Dicen que cuando el techo es de cristal se debe tener cuidado al aventar piedras hacia arriba. Luisa María Calderón, Cocoa, debió escuchar muchas veces ese refrán muy popular en Michoacán, salvo que por ser ella nativa de la ciudad de México no haya tenido la ocasión de oírlo. Su contacto con la tierra de sus mayores ha sido sólo para treparse al carro legislativo.

Cocoa anda feliz por toda la geografía nacional propalando la versión de que los políticos priistas tuvieron gran cercanía con los Templarios, lo que en estos momentos no sólo se está comprobando sino que se investigan los tentáculos de la delincuencia organizada y sus contactos con los hombres del poder, lo que está muy bien, pero pronto veremos la politización de las acusaciones, especialmente cuando se trate de involucrar o destapar a los miembros de una oposición que antes estuvo en el poder.

La hermana del ex presidente Felipe Calderón, perdedora ante Fausto Vallejo en las elecciones para gobernador –quedó tercera, después de Silvano Aureoles— fue nombrada por su partido senadora en un acto inmoral puesto que los votantes en el estado le habían mostrado su rechazo, en un descuido y gracias a la mala actuación de su fraterno, el repudio a la posible continuidad de su familia en el poder.

Los primeros gritos de Cocoa sobre la intervención del narco en las elecciones se escucharon después de conocerse el resultado de las votaciones. Antes, no hubo queja porque la señora, optimista, pensaba que le habían escriturado al estilo Cárdenas la silla principal del Palacio de Gobierno.

Por entonces la voz que se oyó fue la de Servando Gómez Martínez, La Tuta, uno de los creadores de La Familia Michoacana y luego el más importante dirigente de Los Caballeros Templarios. En un video subido a las redes, aseguró que en las elecciones de 2011 “la actual senadora del Partido Acción Nacional, Luisa María Calderón Hinojosa, fue la única persona del ámbito político que se acercó a negociar” con su grupo.

Dos días antes de la elección, afirma la versión publicada por varios medios, Luisa María envió con La Tuta a Francisco Girón del Toro para decirle que “estábamos en los acuerdos y que la señora nos iba a respetar cuando ganara, y que íbamos de la mano porque ella ocupaba el triunfo.

“Me molesté un poco y mandamos a decirle que nosotros no queríamos tratos con nadie, con ningún partido político, y que ganara el que mejor fuera”, dice en su versión grabada el delincuente.

Siempre de acuerdo con la versión difundida por Youtube, el primer contacto con la familia Calderón Hinojosa fue por el secuestro en 2006 de un primo hermano, Alfonso Reyes Hinojosa, hecho en el que intervino Cocoa, que intermedió el pago de 30 millones de pesos. A Alfonso se le volvió a ver, según La Tuta, hasta que Felipe Calderón asumió la Presidencia.

Para avalar sus dichos, el traficante detalla que en las negociaciones para la liberación de Alfonso Reyes participó Carlos Mejía Villaseñor, deudor de los delincuentes organizados por doce millones de dólares que le facilitaron para construir un fraccionamiento. En el momento de la grabación Mejía era testigo protegido del gobierno federal, Luisa María Calderón, dijo, habría intervenido porque tenía una relación “muy íntima” con el sujeto, al que habría que indagar judicialmente, afirma.

El video incluye partes con Servando y Francisco Girón reunidos, así como otras imágenes en las que Luisa María está con el mismo Girón. Techo de cristal, sin duda.