleos, nulos aumentos de inversión fija y un crecimiento y desarrollo económico inexistente.
Por otra parte, el optimismo que la administración del presidente López y su secretario de hacienda Ramírez de la O, quieren transmitir a sus seguidores es que el incremento momentáneo que se están observando en las exportaciones, son de una duración mayor. Decimos ’momentáneo’, porque el aumento en la demanda que se está dando en los EU, son producto de una política, que el presidente López rechazo para nuestro país, que consiste en apoyos directos no solo a las empresas sino también a la población en general como forma de incrementar el ingreso disponible y con ello el consumo. Pero, como es sabido toda acción tiene una reacción y el incremento de la demanda sin una infraestructura de la oferta con igual capacidad de respuesta lleva a una situación de inflación, la cual ya se está dando en la economía norteamericana. Como respuesta natural, el gobierno de ese país comenzó a recortar los subsidios antes señalados con el fin de enfriar la economía en cuestión. Lo anterior, tampoco está siendo tomado en cuenta en la narrativa por los paladines de 4-T.
Pero, en el mundo feliz de la 4-T, esos son únicamente hechos molestos insignificantes, como pequeños guijarros que al final no afectaran la visión esplendorosa del secretario de hacienda y, mucho menos la de su jefe el presidente de la república. Desde esa perspectiva, el repunte viene tan grande que obtendremos niveles de crecimiento del PIB, ahora sí es un buen indicador del comportamiento de la economía, que teníamos en 2019 y, para 2022 estaremos en los tan deseados cuatro por ciento, pronosticado por el Sr. presidente. Faltaba más, lo que usted me diga, mi Sr.
Todo estaría muy bien si no existiera la maldita realidad, la que nos dice: la economía mexicana fuera de las armadoras de autos para la exportación, con sus asegunes, la escases actual de chips de los cuales un automóvil requiere unos mil quinientos, sigue sin despegar; la población, para poder subsistir, se ha refugiado en la economía informal y la de autoempleo; la delincuencia al menudeo se ha disparado; y la inflación fuera de los mercados y tiendas de autoservicio que el INEGI opera y controla los precios, está fuera de control. Vender un mundo deseado, pero que no existe aún, es estrategia buena para los políticos, pero pésima para el común de los mortales quienes, dia con dia, tienen que toparse con la realidad existente. sergiocastro6@yahoo.com.mx

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