Texcoco, Edomex.- El lleno absoluto en el principal escenario del Centro Cultural Mexiquense Bicentenario (CCMB) está asegurado el próximo 12 de junio, a partir de las 19:00 horas, cuando se presente José-José y su imitador Jorge Gallegos.
¿Es esta una alternativa artística-cultural para los cientos de miles de papás del rumbo que ciertamente se saben más de tres canciones del “Príncipe de la canción”?
Del talento desperdiciado, pasando por la estimable reivindicación personal, al sentido homenaje a una de las glorias de la canción romántica, de alguien que ha sido víctima de sí mismo también.
Del azoro al reconocimiento oficial de quien fue, en efecto, una de las mejores voces en los 80´s y 90´s en nuestro país.
José-José ha vendido más de 85 millones de discos, en términos generales. Eso lo convierte en uno de los cantantes latinos más exitosos de la historia. Su música ha llegado a países no hispanoparlantes como Japón, Israel, Egipto y Rusia.
José-José ha estado innumerables veces en Texcoco en varias presentaciones en el Palenque de la Feria del Caballo en aquellos años. Inclusive, en 1988 filmó una película, “Sabor a mí”, en el campus universitario de Chapingo.
Del estilo kitsch (porque en la actualidad verlo, escucharlo, es entrar a la zona de una estética de la decepción y el autoengaño) de un hombre que ahora tiene 66 años, pero que en su mejor época como cantante tuvo el privilegio de conocer las mieles del exceso y del éxito y del favor del público que, a veces, perdona todo.
Hay aire kitsch en esta novedosa propuesta cultural de homenaje doble (a los papás en su día y al propio cantante por su trayectoria artística) del Centro Cultural Mexiquense Bicentenario (CCMB) para agasajar a los papás del oriente mexiquense en su día, porque los aires de la imitación y el remedo de una ilusión perdida perduran sobre la estampa contemporánea de José-José.
De cómo reivindicar la figura artística de José-José y al mismo tiempo deslizar en la conciencia de los papás que ni gavilán ni paloma, simplemente se trata de aves que cruzan el pantano y manchan el pantano. Aunque después llega el ampuloso remordimiento.
