Postigo
José García Sánchez
Ante la imposibilidad de declarar derrotada la reforma educativa en una guerra desigual donde hubo un cúmulo de desastres, —como en cualquier guerra civil o entre países, muertos heridos, desaparecidos, prisioneros, viudas, huérfanos, tragedia— el gobierno no puede registrar en sus anales una victoria del enemigo.
Porque para la actual administración pública el maestro y el estudiante es el enemigo a vencer. Cuando uno desconoce algo puede prescindir de ello, cuando lo entiende
La reforma educativa fue planteada desde que era un proyecto, con una falta de respeto sin precedente para los profesores, que en lugar de ser protagonistas del cambio en la enseñanza se convirtieron en víctimas.
Posteriormente la reforma educativa confiesa un cambio de normatividad en la estructura laboral de la Secretaría de Educación Pública, convirtiendo lo que pudo ser proyecto nacional en una limitada medida administrativa, de la cual se mantenía al margen toda institución de enseñanza que no dependiera de la SEP.
La educación para la actual administración y los líderes de los diferentes partidos políticos se reducía a la primaria, la secundaria y sus mentores. Y así se simplificaba a una fórmula mínima: la evaluación magisterial.
Una evaluación sin capacitación previa, pero sobre todo con una visión de egresado de una universidad extranjera, y, por si fuera poco, sin la adecuación pedagógica a un país multicultural. La medicación que plantea la reforma educativa fue hecha como un pliego petitorio que apela a la cultura general de los profesores. A los burócratas de la SEP les costaba mucho trabajo y sobre todo entendimiento para percibir las diferentes culturas que dan origen al actual país en el que vivimos.
Ante esta circunstancia se aplican exámenes sin ton ni son, con un mismo rasero y poco conocimiento de las diferentes regiones y sus respectivas culturas. Por sui fuera poco para que el profesor se convirtiera en un profesor de calidad la exigencia de documentos que acreditaran su vigencia como mentores, obligaron a muchos a abandonar el empleo, porque la SEP todavía no se ha dado cuenta que la Revolución Mexicana no ha terminado en muchos espacios del país.
Así, a la protesta de los profesores afectados por una reforma que nunca consultó a los agraviados, siguió métodos represivos y no pedagógicos para convencer a los profesores que se evaluaran. No había proyecto de reforma educativa, sólo una evaluación que serviría para depurar la nómina de la SEP, ante su propia imposibilidad de contar con un padrón confiable de número de maestros con los que cuenta, porque la nómina de esa institución no puede siquiera arrojar luz ni siquiera aproximada sobre este dato.
Pero como esta administración pública sólo cubre sus errores con disculpas el recorte del presupuesto termina por cancelar la reforma educativa a través de la asfixia que impone un presupuesto, repercusión de una crisis económica que se veía llegar desde el inicio del actual sexenio.
En al menos 19 de 23 programas educativos para la atención de niños y adolescentes, la mayoría vinculados a la reforma educativa, el gobierno federal propone recortes presupuestales a partir de 2017.
La caída de recursos afectará principalmente los fondos destinados a mejorar las condiciones físicas y de equipamiento de las escuelas, así como para fortalecer su autonomía de gestión; la capacitación de docentes, el fortalecimiento de la calidad educativa y las acciones de inclusión y equidad en el sector.
Ante este severo castigo a la educación, el gobierno federal da por concluida la lucha por una reforma educativa que no pasó de ser una ocurrencia y sería cómica si o hubiera sido porque a su paso sembró terror para intentar imponerla. En el camino hubo una guerra, que todos prefieren llamarle enfrentamiento, rebeldía, pero el nombre más aproximado a la verdad es represión.
La reforma educativa, en la antigua Atenas, como sucedía con los recién nacidos defectuosos, que eran arrojados desde la cima del monte Taigeto, al sur de Grecia, por los notorios defectos físicos y problemas genéticos con los que nació. Era mejor desbarrancarla que dar a conocer un fenómeno que produjeron sus creadores, por recomendación de la OCDE.
