Pues digan lo que digan los voceros oficiales y oficiosos y algunos “paleros”, este año y los que restan del sexenio el país seguirá sumido en la mediocridad: mediocre crecimiento económico, mediocre creación de empleos, mediocres resultados en el combate a la pobreza y en reducción de la brecha de la desigualdad, en fin, mediocres en todo, bueno en casi todo. Aunque si hacen las cosas bien, probablemente en la siguiente administración no se empiecen a ver mejores resultados en los rubros mencionados.
Esta percepción, visión, pronóstico… o como quiera llamársele (de que la mediocridad seguirá siendo la característica principal del país), parece confirmarla la mismísima secretaría de Hacienda y Crédito Público en su tradicional informe semanal, en donde detalla el impacto que tendrá cada las principales reformas estructurales “transformadoras”, que aprobó el Congreso de la Unión en 2013.
La reforma de Telecomunicaciones, Radiodifusión y Competencia Económica que pretende democratizar la productividad y elevar la calidad de vida de todos los mexicanos (Hacienda dixit), busca generar una mayor participación de oferentes y promover la modernización en estos sectores. Mediante el fortalecimiento del marco institucional, una mayor cobertura en infraestructura, la promoción de la competencia, la implementación de una Política de Inclusión Digital Universal y una Agenda Digital Nacional, el sector podrá ofrecer mejores precios, a fin de hacer que las telecomunicaciones sean accesibles para todos los niveles socioeconómicos, con tarifas competitivas a nivel internacional.
También se establece la Comisión Federal de Competencia Económica como un órgano autónomo para prevenir, investigar y combatir prácticas que afecten el funcionamiento eficiente de los mercados. Además, se crean tribunales especializados en materia de competencia económica para asegurar los derechos de los actores económicos y se fortalecen las instituciones encargadas de la protección del consumidor.
Así, la Reforma en materia de telecomunicaciones y radiodifusión asegura cobertura universal, para que los servicios de televisión, radio, telefonía y datos lleguen a todo el país y en consecuencia los mexicanos puedan acceder a servicios más rápidos y confiables, así como a una mayor diversidad de contenidos. De esta forma, se fortalecen los derechos fundamentales a la libertad de expresión y de acceso a la información. Debido a estas características, se estima que las reforma impactará el crecimiento en promedio en +0.3% entre 2015 y 2018, reflejando un aumento en la penetración de líneas de telefonía fija, telefonía móvil, internet y banda ancha en México con el fin de llevarla a los niveles observados en otros países desarrollados.
Por su parte, la Reforma en Competencia busca prevenir, investigar y combatir prácticas monopólicas y aquellas que afectan el funcionamiento eficiente de los mercados e imponen barreras a las inversiones, con lo cual será posible acceder a productos y servicios a precios competitivos y de calidad.
La Reforma Hacendaria busca crear un México más próspero, incluyente y más equitativo. Para ello, la reforma introduce nuevos procedimientos simplificados que estimulan la incorporación a la formalidad de nuevos emprendedores o negocios informales que ya existen, el cumplimiento de obligaciones tributarias, además de fijar un esquema contributivo más equitativo, donde pagan más quienes ganan más.
En el tema de los informales, los especialistas consideran que no bastan los “procedimientos simplificados” para que una buena cantidad de informales que existen el país (hay quienes dicen que son 14 millones y otros que casi 30 millones) pague religiosamente sus obligaciones tributarias. Dicen que vivir en la informalidad es “vivir en el mejor de los mundos” porque el fisco no los acecha. En cuanto a que van a pagar más quienes ganen más, no hay discusión.
Hacienda estima que en conjunto, entre 2015 y 2018 la reforma fiscal aumentará el crecimiento económico en 0.2% en promedio.
El propósito de la Reforma Financiera es fomentar una mayor competencia entre los proveedores de servicios financieros. A diferencia del 2012, cuando el financiamiento interno al sector privado fue de 25.7% del PIB (Producto Interno Bruto), la reforma financiera buscará que México alcance en 2018 cifras de 40% del PIB, generando mayores posibilidades de consumo e inversión en la economía, con lo cual se espera que aumente el crecimiento en 0.4% entre 2015 y 2018.
La llamada “banca del subdesarrollo” será un factor relevante para alcanzar este bello sueño, afirman los voceros oficiales y oficiosos. Sin embargo, los escépticos afirman que los directores de Banobras, Bancomext y Bansefi están utilizando el banco para “su promoción política”; además, agregan, la banca no es su fuerte.
La Reforma energética, según la versión oficial, hará posible obtener insumos más baratos para la producción de energía, promoviendo la creación de nuevos empleos e incrementando la productividad a lo largo de la cadena de valor. Además de atraer inversión al sector, la reforma impulsará el desarrollo con responsabilidad social y protegiendo al medio ambiente, buscando reducir los riesgos financieros, geológicos y ambientales en las actividades de exploración y extracción de petróleo y gas. Con esta reforma se moderniza y fortalece a Pemex y a la Comisión Federal de Electricidad como empresas productivas del Estado 100% mexicanas, mientras se mantiene la propiedad de la Nación sobre los hidrocarburos que se encuentran en el subsuelo. También, se logrará un manejo responsable de los beneficios por la extracción presente de hidrocarburos a futuras generaciones mediante la creación del Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización y el Desarrollo, el cual fortalece el ahorro de largo plazo. Además, con él se asegura la disciplina fiscal del Gobierno y se acota puntualmente la dependencia de las finanzas públicas a los ingresos petroleros.
Buenos propósitos, buenos propósitos, afirman los escépticos. Sin embargo, será hasta el 2018, según Hacienda, cuando la reforma energética contribuya con un crecimiento adicional de 1% hacia el 2018.
¿Y mientras que vamos a hacer Apá? Pues esperar pacientemente a que los bellos sueños que plantean las reformas “transformadoras” se hagan realidad. Sobra decir que millones de mexicanos no podrán ver el “Nuevo México”. ¡Cómo de que no¡ Responden los funcionarios del gobierno, si ese “Nuevo México” ya empezó en 2014. ¡Ah chi… ni cuenta nos dimos!
Responden los jodidos
