Con un trabajo atrevido y muy personal, Parra plantea el regreso al siglo XVII para revolucionar el arte figurativo bajo la visión pictórica del barroco.
José Parra (Guadalajara, Jalisco, 1975) pertenece a la tercera generación de artistas en su familia, dedicada a la creación y reproducción de piezas barrocas y de arte sacro. Su obra recoge esta influencia barroca y la lleva al límite en la búsqueda constante por reinventar lo figurativo. Lo consigue a través de un lenguaje propio, extraído de su imaginación, con el que impregna al barroco de un enfoque completamente contemporáneo.
Sus lienzos cuentan historias, describen situaciones y retratan personas de nuestra época. La propuesta de Parra consiste en descontextualizar los personajes, ubicarlos en escenarios fantásticos y vestirlos de barroco, ajenos a la realidad de su naturaleza. A la espera de que el espectador descifre, al conectar con la lógica de lo que ve, el mensaje que ha quedado oculto.
Sus lienzos cuentan historias, describen situaciones y retratan personas de nuestra época. La propuesta de Parra consiste en descontextualizar los personajes, ubicarlos en escenarios fantásticos y vestirlos de barroco, ajenos a la realidad de su naturaleza. A la espera de que el espectador descifre, al conectar con la lógica de lo que ve, el mensaje que ha quedado oculto.
Parra descubre en sus creaciones una gran preocupación por el detalle. Lo accesorio se convierte en parte fundamental de su obra y lo presenta con un minucioso realismo. En la misma línea, se decanta por el uso de colores brillantes para remarcar esta intención. Y, precisamente, la fuerza del detalle sacude el entorno fantástico, en el que sucede el relato, y plantea la verosimilitud de la fantasía.
Las formas sugerentes de su estilo alcanzan el grado de maestría en el acabado de las telas y en el trabajo del cuerpo humano, derrochador de erotismo y delicadeza. En sus cuadros recae una luz irreal y dramática que crea una atmósfera melancólica e íntima. Cualidades que, también, extiende a sus composiciones panorámicas.
La pintura de José Parra encuentra su sentido real cuando el espectador se sumerge en las historias que cuentan los lienzos y adopta el papel de sus personajes. El pintor mexicano deja la obra abierta a la imaginación de quien la observa para que sea el propio espectador el que le adjudique un final.
