Postigo
José García Sánchez
Cuando la sociedad de la capital del país estaba sorprendida ante el retroceso que implican las postura del candidato del PRI a la gubernatura de la capital. Cuando sus propuestas rayaban en conjuros medievales y sus afirmaciones simulaban sanciones inquisitoriales, surge de la izquierda alguien toda vía más vetusto y autoritario: Paco Ignacio Taibo II.
En días pasado en un alarde de ortodoxia stalinista habló de expropiar a los empresarios que se opinión a la política de Morena, específicamente de Andrés Manuel López Obrador, en una vuelta al pasado de casi 100 años, el escritor de novela policiaca, dejó ir la lengua sin antes consultar el cerebro y lo único que provoca es la idea de expropiarle su feudo cultural y ponerlo en manos de quien en realidad sepa de arte y cultura.
Un personaje que ha hecho mucho daño a la cultura en la Ciudad de México en lugar de darle el lugar que debería tener ante la capacidad creativa de sus habitantes. Creó en la promoción y difusión del arte una camarilla que deben sólo coincidir con sus conceptos personales sobre el tema sino ser su ferviente admirador.
Lo más vetusto de la izquierda mexicana los representa Paco Ignacio Taibo II, un hombre que no permite críticas, carece de autocríticas y que considera que su imagen es impoluta y que todo lo que es brillante.
Desde su trono decidía el sólo premios de novela, concursos de cuento, designaciones de especialistas y hasta concursos culturales
La fuerza de López Obrador no está blindada ante miembros de su equipo que consideren que la izquierda trasnochada no sólo debe quedar atrás sino que hay que combatirla desde la propia izquierda. Taibo hace gala de todo lo contrario, ante su imperturbable anacronismo, advirtió púbicamente un disparate que de inmediato López Obrador debió corregir y trató de enmendar.
Con casi un siglo de atraso esta amenaza se convierte en un acto que recuerda las purgas de José Stalin que se da la mano con el fascismo de Mussolini y el autoritarismo nazi de Hitler. Lo más grave es que esta aseveración provenga de la cultura del equipo de López obrador, quien debió darse cuenta de cómo es Paco Ignacio. No es una personalidad que esconda su manera de pensar.
El proyecto cultural que tiene para la Ciudad de México, en caso de ganar la gubernatura Claudia Sheinbaum, consiste en multiplicar una serie de sitios donde se promueve sólo un tipo de cultura. Con el pretexto de democratizar esta actividad pueden apreciarse muchos ’actos culturales’ con un mínimo o nada calidad. Pero antes de r más selectivo y rigurosos en la selección de los eventos que organiza quiere multiplicar estos ejemplos a lo largo y ancho de toda la ciudad.
Un hombre de casi 70 años todavía evalúa la calidad del arte a partir de las coincidencias ideológicas y no de un proyecto innovador y creativo que hay muchos en la ciudad de México, pero por no coincidir en la postura personal con la izquierda que defiende, simplemente no tienen cabida en los espacios culturales de la Ciudad de México.
Lo vetusto no tiene su origen en la edad de las personas sino en la manera que se conducen desde hace muchos años sin actualizar sus ideas ni renovar sus conceptos. Sin darse cuenta de lo nuevo y calificar lo novedoso como desperdicio del imperialismo. La propuesta, disfrazada de amenaza sobre la expropiación de empresas que no estuvieran de acuerdo con la candidatura de López obrador viene a demostrar que todavía hay expresiones de una izquierda inoperante en movimiento que pugnan por la renovación.
Paco Ignacio Taibo II en lugar de promover el arte en la ciudad de México, retrasa sus expresiones y desplaza la calidad en nombre del proselitismo.
