Postigo
José García Sánchez
La corrupción en los gobiernos del PRD fue el principal factor de su decadencia en las urnas.
Pero en lugar de que las tribus y sus jefes pusieran un alto a los excesos de sus subordinados, los dirigentes, líderes, delegados, etc. Entraron también en el juego de la corrupción, donde llegaron para quedarse.
Lo sucedido en el intento de cierre de una taquería del sur de la ciudad es una muestra más de cómo el jefe de gobierno, Miguel ángel mancera, permite este tipo de excesos, que si no los conoce habla de un mal gobernante de la ciudad de México, y si los conoce, también.
El Instituto de Verificación Administrativa de la Ciudad de México, trabaja la extorsión diariamente, lo cual no desconoce su titular, Meyer Klip Gervitz, a quien debería aplicársele una auditoría en sus gastos personales, para poder darse cuenta que tiene otros ingresos que no provienen de dar cursos anticorrupción precisamente.
El intento fallido del cierre de una de las taquerías más famosas de la ciudad de México debe servir para revisar de manera estricta toda la estructura que el PRD ha impuesto para beneficio de las familias gobernantes de la capital.
El PRD se convirtió en una entidad de gobierno para practicar la corrupción y no para servir a la población, motivo por el cual quiere conservar los espacios electorales, para que sus vicios no puedan llegar a convertirse en condenas penales y sentencias prolongadas contra militantes con nombre y apellido.
La estrecha relación entre el PRD y la corrupción tuvo su máximo esplendor cuando el dirigente de ese partido se prestó a la mascarada de la firma del pacto por México, donde el gobierno federal esterilizó a la oposición partidista con miras a que se aprobara, a través de canonjías y propinas, las reformas estructurales que han mostrado el efecto dañino que le proporcionan al país.
Para nadie era un secreto que dichas reformas significarían para la economía de los mexicanos. Hasta el más ingenuo militante del PRD conocía las repercusiones de la firma de dicho pacto, sin embargo, lo firmó su dirigente a pocos días de haber tomado posesión el actual presidente de la República, Enrique Peña Nieto.
Así, los funcionarios del PRD se dedicaron a fortalecer sus finanzas personales a través de sus puestos en las delegaciones se pedían a los proveedores hasta el 20 por ciento del valor de la factura, las constructoras ya no quieren trabajar con las delegaciones perredistas por este tipo de abusos y la corrupción se absorbía desde las estructuras de ese partido, como esponja al agua.
Si el jefe de gobierno le interesa continuar su carrera política debe actuar de inmediato tomando como esquema de acción lo sucedido en la taquería El Borrego Viudo, hacer una limpia antes de que la imagen de sus subordinados le impidan no sólo llegar a ser candidato sino seguir viviendo del erario.
Las dependencias del gobierno capitalino están llenas de personas que piden para el refresco, para poder ’moverse’, para darle al jefe, para los pasajes. Todo trámite requiere de un dinero adicional sobre todo desde la llegada de Miguel Ángel Mancera, quien preocupado por llegar a ser presidente de México descuidó su responsabilidad inmediata y por la que gana su excesivo salario.
