Concatenaciones
Fernando Irala
Hacía más de tres años que las huestes del Partido de la Revolución Democrática no salían a manifestarse por algún motivo en las calles de la ciudad de México.
La verdad, no se había notado. En una urbe en donde prácticamente no pasa un día sin que haya una movilización callejera, y con frecuencia en una jornada se presentan tres, cuatro o más protestas distintas, la continencia de la ’izquierda responsable’ había pasado francamente inadvertida.
Y es que aunque el PRD gobierna la capital de la República desde hace casi veinte años, sus seguidores tardaron mucho tiempo en darse cuenta de lo absurdo de querer estar en misa y andar en las procesiones. Incluso llegó a darse el caso de funcionarios del gobierno encabezando marchas para protestar por lo que les parece mal en la ciudad y en el mundo.
Sin embargo ahora sí, no pudieron contenerse. La causa no era para menos. Resulta que en el recorte anunciado del Presupuesto para el próximo ejercicio fiscal, a los estados gobernados por el partido de negro y amarillo se les afecta. No son los únicos, por supuesto. Pero el resto de la población parece no tener importancia para ellos. Lo que les preocupa es que el flujo de recursos no mengüe a los gobiernos que ellos controlan.
La manifestación perredista hace recordar la frase que hace más de medio siglo hiciera célebre César Garizurieta, político priísta apodado ’el Tlacuache’, quien decía que ’vivir fuera del presupuesto es vivir en el error’.
En los días del ’Tlacuache’ la izquierda era clandestina, pobre y perseguida. En los tiempos que corren ha aprendido a vivir del presupuesto y a defenderlo con las uñas y hasta con marchas.
Alejandra Barrales sabe que aunque el Ejecutivo haya hecho una propuesta que no le gusta, la decisión final está en manos de la Cámara de Diputados. Pero decidió hacer su marcha del Ángel a Los Pinos.
La estrategia no es coherente. Pero pedir coherencia a los políticos en estas épocas tal vez es pedir demasiado.
