En las Nubes

Nicolás Maquiavelo (Uno de dos)

Nicolás Maquiavelo (Uno de dos)
Entretenimiento
Febrero 02, 2017 15:38 hrs.
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Carlos Ravelo Galindo › diarioalmomento.com

Como están las cosas hay que meditar lo siguiente: si la mentira, la felonía, la crueldad fueron utilizadas en todos los tiempos y por todos los actores mundanos con poder, ¿por qué sus obras no provocaron tan vivas protestas y por qué tuvieron tanto éxito? La respuesta es sencilla: La mentira, la felonía y el crimen han sido empleados en todos los tiempos y hasta la época actual por los hombres que ocupan el poder. Estos como siempre darán una respuesta mágica, para cubrirse: fue por razón de Estado. Aumentos, deterioro, etcétera, como hoy sucede, requiere de una explicación. Eso nos movió e incursionar en la vida de Nicolás Maquiavelo. Hablar de la vida y obra del famoso florentino, requiere cuando menos de dos capítulos. Y más si se platica con don Fernando Calderón Ramírez de Aguilar. Conocedor de parte de su historia, acepta realizar, en unas horas de charla, desde su piscina, una síntesis con su amigo, el suscrito autor de En las Nubes. El eminente ortopedista tarda más en beber un primer trago a su whisky, que empezar su plática. Entra en materia y nos cautiva con su narrativa. Nos dice que los primeros 29 años de la existencia de Nicolás Maquiavelo, constituyen la mitad de la parábola de su existencia.
Vivió 58 años según la expresión de Dante otro brillante florentino, del que no sabe casi nada. Sin embargo, se conocen la fecha de su nacimiento, 3 de mayo de 1469, y algunos datos sobre su familia. Se supone que su infancia y primera juventud las pasó en Florencia en la propiedad de sus padres, en San Casciano in Val di Pesa.
Se sabe que su familia era antigua y de origen señorial. Los Maquiavelo llegaron en el siglo XIII a establecerse en Florencia en el barrio Oltrarno cerca del Ponte Vecchio, donde desempeñaron varios cargos públicos, como el de prior y el de gonfaloniero.
A diferencia de tantas grandes familias florentinas dedicadas al comercio o a la banca, ellos no se enriquecieron.
Bernardo Maquiavelo, padre de Nicolás, jurisconsulto y tesorero de la Marca de Ancona, fue un hombre austero. Su madre, Bartolomea di Stefano Nelli, de familia antigua y arruinada, era mujer de letras y escribía poesías.
Al parecer, los estudios de Nicolás fueron bastante buenos. Aprendió el griego y llegó a ser buen latinista. En el plano de la inteligencia y la cultura, fue producto de una ciudad excepcional. Desde hacía dos siglos Florencia había dado al mundo grandes escritores, innumerables artistas de primera línea, y en la época del Renacimiento, su genio, se manifestaba en todos los dominios.
Durante la juventud de Maquiavelo, la república de Florencia era uno de los seis principales estados de la península. Los otros eran el estado Saboyano- Piamontés, el ducado de Milán, la república de Venecia, el estado Pontificio y el reino de Nápoles.
Había en la península muchos otros estados de menor importancia que, sin embargo, desempeñaban un papel político como la república de Génova, el ducado de Ferrara, el marquesado de Mantua, el ducado de Urbino y las repúblicas de Siena y de Lucca.
En 1469, año del nacimiento de Maquiavelo, el estado Florentino era una república. No una democracia en el sentido que hoy le damos.
Durante largo tiempo las facciones rivales habían dividido la ciudad: gibelinos y güelfos. Blancos y negros, partidarios de los Donati y de los Cerchi, de los Albizzi o de los Ricci.
Los Medici se habían elevado poco a poco. Pusieron su inmensa fortuna al servicio de su ambición y para adular al pueblo en el cual se apoyaban.
Cosme de Medici había engrandecido el prestigio de la familia al dar su protección a los escritores y a los artistas. Su hijo Pedro era enfermizo y pobre de espíritu.
Lorenzo, hijo de Pedro, dotado de una inteligencia superior, supo dirigir con arte los negocios del Estado al mismo tiempo que sus propios asuntos y se ganó el nombre de Magnifico por su habilidad política y su mecenazgo. Lorenzo ejercía un poder casi absoluto, mismo del que no se quejaba la mayoría de la población pues había sabido procurar al estado florentino la paz y la prosperidad.
Durante todas las épocas, la república de Florencia había estado en conflicto continuo con varios nobles y gobernantes de diferentes ciudades de la península, y con países vecinos.
Le era necesario contar con una cancillería para llevar a cabo una multitud de cuidadosas negociaciones para mantener la paz y la estabilidad interna.
Dicha cancillería contaba con un cuerpo diplomático que tenía una eficiencia regular y a veces los tratados no eran del todo satisfactorios lo que provocaba disgusto severo entre la población.
Fue así como surgió dentro de la república un fraile dominico que se entronizó en el púlpito y movió peligrosamente con sus hábiles discursos a la mayoría del pueblo.
Era Girolamo Savonarola, quien organizó las famosas hogueras de vanidad en donde todos los florentinos estaban invitados a arrojar todos sus objetos de lujo y sus cosméticos.
Además de libros que se consideraban licenciosos.
Savonarola predicaba duramente contra el lujo, el lucro, la depravación de los poderosos y la corrupción de la iglesia católica. La búsqueda de gloria y la sodomía. Predicó con severidad contra los Medici y contra el papa Alejandro VI, lo que le valió la excomunión y la introducción de sus obras literarias en el índice de libros prohibidos por la Iglesia. Fue condenado a la hoguera por la Inquisición.
La iglesia católica declinaba y vivía momentos desastrosos. Gobernada por Alejandro VI, el papa Borgia invistió a su hijo, el duque de Gandía, con el ducado de Benevento y con dos señorías, la de Terracina y la de Ponte Corvo.
Por otra parte, le confirió a su hijo menor César de 22 años (ya cardenal), legado pontificio para ir a Nápoles a coronar al rey Federico de Aragón.
A los pocos días moría el duque de Gandía y se inició el encumbramiento político de César Borgia. Siempre se ha sospechado fuertemente que César fue el que asesino a su hermano.
Como gran observador de los acontecimientos de su época, Maquiavelo continuamente aprendía. Le tocó vivir la conspiración de julio de 1497 que organizaron los partidarios de los Medici, así como la ejecución y muerte de los organizadores.
Con todos los acontecimientos vividos, Maquiavelo tomó un gran interés por los negocios públicos y se presentó como candidato al puesto de jefe de la segunda cancillería florentina.
Al vencer a tres oponentes fue nombrado canciller el 19 de junio de 1498. Un mes después, aún con su puesto, el 14 de julio, fue agregado a los diez magistrados encargados de la guerra y de los asuntos exteriores con un sueldo sumamente modesto.
Su nombramiento en estos dos empleos fue renovado constantemente hasta que fue destituido en 1512 cuando cayó el gobierno republicano.
En el siguiente capítulo, y último, más de Maquiavelo.
craveloygalindo@gmail.com

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