EL BUZÓN
ALFREDO IBÁÑEZ
Para los trabajadores del municipio de Huixquilucan, así como de sus familiares, el alcalde de esa localidad, Enrique Vargas, les tiene una buena noticia.
Pese a las restricciones económicas que enfrenta su gobierno, adelantó a este columnista que en noviembre próximo recibirán el cien por ciento de su aguinaldo.
Financieramente en este mes se da el cierre y hay recursos suficientes para atender los compromisos de los trabajadores, refirió.
El panista, Vargas del Villar, recordó que la administración anterior, la del PRI, iniciada por Carlos Iriarte, heredó una deuda pública del orden de los 1,200 millones de pesos.
Actualmente el monto se ha reducido, pues se han abonado aproximadamente 400 millones de pesos y el gobierno local no ha contratado deuda.
Por el lado económico efectivamente hay avances notorios, pero el tema pendiente sigue siendo la seguridad pública.
Vargas del Villar, se apoyó en informes de la Procuraduría General de Justicia estatal y sostuvo que se tiene un descenso de los índices delictivos del 40 por ciento.
Bien haría el alcalde en no confiar mucho en esos números, porque la delincuencia sigue haciendo de las suyas, ejemplo de ellos son los asaltos en el transporte público de pasajeros, específicamente a bordo de las unidades de la Ruta-85.
Dueños que se ha convertido en cómplice de los delincuentes, pues a lo largo de los años se cuentan decenas de asaltos, pero curiosamente los choferes no son tocados, la cuenta del día la conservan en tanto a los usuarios los despojan de sus pertenencias más simples. Y lo grave es que tales permisionarios no denuncian ante el Ministerio Público, son omisos, solapan y eso también los hace cómplices.
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El diputado local del PRD, Juan Zepeda, está que no se la cree. Insiste una y otra vez que la mejor administración municipal que ha habido en Nezahualcóyotl, es la suya.
Incluso se ha atrevido a sugerir que ese modelo debería implementarse a nivel estatal.
Se le olvida que su gestión en esa localidad fue un fracaso, los secuestros, extorsiones, ejecuciones, robo en sus diversas modalidades crecieron como nunca.
Para mantener callada a la población, esa que se vende, mediante el programa Red Aurora, los controló. Su personal entregó miles de despensas, las cuales eran llevadas hasta la casa de los interesados.
Otro medida más para comprar conciencias fue manipular el programa 60 y más, regalar uniformes y zapatos a los miles de escolares de educación básica, todo con cargo al erario público.
Se le olvida a Juan Zepeda que sólo es el títere del grupo político del que forma parte, el que controla es su jefe, Héctor Bautista López, quien por cierto tiene secuestrado al PRD en ese municipio.
Sus patrones se heredan los cargos, Víctor Bautista, el otro cacique, fue señalado por improductivo y dormilón cuando fue diputado en San Lázaro.
Con escasa y pésima carrera política quiere ser gobernador del Estado de México y, además imponer el modelo caciquil del que forma parte.
Ya se ve con sus patrones los Bautista López, sembrando palmeras en alguna calle principal de Toluca, como lo hizo en Nezahualcóyotl, regalando dádivas, solapando al crimen organizado y viendo como duermen sus protectores en los mullidos sillones del palacio de gobierno.
