La crisis por la basura, anula a MAL

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La crisis de la basura en Chilpancingo no la puede resolver un gobernador, pero sí abonó a su solución ante la apatía y un sobrado desinterés del alcalde Marco Antonio Leyva Mena, de crear salidas y soluciones tangibles.
Es imperdonable que durante meses un asunto de urgente resolución no tuvo respuesta en la agenda del presidente Leyva. Echado en la hamaca, condescendiente, a la espera del apoyo de su amigo el gobernador, el primer edil capitalino ha sido pendular en su comportamiento frente a las grandes carencias que sufre la capital.
La crisis de la basura se pudo evitar, con tiempo y dedicación a socializar las bondades de una celda sanitaria o relleno con los alcaldes vecinos de Zumpango y Tixtla, pero no fue así. Hubo actitudes soberbias, altaneras y los resultados ahí están.
Esperar a que el gobernador entrara al quite, era la apuesta de Leyva. Mientras tanto, en la ciudad los servicios públicos permanecen abandonados, colonias en tinieblas, agentes de Tránsito dedicados a las infracciones y no a resolver el tráfico en ’cuellos de botella’, una nómina de cuates y ausencia del principio de autoridad, en resumen.
Si en las próximas 48 horas no se logra conjurar esta crisis, se duda mucho la permanencia de un alcalde que no resuelve, ni tampoco muestra actitud de llegar a puntos de acuerdos. Está enojado, busca fantasmas de amarillo, duendes del sol azteca, seres mitológicos a quienes confrontar con frases hirientes y culparlos de su desastrosa administración edilicia.
Marco Leyva se quedó en el tranvía del deseo, aquel que lo llevaba hasta donde su condición de alcalde le pedía a gritos gobernar a los chilpancingueños como fuese, sin escatimar nada. Se le cumplió y lo montaron en hombros de una señora llamada soberbia, prima hermana de altanería. Se dejó cercar por viejos zorros de presa, lampareados en cuestiones nada honestas y de corrupción. El canto de los aviadores lo sedujo y mostró su lado oscuro vulnerable, una pesada flojera.
El gobernador Astudillo ya mostró su disposición y colaboró en la operatividad política y una lana para convencer de que la basura debe tener un fin pactado, donde se cuide el medio ambiente y genere armonía. Pero pareciera que lo avanzado y alcanzado en acuerdos, se echó por la borda con actitudes intolerantes, soberbias y déspotas. ¿Y qué hacer ante un indolente e insensible munícipe?
El zócalo ya es una ’expo-basura 2017’ y no tardarán 48 horas en vaciar miles de toneladas en el pórtico del Ayuntamiento. La crisis tiende a agudizarse, lejos de distenderse. Nadie del equipo de Leyva Mena parece ser solidario, ni siquiera hacen el intento los muy hipócritas.
¿Cuál es la solución? Si son políticos profesionales, con experiencia, talento, capacidad, es insólito que no haya opciones. La duda carcome sobre el talento y capacidad del alcalde, como primera autoridad. Es un personaje afable, cordial, lisonjero, pero no-o-pe-ra.
En 40 años no se había visto el tamaño de una crisis por la basura. El cerco sanitario que se pretende hacer es un mejoralito a la infección de gobernabilidad que padece Chilpancingo.
No hace mucho, un ingeniero talentoso Don Manuel del Valle García propuso el Salto Valadez como una zona apta para el desarrollo de un relleno sanitario, con represas para los líquidos y celdas que puedan aprovecharse para espacios deportivos en canchas de futbol y unidades deportivas. Lo tiraron de loco.
Y es que la miopía es casi ceguera, progresiva e incurable.
Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.