’Mujer, quedas libre de tu enfermedad’.


Presencia, mirada, compasión y ternura, palabra liberadora

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’Mujer, quedas libre de tu enfermedad’.
Religión
Octubre 24, 2021 21:28 hrs.
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La Palabra de Dios

Lunes 25 octubre 2021

Primera Lectura
Rom 8, 12-17
Hermanos: Nosotros no estamos sujetos al desorden egoísta del hombre, para hacer de ese desorden nuestra regla de conducta. Pues si ustedes viven de ese modo, ciertamente serán destruidos. Por el contrario, si con la ayuda del Espíritu destruyen sus malas acciones, entonces vivirán.

Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. No han recibido ustedes un espíritu de esclavos, que los haga temer de nuevo, sino un espíritu de hijos, en virtud del cual podemos llamar Padre a Dios.

El mismo Espíritu Santo, a una con nuestro propio espíritu, da testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos también herederos de Dios y coherederos con Cristo, puesto que sufrimos con él para ser glorificados junto con él.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial
Salmo 67, 2 y 4. 6-7ab. 20-21
R. Bendito sea el Señor, que nos salve.
Cuando el Señor actúa,
sus enemigos se dispersan
y huyen ante su faz los que lo odian.
Ante el Señor, su Dios,
gocen los justos y salten de alegría.
R. Bendito sea el Señor, que nos salve.
Porque el Señor, desde su templo santo.
a huérfanos y viudas da su auxilio;
él fue quien dio a los desvalidos casa,
libertad y riqueza a los cautivos.
R. Bendito sea el Señor, que nos salve.
Bendito sea el Señor, día tras día,
que nos lleve en sus alas y nos salve.
Nuestro Dios es un Dios de salvación,
porque puede librarnos de la muerte.
R. Bendito sea el Señor, que nos salve.

Aclamación antes del Evangelio
Cfr Jn 17, 17
R. Aleluya, aleluya.
Tu palabra, Señor, es la verdad;
santifícanos en la verdad.
R. Aleluya.

Evangelio
Lc 13, 10-17
Un sábado, estaba Jesús enseñando en una sinagoga. Había ahí una mujer que llevaba dieciocho años enferma por causa de un espíritu malo. Estaba encorvada y no podía enderezarse. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: ’Mujer, quedas libre de tu enfermedad’. Le impuso las manos y, al instante, la mujer se enderezó y empezó a alabar a Dios.

Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiera hecho una curación en sábado, le dijo a la gente: ’Hay seis días de la semana en que se puede trabajar; vengan, pues, durante esos días a que los curen y no el sábado’.

Entonces el Señor dijo: ’¡Hipócritas! ¿Acaso no desata cada uno de ustedes su buey o su burro del pesebre para llevarlo a abrevar, aunque sea sábado? Y a esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo atada durante dieciocho años, ¿no era bueno desatarla de esa atadura, aun en día de sábado?’

Cuando Jesús dijo esto, sus enemigos quedaron en vergüenza; en cambio, la gente se alegraba de todas las maravillas que él hacía.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús


Reflexión del Evangelio de hoy

Es habitual en San Pablo la contraposición entre carne y espíritu. La carne como lo que hay en el hombre de pecaminoso, el hombre entero en cuanto se aparta de Dios, y espíritu, no solamente el alma sino el hombre entero en cuanto que animado por Dios.

Pablo que advierte de estas dos fuerzas existentes en el ser humano, anima a los cristianos de su comunidad a dejarse conducir por Dios.’ que Dios habite por la fe en vuestros corazones ’(Ef 3,17), a dejarnos guiar por Él.

Que esa realidad espiritual que hay en nosotros vaya conformando nuestra vida. Sabernos hijos, sentirnos habitados por su Espíritu que nos impulsará a exclamar ¡Abba, Padre! Es una maravillosa experiencia, un gran regalo de nuestro Padre Dios.

La fuerza de la rutina o la mirada contemplativa
De camino hacia Jerusalén Jesús acude a la sinagoga, lugar de oración y de estudio de las escrituras. Es sábado.

El centro de atención de este relato es el mismo que atrajo la mirada de Jesús, la mujer encorvada desde hacía 18 años.

Presencia, mirada, compasión y ternura, palabra liberadora
Ella sólo está presente, no pide nada, quizá no se atreva a pedir nada. Jesús la vio, la llamó, se acercó, la tocó y se levantó. Describamos y meditamos despacio estos cuatro momentos.

Jesús la vio. Es la mirada contemplativa que ve con el corazón y se hace cargo de la vida del otro, de su sufrimiento.

Y la llamó ’mujer’ dice algún autor que se aproxima a nuestro vocablo ’señora’ con el que dignifica a quien va dirigido.

Se acercó, le impuso las manos ¡a una mujer! Y de su corazón surgió una palabra liberadora. Quedas libre de tu enfermedad. Se puso derecha y supo agradecer a Dios el milagro obrado en su vida.

¿Hacemos la experiencia de dejarnos mirar por Jesús con nuestra espalda más o menos encorvada? Y escuchemos su voz ’la llamó’, nos llama.

Podemos considerar a esta mujer que nos presenta el texto de Lucas como un símbolo de todas aquellas personas que soportan sobre sus vidas pesos intolerables.

A diario tenemos ocasión de descubrir en la calle, en las noticias, en la familia, ’espaldas curvadas’ que esperan una mirada compasiva, una mano amiga, una palabra que les ayude a ponerse en pie, una oración. La Palabra de hoy nos invita a ello.

¿Problema de legislación?
Jesús cura a la mujer en sábado. No es nueva la discusión con los maestros de la ley. ¿Primacía de la ley o el bien de las personas? Esta cuestión enfrenta a Jesús con los fariseos en varias ocasiones. Su posición es clara. No es el rechazo a la ley ’dad al César lo que es del César’, sino a la primacía de la ley sobre el bien de las personas. Y desbarata las acusaciones de violación de la ley del sábado con unos argumentos traídos de su cotidiano ¿no desatáis cualquiera de vosotros su buey o su burro y lo lleva a abrevar?

En dos palabras expresa Jesús dos valoraciones diferentes según a quien las dirige. ’hipócrita’ actitud que en varias ocasiones refiere a los fariseos o en ellos a todos los que, en nuestra vida, no nos manifestamos con autenticidad y coherencia.

’Y a esta hija de Abrahán’ ¿no había que liberarla en día de sábado? Para todo israelita, era un título noble. Jesús se refiere a ella en la grandeza de su fe humilde y silenciosa. Engrandece a la mujer que, por ser mujer y con una larga enfermedad, tenía escasa consideración entre los suyos.

La respuesta que da Jesús en la sinagoga a los asistentes es la que podría dar también hoy en nuestro entorno. En nuestra sociedad, entre nosotros encontramos personas que se muestras inflexible ante un precepto de la ley aun anteponiéndolo a un mayor bien. Pero también, aun sin caer en el relativismo, las que saben valorar y discernir lo que supone liberar, sanar, ayudar ante una necesidad. Unos entienden el mensaje de Jesús y se alegran de lo que hace, otros se escandalizan.

Agradecemos a Dios una vez más su Palabra que llega hasta nosotros hoy, dejamos que resuene en nuestro corazón. Le pedimos que nos haga conscientes de nuestras ’jorobas’ las mire, ponga su mano sobre nosotros y sintamos la fuerza y el impuso para caminar erguidos, dispuestos a mirar, acompañar con ternura y compasión las dolencias que encontremos en el camino de la vida.

Hna. Mariví Sánchez Urrutia
Congregación de Dominicas de La Anunciata

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