Héroes mexicanos olvidados por todos

Con verdadera emoción y con tono apasionado relataba el coronel y piloto aviador Pedro Zaldívar León las hazañas consumadas por sus compañeros y fraternales amigos, los integrantes del Escuadrón de Pelea 201 de la Fuerza Aérea Mexicana que el 2 de mayo de 1945 inició su participación en la Segunda Guerra Mundial, cuando yo cursaba el segundo año de primaria y veía a mis padres sumamente preocupados por comprar los víveres indispensables, porque amenazaba la escasez de alimentos.
La Isla Luzon, en Filipinas, fue el territorio donde por primera vez ondeaba nuestra Enseña Patria fuera de territorio mexicano. Más de doscientos mexicanos, 38 pilotos aviadores entre ellos, cumplieron con la orden de lavar la afrenta que, sin motivo alguno, sufrió México cuando submarinos alemanes hundieron a los barcos petroleros, de bandera mexicana, Potrero de Llano y Faja de Oro, en aguas del Golfo de México, cerca de las cosas de Miami.
El coronel Zaldívar recordaba la voz fuerte, de mando, del coronel Antonio Cárdenas Rodríguez, a quien sus amigos llamaban ’Charro’, pero al mismo tiempo motivando a sus compañeros para no rendirse y fue así como intervinieron en 96 misiones que cubrieron en más de dos mil horas de vuelo, perdiendo a cinco pilotos: uno fue derribado por los japoneses, otro al estrellarse en combate y tres cayeron al mar, porque sus naves quedaron sin combustible.
Los caídos fueron el capitán Pablo Ruiz Rivas; los tenientes José Espinosa Fuentes y Héctor Espinoza Galván, así como los subtenientes Fernando Vega Santander y Mario López Portillo. En el grupo destacaron: el comandante del Escuadrón 201, Radamés Gaxiola Andrade, quien seis años después sería el militar de más confianza del presidente Adolfo Ruiz Cortines. Las escuadrillas las comandaron Jorge Alejandro Hernández Acosta, Raúl Foullón Cabrera y Amador Sámano Piña, cuyo hermano Oscar, hoy es general y abogado fue mi instructor en el Servicio Militar Nacional.
Uno de los pilotos aviadores lo fue Graco Ramírez Garrido Alvarado, padre del político perredista Graco Luis, pero Abreu en el apellido materno, que aunque nacido en Tabasco es gobernador en el Estado de Morelos. , tres veces diputados federal y una, senador.
Bueno, para el presidente Manuel Ávila Camacho, el último militar en ese cargo, fueron momentos demasiado infortunados porque las presiones exteriores exigían que México se definiera su posición, hasta entonces neutral. El incidente registrado en las aguas territoriales fue suficiente para el Presidente de México solicitara al Senado de la República la autorización para el envío de las tropas mexicanas, una vez que como país le declaraba la guerra a Alemania, Italia y Japón.
Dos destacados políticos mexicanos, uno civil y otro militar, sirvieron de apoyo para Ávila Camacho: el general Lázaro Cárdenas del Río se desempeñaba como secretario de la Defensa Nacional, cargo al que renunció terminada la guerra y el jurista, diplomático e ideólogo guerrerense Ezequiel Padilla Peñaloza que pretendió ser Presidente de México, pero lo derrotó el veracruzano Miguel Alemán. Padilla era el titular en Relaciones Exteriores.
Los 217 militares designados para la misión, primero estuvieron en territorio norteamericano, donde recibieron capacitación y entrenamiento. De México el contingente se embarcó el 27 de marzo y fue recibido en Manila el 1 de mayo de 1945, siendo acuartelado en la base militar de Prorac formando parte del Grupo 58 de Pelea al mando de un general norteramericano. Al grupo de jóvenes militares no tardaron en ponerle un ’cariñoso apodo’: Águilas Aztecas, el uniforme de batalla era de color morado y contaban que la mascota de nuestros paisanos era , nada más ni nada menos, que ’Pancho Pistolas’, un personaje de Walt Disney en su recordada película animada ’Los Tres Caballeros’.
El memorable general norteamericano Douglas McArthur, comandante en jefe, hizo un reconocimiento a los valientes militares porque siempre disciplinados y comprometidos lucharon por la paz mundial. Por su parte el general Henry Arnold, comandante de las fuerzas aéreas aliadas, informó que las acciones del Escuadrón 201 fueron efectivas en todos los frentes.
Sabemos que México atraviesa por una crisis de inseguridad, de corrupción, de impunidad, a ello le agregaremos que vivimos en la etapa del olvido. Civiles y militares desconocemos pasajes muy importantes de nuestra historia, porque las autoridades gubernamentales no consideran que recordar a los héroes, motiva a hombres y mujeres para trabajar con más ahínco para superar los problemas que nos agobian igual o más que los vividos por nuestros abuelos y padres en los aciagos años de la Segunda Guerra Mundial.
Solamente queda agregar que en el antiguo Distrito Federal, hoy contaminada Ciudad de México, se fundó la Colonia Escuadrón 201 y las calles tienen los nombres de algunos de los combatientes mexicanos. Esta colonia está en el Suroriente y corresponde a la Delegación Iztapalapa.
Desde el día en que al michoacano Felipe de Jesús Calderón Hinojosa se le hizo fácil sacar a los militares de sus cuarteles y convertirlo en policías, para demostrar su poder como Presidente de México, los miembros de nuestro glorioso y siempre respetado Ejército Mexicano son blanco de toda clase de ataques, sin desconocer que algunos –por cierto son pocos—cometieron abusos y violaron los cacareados derechos humanos. Soy de los que piden que los soldados vuelvan a su casa, el cuartel. Conozcamos las hazañas que ha consumado el Ejército Mexicano y que suman más que el saldo negativo que ahora se le atribuye. ¿Recuerda usted porqué hasta 1950 el 27 de abril conmemorábamos el Día del Soldado?’ ¿Le dice algo el nombre de Damián Carmona?
PREGUNTA PARA MEDITAR:
¿Algún día volveremos a saber que los gobiernos federal, estatales y municipales, integran una agenda cívica e invitan a niños y jóvenes a participar en las celebraciones?
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