En las Nubes

La Biblia (dos y fin)

La Biblia (dos y fin)
Entretenimiento
Mayo 10, 2017 14:22 hrs.
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Carlos Ravelo Galindo › diarioalmomento.com

Don Fernando Calderón añade que el Cantar de los Cantares se atribuye al rey Salomón. Su contenido se refiere a un amor pastoril idealizado entre esposos. Su forma es un drama y ocurre en el Palacio de Jerusalén. Coincidimos en que el libro de Job es un poema dramático en el cual él y sus amigos dialogan acerca del dolor y la adversidad que afligen al hombre justo. El prólogo y el epilogo están escritos en prosa, en tanto que el cuerpo del poema lo está en verso y sobresale la descripción del caballo marcial. Los Proverbios, el Eclesiastés y la Sabiduría son atribuidos a Salomón, en tanto que el Eclesiástico lo es a Jesús hijo de Sirac. Los libros proféticos fueron escritos por los profetas mayores y menores. Los mayores son Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel (a su discípulo Baruch se le estudia junto con él). Los profetas menores son Oseas, Joel, Amos, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías. Se considera que los libros proféticos son el fenómeno más original de la literatura hebrea y en el aspecto literario quizá sea lo más notable. Al hacer sus predicciones mesiánicas y lanzar sus amonestaciones contra el pueblo pecador, lo que querían los profetas era prepararlos para la venida del único hijo de Dios que sería su salvador al dar su vida por el género humano. Isaías (siglo VIII antes de Cristo) es llamado el profeta de las postrimerías porque se refiere a las cosas últimas de Israel y del Mundo. Entre sus vaticinios están fundamentalmente el nacimiento del Niño divino y la muerte del Hombre-Dios. Jeremías (siglo VII antes de Cristo) fue el profeta que anunció a Judá su ruina. Sus elegías, conocidas como las Lamentaciones, son las mejores que ha conocido el mundo de las letras. Su discípulo Baruch hizo conocer las profecías de su maestro cuando éste fue encarcelado. Ezequiel y Daniel (siglo VI antes de Cristo) fueron llevados al cautiverio de Babilonia. Ezequiel predijo la restauración y gloria de Israel en la segunda venida del Mesías. Daniel fue educado en la corte de Nabucodonosor. Escribió una obra dolorosa: El Cántico de los Tres Jóvenes en el Horno de Babilonia. El Nuevo Testamento establece una nueva alianza entre Dios y la humanidad, hombres y mujeres. Es la segunda de las dos partes en que está dividida la Biblia que comprende, dijimos, 27 libros. El nombre Nuevo Testamento se debe a que, a través de Cristo se establece la nueva alianza entre Dios y los hombres. Según la religión cristiana, el Nuevo Testamento viene a ser como una realización del Antiguo. A éste se le considera como una preparación y profecía de aquel. Su contenido gira alrededor de la vida de Cristo, sus enseñanzas y la primera difusión de estas. Jesús no dejó nada escrito. La información acerca de su vida y su obra proviene de sus seguidores inmediatos: los apóstoles y sus discípulos. La lengua en que está escrito es la koiné, o sea griego común de esa época (siglo I). No tiene los refinamientos del griego clásico, pero conocido por toda la gente del Imperio Romano. Los 27 libros que conforman el Nuevo Testamento se clasifican en históricos (cinco), didácticos (21) y proféticos (1). Los primeros cuatro libros históricos son nada menos que los Evangelios (la buena nueva). Los Evangelios fueron escritos separadamente por San Mateo en el año 40, San Marcos en el 50, San Lucas en el 60 y San Juan en el 70. Los cuatro autores, llamados los hagiógrafos, se ocupan del nacimiento, enseñanzas, milagros, muerte y resurrección de Cristo. Es extraordinario el hecho de que las cuatro narraciones se complementan y no se contradicen. Tal parece como si las hubiera escrito un solo autor. El quinto libro histórico, Los Hechos de los Apóstoles, se debe a San Lucas y es la narración de la obra de los inmediatos sucesores de Cristo al difundir la buena nueva. Los libros didácticos son 21 cartas, catorce de las cuales son de San Pablo y las otras siete, que se llaman católicas, son de otros apóstoles. Todas las cartas contienen exposiciones doctrinales y recomendaciones de observancia. De las catorce epístolas de San Pablo, diez están dirigidas a siete iglesias particulares, como la de Roma, la de Corinto, la de Tesalónica, etcétera. Las otras cuatro a tres personas; Timoteo, Tito y Filemón. Libro profético es uno solo. Al leerlo, queda uno anonadado y taciturno, ya que su profecía es dramática y tiene que ver con las visiones que tuvo el apóstol San Juan con la segunda venida del Mesías y al parecer con el fin del mundo drásticamente. Y la aparición de la bestia marcada con el número 666. En verdad, el desasosiego al leerla es inmenso y dramático y lleva a una tristeza inaudita. Es nada menos que el Apocalipsis y el cabalgar horroroso de sus cuatros jinetes en preciosos caballos de distinto color, negro, blanco, verde y rojo según lo que hace cada uno y que producen un ruido ensordecedor y siegan vidas. Sin embargo, no todo son malas noticias. La Biblia, así escrita, las disipa y guía a los creyentes, todos, a una vida digna. Recta, decente, diáfana. Pero sobre todo de fe. Y de enseñanza.
craveloygalindo@gmail.com

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